Habían pasado unas horas de lo que Asta le había dicho a Noelle y los pensamientos de la albina no tenían orden. Por muy feliz que esté de lo que le haya dicho Asta, esos pensamientos felices también la lastimaban.
— ¿H-hab-brá sido una declaración? - Se preguntó la albina, colorada sin embargo, la respuesta le dolía. - ¡N-no! Seguramente... a el le guste Mimosa, yo... yo soy tan mala con el y Mimosa es tan buena... aparte no manejo bien mi magia mientras Mimosa la maneja perfectamente... simplemente digo sus errores para ocultar los míos. — Comentó lagrimeando. — Asta siente pena por mí y nada más...
Así siguió la albina, siendo lastimada por sus pensamientos sin nadie ayudarle. Ya era de noche y era momento de la cena, sin embargo Noelle no bajaba. La albina ya estaba medio dormida y no lloraba más. Cuando estaba por quedarse dormida se abre la puerta bruscamente, un albino entró por la puerta y agarró a Noelle como si nada para llevarla a comer junto a los demás.
— ¿¡Q-qué haces bakasta!? — Preguntó Noelle sonroajda al igual que avergonzada ya que Asta por mucho que esté adelante de ella le tenía agarrada la mano.
A Noelle ese agarre de manos le dolía, no físicamente si no mentalmente. El saber que todo era por pena, el saber que el amor no era correspondido la rompía por dentro. Las ganas de llorar estaban presentes pero, las lágrimas no salían. Ni una gota corría de sus ojos, no se contenía el llorar pero ya no caían lágrimas. Al llegar Asta soltó la mano de la chica y caminó pero al ver que la chica se quedó quieta, cabizbaja sin hacer nada se preocupó.
— ¿Noelle? ¿Ocurre algo? — Preguntó el albino algo preocupado.
Sin embargo, la albina se dio media vuelta y se largó. No se fue corriendo ni nada, iba a un paso normal como si no fuera nada. Sin embargo se quedó quieta y habló.
— No tengo hambre, ni piensen venirme a molestarme porque se arrepentirán. — Comentó con su tono de voz serio, amargo y que no demostraba emoción alguna.
Sin embargo, cuando volvió a tomar camino las lágrimas que no salían antes empezaron a salir. La albina se sentía tan incapaz de ser capaz de hacer algo, se sentía tan impotente. Poco a poco su paso se aceleró hasta que empezó a correr mientras más lágrimas caían de sus ojos. Tenía ganas de salir de la base pero el medio de salir sola no le dejaba, quería alejarse de todos por un momento, de librarse de todo estrés y dolor. Se fue a bañarse, cuando el agua caía en su cuerpo mientras se pasaba la esponja con jabón se la pasaba con fuerza, bastante como si tratara de limpiar algo que no se notaba en su piel. El agua aún le ardía un poco ya que no le sanaron todas las heridas, la albina se mordía el labio para no soltar ningún ruido del dolor.
— Por mucho jabón que me pase... me sigo sintiendo sucia y es algo que me acompañará para siempre... — Comentó frustrada la albina mientras que sus lágrimas no se notaban gracias a las gotas que caían de la ducha.
Al salir de bañarse, ya seca y cambiada al salir de su cuarto no se esperaba encontrarse a Vanessa quien la agarró y se la llevó a su cuarto. Al llegar al cuarto de Vanessa las dos entraron sin Noelle entender mucho.
— Escuchame chica, no puedes seguir así ¿De qué te sirve deprimirte? Sí, pasaste un horrible momento pero ya pasó. Dime todo lo que piensas.
— Es que... no importa lo que haga, siempre estoy mal nunca se vuelve más fácil... ¡Pero... tal vez ese es el punto, eso es parte de crecer arruinarlo y aprender de ello eso es sólo la vida. ¿Para qué más es bueno el dolor? — Comentó la albina mientras más lágrimas caían de sus mejillas.
Vanessa quedó perpleja al escuchar todo eso, le impresionaba escuchar eso de parte de Noelle. La albina se paró rápido y corrió a su cuarto. Al llegar, cerró con traba la puerta de su cuarto y se quedó lloriqueando. Sin embargo, no sabía que le estaban espiando.
— ¿Quién se supone qué debo ser? Cuando... ¿Cuándo estaré completa? ¿Cuándo estarán orgullosos de mí? Cada vez es más difícil de ver... — Comentó la albina viéndose al espejo.
Sus compañeros estaban decididos a ayudarle por muy difícil que sea, no dejaran que su compañera se siga deprimiendo. Se escuchaba como lloraba la albina. Pasado el tiempo la albina se quedó dormida. Una semana más y la albina se encontraba muchísimo mejor, andaba de buen humor. Raramente, Mimosa visitaba la base de los Toros Negros. Todos estaban juntos y al ver que llegó Mimosa fue raro para todos.
— ¡Hey, Mimosa! — Comentó Asta con una mano levantada mientras sonreía.
— ¡Asta San! — Comentó feliz la muchacha para tirarse a abrazar al albino sin pena alguna.
La albina se puso celosa al instante, pero ver que el albino correspondía el abrazo le dolía más a la albina. Todos de la base quedaron extrañados por esos dos sin embargo Asta por sus miradas habló.
— Oh chicos no les conté, Mimosa y yo somos novios. — Comentó el albino sonriendo.
La albina se paralizó por unos momentos. Esta se paró rápido y recogió su escoba que estaba al lado de la gran puerta junto a las otras escobas.
— ¡Me olvidé que hoy visitaba a mis hermanos! L-lo siento, adiós... — Comentó para salir corriendo antes de que alguien diga algo. La albina al subirse a su escoba se puso a volar mientras lágrimas caían de sus ojos. — Así terminamos... es momento de decir adiós. — Comentó mientras agarraba con fuerza el palo de la escoba. — Seguiré adelante y llorare... - Las lágrimas no paraban de caer, no sabía porqué le dolía si sabía que eso pasaría.
Se secó los ojos al estar frente el gran portón del castillo Silva e hizo como si nada hubiera pasado. Al llegar saludó a sus hermanos pero se fue rápido a su habitación y no olvidó el cerrar con llave. Se tiró sobre su cama para seguir llorando como antes hacía siempre. En el reino Clover ya estaba anocheciendo y en la sede de los Toros Negros dos chicos tenían una charla.
— Eh, Asta... — Comentó Finral viendo a Asta fijamente.
— ¿Sí Finral Senpai? — Respondió con una pregunta el albino.
— No sabía que te gustaba Mimosa, podía jurar que te gustaba Noelle. — Comentó Finral algo extrañado.
— Oh... — El albino no sabía que decir. — Noelle... Noelle nunca se enamoraría de un plebeyo como yo así que simplemente debo olvidarme de ella...
— Estás hablando en presente Asta, ¿acaso te sigue gustando Noelle?
— N-no... — Comentó medio deprimido el albino.
— ¡Idiota no estás siendo sincero con tus sentimientos! — Comentó molesto Finral. — Por mucho que no uses mucho esa cabecita que tienes, pero hay veces que debes seguir a tú corazón. ¡El Asta que conozco nunca se rinde! ¿Te rendiras ahora? Si sigues así, lastimaras a Mimosa y a Noelle entonces, ¿este es el buen camino?
Asta se quedó pensando y como si una chispa de pensar hubiera aparecido en Asta este se paró sonriendo.
— ¡Gracias Finral Senpai! Ya sé que debo hacer.
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Save Me - 💦 ; Black Clover (Noelle × Asta)
AcakEl sentir que todos tengan las manos sobre tú cuerpo es una sensación agobiante. Necesitas hacer algo, necesitas detenerlos sin embargo no puedes. - Noelle Silva Esta es una historia que relata sobre un secuestro a Noelle Silva. La historia trata so...