Capítulo 96.3

1.8K 157 76
                                    

Al día siguiente, Arthit despertó mucho más temprano de lo normal, así que tuvo la oportunidad de apreciar a Kongpob dormir tan plácidamente. Este había dormido toda la noche con una muy feliz sonrisa en el rostro, tan ilusionado y contento que incluso despertó con el mejor de los humores.

Y cuando abrió los ojos perezosamente, la cama se sentía bastante tibia con el cuerpo de su novio a su lado, quien a pesar de lo sucedido anoche, se sentía muy relajado y a gusto.

—¿Cómo estás? —Preguntó Arthit cuando le vio abrir los ojos. Paso con lentitud sus dedos sobre el labio lastimado de su menor.

Este se sobresaltó un poco al sentir el tacto sobre la zona lastimada, pero después rio levemente.

—Sigue un poco sensible... ¿Cómo estás tú? —Su vista se posó en un moretón producto de los golpes de la noche anterior. —¿Te duele mucho, amor? —Preguntó preocupado.

—No tanto. No te preocupes —se abrazó más al cuerpo de Kongpob y posó la cabeza sobre su pecho. —Yo... Siento mucho gritarte ayer... pero eres muy testarudo.

El más joven subió una mano hacia la cabeza de Arthit, enredando sus dedos en los mechones. También le besó el cabello.

—Ya hablamos sobre eso, amor —intentó tranquilizarle con otro suave beso en el cabello. —Sé que querías protegerme y lo aprecio mucho. De verdad. Yo también quería protegerte... —Susurró eso último, de nuevo sintiéndose muy culpable porque su pareja había salido más herido que él.

—Lo haces... Aunque no precisamente en lo físico... —Arthit a lo largo de su noviazgo había aprendido a sentirse muy orgulloso de quién era y de poder enfrentarse al mundo, siempre acompañado de Kongpob.

El menor lo rodeó con ambos brazos y lo pegó más a su cuerpo, acostándolo sobre él y otorgándole un abrazo posesivo.

—Y... dado que no puedo ser yo quien te bese... —Él recordaba muy bien las palabras de Arthit la noche pasada. —¿Serás tú quien empiece con nuestra sesión de besos matutinos? —Dijo en voz baja con una sonrisa muy traviesa.

Arthit no pudo evitar reír contra el pecho de Kongpob.

—No lo creo, es hora de levantarnos. Debemos desayunar y después ir a otro lugar —con un poco más de ánimo, se levantó muy a su pesar, aunque se le había ocurrido algo mucho mejor que hacer.

—¿Por qué no? —Reprochó Kongpob, algo desanimado, levantándose también para volver a atraparlo entre sus brazos. Él quería su beso de buenos días. —¿Ni siquiera uno chiquito? —Abultó sus labios en su dirección. —Por favor...

Estaban de pie a lado de la cama y Arthit suspiró, derrotado.

—De acuerdo, pero cierra los ojos.

Un poco más alegre, Kongpob cerró sus ojos tal como se le indicó. Esperó pacientemente con sus labios aún abultados y una pequeña sonrisa queriendo asomarse por sus comisuras.

Entonces, Arthit se dio la vuelta para quedar de frente a él y subió sus manos hasta engancharlas a su cuello. Luego se acercó lentamente y Arthit solamente frotó ligeramente sus narices, alejándose después.

Y cuando vio que Kongpob hacía un puchero y estaba a punto de abrir los ojos para reclamar, se acercó rápido a colocar sus labios sobre los de él.

Ese último beso Kongpob no se lo esperaba del todo, pero lo recibió con gusto aunque sólo fueron sus labios tocándose por unos momentos. Se inclinó hacia adelante, no queriendo terminar aquel pequeño contacto. De igual forma, Arthit deslizó las manos por su cuello hasta llegar a sus mejillas donde las sostuvo y así dio otros pequeños besitos más, ganándose así una sonrisita de ahora un bastante más feliz Kongpob, quien los devolvió con bastante cuidado de no lastimarse.

V. FasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora