Capítulo 82 (parte 3)

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Kongpob siguió rápidamente a Arthit fuera del auto y después hacia el interior de su casa.

Una vez dentro, el menor perdió todo su autocontrol y empujó a Arthit contra la puerta principal, chocando sus bocas en un necesitado beso. Había esperado tanto a que llegara ese momento.

Habían sido seis semanas en las que Arthit no tocó a su novio y este no era el momento para decirle que no. Necesitaba sentirlo más cerca para que su corazón se tranquilizara, para sentirse de vuelta en su hogar.

Así que enredó sus dedos en el cabello de Kongpob y lo atrajo más hacia su boca. Su cuerpo lo había extrañado tanto.

Al igual que él, Kongpob sentía muy necesitado de su novio y de sus besos, de sus caricias, de su cuerpo. Todo eso le había hecho tanta falta a él también y ahora lo estaba demostrando. Su corazón latía fuertemente dentro de su pecho conforme profundizaba el beso, enviando sangre a todo su cuerpo incluida su parte baja.

Pronto, Arthit tomó entre sus dedos la camisa de Kongpob y lo pegó más a él. Sentía corrientes eléctricas recorrer su cuerpo entero, aun cuando su menor se separó sólo lo suficiente para tomar un poco de aire y volver a juntar sus bocas.

Sintió como una de las manos de su menor bajó lentamente hasta llegar al cuello de su camisa y después a los botones, los cuales intentó desabrochar con desesperados jalones a la tela. Desesperado, Arthit le ayudó a quitar su camisa más rápido; la tela le quemaba la piel. Y cuando lograron desabotonarla, se la sacó con cierta desesperación. Hacía tanto tiempo que no sentía esa desesperación de unirse al cuerpo de su novio.

De igual forma, Kongpob pasó ambas manos por todo el torso de Arthit, sonriendo contra sus labios al sentir la calidez de su piel. Luego fue más abajo, justo al borde del pantalón el cual desabrochó con una leve risa, pues ya podía sentir la creciente erección de su novio atrapada debajo de su ropa.

A pesar de que el alcohol nublaba algunos de sus sentidos, Kongpob pudo sentir las manos de Arthit paseando por su pecho para abrir su camisa y también escuchar claramente los botones de su esta rebotar por todas partes sobre el suelo al ser abierta tan rudamente. Eso sólo lo excitó más, el saber que su novio estaba tan desesperado como él en tocar su cuerpo.

De esa forma terminó de retirarse la camisa y la dejó caer al suelo con la de Arthit. Después, le enganchó los dedos en las presillas del pantalón y lo jaló para pegar su pecho desnudo con el propio, jadeando al sentir la cálida piel contra la suya.

—Vamos al cuarto... —murmuró Arthit cerca de la boca de su novio. Pasaba lentamente sus manos desde el abdomen de Kongpob yasta su espalda; extrañamente eso le hacía sentir cierta paz.

Kongpob se lanzó por un beso más, uno corto pero juguetón, antes de tomar a Arthit por la mano y arrastrarlo consigo hacia arriba por las escaleras. Su excitación crecía conforme más se acercaban a su recámara, aumentando así como lo hacían sus ya incontrolables deseos de poseer a su novio durante toda la noche.

Ni siquiera se molestaron en cerrar la puerta cuando estuvieron dentro, Kongpob sólo empujó a Arthit para que cayera sobre la cama y llevó sus manos hacia la cintura de su pantalón ya desabrochado para empezar a bajarlo con todo y ropa interior. Siguió tirando de ambas prendas hasta que las retiró por completo, dejándolas luego en el piso de forma descuidada.

Entonces, Kongpob lentamente fue subiendo sus manos por todo el cuerpo de su novio, trepándose a la cama conforme recorría cada zona. Quería reconocer ese cuerpo debajo de él, familiarizarse de nuevo con cada centímetro de éste que tanto había extrañado en su ausencia. En seis semanas pudo haber cambiado un poco, pero seguía siendo el mismo cuerpo que amaba y conocía como el de Arthit.

V. FasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora