Capítulo 100

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Al salir del trabajo el viernes de la siguiente semana, Kongpob se permitió pasar a hacer algunas compras para el evento de esa misma noche. Lo hizo de camino para recoger a Arthit y procuró hacerlo rápido, aunque a decir verdad tenía alguna hora extra disponible pues previamente había pedido la salida temprano de su propio trabajo. Esa noche era una muy especial y quería hacer lo mejor posible para pasarla bien con Arthit.

Así que ahora, con una bolsa de papel llena de cosas en el asiento trasero del auto, Kongpob iba entrando al estacionamiento de Ocean Electric. Distinguió a lo lejos la familiar figura de su pareja, por eso condujo hacia donde este se encontraba y preparó una gran sonrisa para cuando su amado entrara al auto.

Arthit bajó la correa de su portafolio que estaba sobre su hombro mientras veía el auto de su novio acercándose. Con una pequeña sonrisa, abrió la puerta del copiloto y colocó el portafolio en los asientos traseros. Antes de colocarse el cinturón de seguridad, se inclinó un poco para besar a Kongpob.

—¿Qué tal tu día? —preguntó después. Aseguró el cinturón y se acomodó en el asiento para el viaje a casa.

El menor esbozó una gran sonrisa cuando Arthit se alejó de aquel pequeño beso. Estaba tan feliz y emocionado que no podía ocultarlo.

—Mejor ahora que estoy contigo —respondió en voz baja, volviéndose para colocar ambas manos sobre el volante y arrancar el auto fuera del estacionamiento. —¿Qué tal el tuyo?

Como ya era costumbre, durante todo el camino a casa Arthit se mantuvo hablando de su día en el trabajo, que aunque no fuera muy interesante, le gustaba platicarle de todo a su novio, incluso de cuando se acababa la leche rosa en el puesto de su empresa y tenía que salir a buscar otro.

Al llegar a su casa, Arthit tomó sus cosas y bajó del auto, estaba listo para pasar la tarde a lado de Kongpob, quien también sacó sus cosas del asiento trasero junto con aquella bolsa de papel con sus compras, las cuales guardó en la nevera hasta que fuera momento de sacarlas.

—¿Preparo la tina? —Dijo al momento de entrar al vestidor y atrapar a Arthit buscando unos cambios de ropa para ambos. —¿O te desvisto primero? —Con una risita, se acercó a él para colocar sus manos sobre su cadera.

—¡Eeyy! Cuidado con esas manos —le dio unos pequeños y juguetones golpes en las manos —¿Por qué no vas mejor por algo de tomar y lo llevas a la tina? Hoy hace mucho calor —habló mientras rebuscaba en el armario.

Kongpob se apartó riendo, pero obedeció al quitar las manos de su cadera. Las ocupó entonces para desabotonar un poco más su camisa. Era cierto, era un día caluroso.

—Pediré también algo de comer —sacó su celular y abrió la aplicación que usaba normalmente. —¿De tu restaurante favorito? —Sugirió sonriendo.

El mayor se dio la media vuelta y con las prendas en la mano sonrió muy amplio.

—¡¡Sí!! Ya sabes qué pedirme —él se sentía bastante bien y estaba muy contento ese día. Su jefe había platicado con él y le dio una buena noticia. Probablemente le diría a Kongpob cuando estuvieran comiendo.

Kongpob de inmediato hizo el pedido de la comida, todavía sonriéndole a Arthit. Luego se dio la media vuelta para salir del vestidor rumbo a la planta baja. Allí, se encargó de hacer bebidas para ambos antes de subir de nuevo ahora con dirección al cuarto de baño. Además de su vaso de té, traía uno con leche rosa que había hecho con lo último de la botella de jarabe de salacca de la nevera. Se hizo la nota mental de comprar más al día siguiente.

—Amor, hay que quedarnos hasta tarde hoy —dijo cuando le ofreció el vaso con el popote. —Quiero que veamos el eclipse de esta noche —explicó.

V. FasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora