Capítulo 94

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Habían pasado algunos días desde los incidentes en el restaurante y, para el sábado por la noche mientras revisaba sus redes sociales, Arthit se encontró con una etiqueta de la Nong que se habían encontrado en su cena.

Espero que sean muy felices, les deseo lo mejor, siempre serán un ejemplo para mí sobre lo que es el verdadero amor.

Eso decía la publicación acompañada de la foto que les había tomado. A Arthit le pareció un gesto muy lindo, y aunque se había portado muy cortante con ella el día que la vieron, Nong Deina siempre había sido alguien muy amable con ellos, así que le dejó un me encanta y también un comentario agradeciéndole sus buenos deseos y esperando que fuera una buena estudiante. Después, dejó su teléfono cuando vio que Kongpob salía de la ducha, pues ya sólo lo estaba esperando para poder dormir juntos.

Kongpob apagó las luces tan pronto estuvo en la recámara. Luego, esbozando una gran sonrisa, corrió para subirse en la cama y así gatear hasta donde estaba su novio. Se subió sobre su cuerpo y le abrazó muy contento. Le emocionaba mucho que ya hubiera llegado ese fin de semana porque los siguientes días los pasaría todos con Arthit de forma muy especial.

—Me entusiasma mucho el Songkran —murmuró con su rostro oculto en el cuello de su pareja. —¡Tengo grandes planes y graaaandes expectativas!

Arthit le había tomado del cabello y le acariciaba lentamente.

—La verdad... yo estoy un poco un poco nervioso —en esos días iban a ir a visitar a sus respectivas familias y por cada parte eran emociones y sentimientos diferentes. Esperaba que todo estuviera bien en esos días.

Kongpob levantó un poco la cabeza para verle de frente, también llevó una mano hacia su mejilla para acariciarla en un gesto que trató reconfortante.

—Por lo pronto... Mañana limpiaremos la casa —él incluso estaba emocionado por algo tan rutinario, tal vez era porque sería el primer Songkran que comenzaría celebrando en su nuevo hogar y, mejor aún, con Arthit. —Te levantaré temprano, desde ahora te estoy avisando.

En los labios de Arthit apareció un puchero.

—Por favor, no tan temprano, que al menos haya salido el sol —decía eso, pero Arthit sacaría alguno de sus encantos para que se quedarán un poco más en la cama.

—Uhhmm —Kongpob fingió pensarlo un poco, incluso hizo una mueca algo extraña. —No lo sé, tendrás que convencerme...

Arthit pensó mucho sobre cómo convencer a su novio para levantarlo más tarde.

—Pues... si me levanto más tarde, me levanto de mejor humor... y... —pasó sus manos hasta llegar al cuello de Kongpob. —Puedes aprovecharte de eso...

Apenas procesó esas palabras, una sonrisa coqueta apareció en los labios de Kongpob. Acomodó mejor su cuerpo sobre el de Arthit y acercó más sus rostros.

—¿Aprovecharme de eso?... Como... ¿aprovechar para pedirte hacer más cosas? —Vaciló contra sus labios. —Tenemos mucha ropa por lavar, sacudir, aspirar... —Enumeraba.

—Sólo si me despiertas más tarde —Arthit esperaba que como mínimo a las 11 am estuviera despertando, luego se las arreglaría para persuadirlo un poco más.

El otro joven soltó una carcajada, pero asintió varias veces con la cabeza. Le dejó un besito en la barbilla antes de tumbarse a su lado sobre el colchón.

—Si esa es la condición para tenerte todo el día ocupado —le abrazó por la cintura—, entonces me parece bien.

Esa noche, Arthit había ganado solo una batalla y mañana le tocaría otra, pero ya se las arreglaría. Con una pequeña sonrisa abrazó a Kongpob como todas las noches, suspiró junto a su cuello y cerró los ojos.

V. FasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora