Capítulo 27: El teléfono

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Prólogo

—¿Haaah? ¿Maldición?

Irina ahora mismo se encuentra tumbada en mi cama leyendo uno de esos libros de magia. Me pregunto seriamente de dónde los saca, no hay librerías que vendan estas cosas. Aún sigue enfadada por lo de las otras noches. Erika entró en mi cuarto y nos cortó el rollo, no llegamos a hacer nada.

—Sí. Me he estado sintiendo mal últimamente, pero no tengo fiebre ni ningún síntoma. No es ningún virus.

—Vale... voy a ver. Dime, ¿has entablado contacto con alguien sospechoso recientemente?

—Que yo sepa, no.

Bueee... La Irina del futuro, pero no puedo decirle nada, no quiero causar ninguna paradoja. Y tengo que preguntarle a Julia a qué vino todo esto. Aunque ya puedo imaginarme varias cosas. Solo quiero confirmarlas, iré a su casa a hablar en persona... Espera, no sé dónde vive ella.

—Una pregunta, ¿hay alguna manera de romper una maldición?

Con su voz adulta, fue directa al grano.

—No, no la hay. ¿Por qué crees que se llaman maldiciones? Una vez se activan, son el final. Harán su efecto hasta causar la muerte de la víctima, y todas ellas tienen un mismo requisito: hacer contacto físico con la persona a la que quieres eliminar.

Pasando sus cálidas y blancas manos por mi cuerpo, buscaba rastros de la maldición.

—¿En serio no hay ninguna manera de salvarse de una maldición?

—Sí que la hay. Que el que la hizo la desactive, o matar a la persona que la creó.

Puedo ver una especie de humo negro salir de mi mano. Irina lo ha visto y ha agarrado el misma venenoso como si fuera una tira de tela física y la ha quemado.

—Puto gato de mierda. Morí dos veces por ella.

Me dolía bastante la mano. Ese gato negro...

—Alimenté a un gato negro que se me acercó cuando fui a correos esta mañana. Tenía un precioso pañuelo morado y un cascabel plateado colgando del cuello. Es raro ahora que lo pienso que un macho se me acerque. Pero creo que es porque olió las feromonas de Luna.

Irina suspiró.

—Eso no era un gato cualquiera, se trata de uno de los sirvientes de la Bruja de la Noche. No suele usarlo mucho porque tiende a morir espachurrado como sapo en la autopista. La próxima vez que veas a ese gato, mátalo, o déjalo enfrente del restaurante chino Hong Kong y se harán cargo.

Con esa malévola sonrisa y el comentario racista, regresó a la lectura.

—Quiero que sepas una cosa. Los ataques de vampiros en esta ciudad y alrededores han bajado de manera brutal. Kevin y las chicas, junto a las otras facciones, ya han comentado que no es obra suya. Ni siquiera las tres familias tienen idea de quién es. Y sin el apoyo de AURORA, eso es imposible que ocurra. Las tres familias y sus respectivas facciones se han puesto manos a la obra para encontrar a "Natasha" y aliados. Kevin y Agencia, que son la cuarta facción, están colaborando a tope.

—¿Por qué me lo dices? No sé nada, no me importan los vampiros. Ahora que sé que puedo seguir viviendo y estamos cerca de terminar el juego, solo me importa acabar con DRAGON, si es que al Final Boss le da por aparecer.

—Lo que quiero decir, Irina, es que algo o alguien ha expulsado a los vampiros de la ciudad. Ah, ¿puedes viajar en el tiempo?

—...

Me miró en silencio con unos ojos rojos sin brillo, desprovistos de toda vida. Parecen los de un pescado muerto.

—Que yo sepa eso no está en mi repertorio. Además, la magia espacio-temporal es demasiado peligrosa. Puede ocasionar desde paradojas hasta destruir mundos enteros. Y por mundos me refiero a universos enteros, Tomas. Líneas temporales enteras. Si hay ramificación, lo tira TODO, todo el árbol.

NinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora