Capítulo 25: Carta de amor

21 6 0
                                    


Parte 1

—¡Buenos días, Tomas!

—Grrr... ¡¡¿Hoy te da por levantarte temprano?!! Calla, ¿qué hora es?

Antes de que Nina tenga la más mísera oportunidad de responderme, estiro mi brazo con cuidado de no darle a Irina y agarro el despertador. Son las 6:45 AM. ¿Esta es gilipollas?

—Dame una razón para que no te meta un cocotazo, Nina. Tienes 3 segundos. Tres... dos...

—Vale, vale. No estás de humor, lo siento. Solo quería recordarte qué día es mañana.

El pensamiento se me va al cielo, aún tengo el raciocinio nublado por la falta de sueño. Irina y yo nos quedamos hasta tarde viendo anime, y como se emborrachó de nuevo se puso extraña, no paraba de flirtear conmigo.

—¿Qué día es hoy?

—13 de febrero, Tomas. Sé que eres olvidadizo, no olvides comprarle regalos a todas tus novias. A posta, ¿lo habéis hecho? —preguntó ella mientras hacía una cara de felino entrometido.

—¡OBVIO QUE NO, IDIOTA!

—Ok, entonces te recomendaría estudiar un poco para el examen. Te recuerdo que tú mismo me pediste que te despertara antes hoy.

—¿Qué examen? —me pregunté a mí mismo, completamente perdido—. ¿Hay un examen hoy?

—Claro. El de mates.

—Ma-tes... ¡Aaah, me olvidé por completo!

Me levanté de la cama e inmediatamente me senté al escritorio y encendí el PC y la impresora. Mientras esperaba impacientemente a que arrancara por completo el ordenador, Irina gimió, quejándose por la luz blanca del monitor y ocultándose bajo las sábanas.

—Mmmmuy... Aaaaay... —Se movía como una especie de gusano bajo las sábanas, retorciéndose en su crisálida. Era muy gracioso y tierno a la vez, parecía una niña chica—. Tomas... es muy temprano, apaga la luz...

Diciendo eso, agarró mi enorme almohada (la cual pesa bastante, por cierto) y me la arrojó con una sola mano a la cara.

—¡Fuek!

Parte 2

*Ding, dong. Ding, dong*

—Ummm... ¿Quién será a estas horas?

El joven de cabello teñido de rubio se levanta con los ojos pegados. Son las 5 AM. ¿Quién en su sano juicio pegaría a la puerta con tanta insistencia? Los toques el timbre siguen un perfecto ritmo de 16 tiempos. Solo se le viene a la mente a alguien quien tendría tanta bulla tan temprano en la mañana como para aporrear su puerta como si no hubiera un mañana, aunque en este caso lo que estaba aporreando cual teclado de arcade no era su puerta, sino su timbre.

—Ya, ya, que lo vas a quemar... ¡Ya voy!

Bajando las escaleras, el joven se situó en el pasillo de su vivienda, dio dos vueltas a la llave y abrió la puerta. Frente a él, vestida con el uniforme del instituto, una belleza de piel blanca, cabello largo y rubio hasta la cadera y ojos de desigual color, pero que en realidad eran lentillas, siendo ambos ojos de color rojo. Ella era Julia Sánchez, familiar de su mejor amigo de toda la vida Tomás Sánchez, y el vecino de enfrente.

—¿Julia? ¿Sabes qué horas son?

—Kevin... Sniff, sniff. El... el...

—¿El... qué?

Aún somnoliento, el muchacho se fijó solamente en la chica, y no en el aparato que esta sostenía con ambas palmas de las manos extendidas. Había lágrimas asomando en las orillas de sus ojos, y y se esforzaba para que no se le salieran los mocos.

NinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora