Capítulo 30: Batalla por el instituto

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Parte 1

—¿Dónde está? Casi es la hora...

—¿Eh? ¿Ya? Qué rápido se ha pasado el tiempo. Normalmente cuando estás secuestrado este transcurre a paso de Internet Explorer. ¿Puedo echar un vistazo al móvil?

Uno de los vampiros amigos de Matt le enseñó la pantalla de su celular y lo retiró rápidamente.

—Ok... ¿Alguien me trae un bollo? Estamos en el patio, y casi es el recreo. Así que... bueno, ¿quién tiene hambre? Vosotros también sois híbridos, ¿no? ¿No queréis un bocata? En la cafetería hay bollos muy buenos, y café de hostelería.

—Kevin, cierra el pico ya. ¿Quieres que nos maten?

—Venga, Lucia-chan. Tienes hambre tú también, ¿verdad? Además, estar tumbados en el suelo, atadas ambas manos y pies por una cuerda de saltar no es muy sofisticado. Hubiera preferido unas esposas, la verdad.

—¡Que te calles!

—¡Dejad de pelearos, vosotros dos! ¡O seréis los primeros a los que mate!

Kevin estaba tranquilo. Parece que ha sido capturado más veces; eso o en realidad lleva toda la procesión por dentro. Yo estoy igual de cagado que todos. Lucia tiene cara de estreñida, se siente inútil.

—Oye, tú. La vampiresa guapa de ahí. ¿Me puedes desatar y llevarme al baño? Me estoy cagando.

—¡Kevin! —gritó Camila.

—¿Qué? Tengo que ir al baño.

Haciendo caso omiso de ellos dos, me dirigí a Matt.

—Te dije que no iba a venir, Matt. No quieres que muera nadie, es por eso que no haces más que amenazarnos. ¿Por qué no dejas esto? Antes de que hagas una tontería. Si te rindes, solo habrá sido una mala broma de mal gusto. ¿Ok?

—¡Cierra el pico! ¡Tu novia asesinó a mi banda! Solo quedamos nosotros...

—Así que tú eras quien atacaba el hospital... No tienes por qué hacer eso nunca más. Lo sabes, ¿verdad? ¿Por qué no te unes a nosotros, a las tres familias? Podemos protegerte. Han cambiado.

—¡Que te calles, joder! Pienso capturar a Irina y llevarla a Natasha. Así mi deseo se cumplirá.

—La Bruja de la Noche no te va a cumplir ningún deseo. Va a matarnos a todos.

Una chica muy guapa comenzó a olerme de repente.

—¿Qué haces, Mireia?

—Eso quiero saber yo, ¿qué haces?

Erika comenzó a patalear y gritar.

—¡Eeeh! ¡Él es mío! ¡Aléjate de él, zorra!

—Matt, ¿puedo morderlo?

La chica preguntó, y escuché sus tripas rugir.

—¡Por supuesto que no!

—Pero es que tengo hambre...

—Mireia es tu nombre, ¿no? Soy inmune, puedes beber de mi sangre.

Toda la clase estaba armando un alboroto, no quería que fuera mordido por un vampiro. Aunque a mi hermana y Julia les dio igual.

—Mmm... Estás muy bueno.

No pude hacer otra cosa que sonrojarme ante ese comentario.

—Guagh... Qué asco. Ni de coña muerdo yo a un chico... Quédatelo. Sin embargo... Delegada, ¿te importa que hablemos a solas?

NinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora