Capítulo 26: La princesa misteriosa es...

22 7 2
                                    


Prólogo

—¡Por favor, Alba! ¡Te lo pido de corazón, arréglalo!

—Mmm...

Rascándose la cabeza con el dedo, Alba inspeccionaba con la mirada el dispositivo de traslación temporal completamente estripado que Kevin y Julia le habían hecho entrega. Pese a su aspecto de teléfono móvil antiguo, la tecnología que llevaba en sus entrañas no era en absoluto antigua. Estaba fuera del alcance de la actual, y sus circuitos electrónicos eran, de hecho, demasiado avanzados para la época.

—No importa cuántas veces te arrodilles, no sé si lo podré arreglar. No tengo ni la más mínima idea de lo que hace o para qué sirve. Y nunca en mi vida he visto nada igual. Si eso puedo pasar el programa a un teléfono móvil actual, pero el código está roto. ¿Ves esto de aquí?

Alba, retirando los fragmentos, señaló con el dedo anular para que ellos dos la vieran. Era similar a un procesador de datos de alto calibre.

—Esto es lo que contiene toda la memoria del dispositivo, pero el código está roto y no sé repararlo. Sin embargo, lo que sí puedo hacer es sustituirla y hacer el apaño con una placa base de los dispositivos que usamos nosotros para hacer las barreras y aislar las zonas de conflicto. Se parecen mucho.

Alba se sentía un poco más aliviada por alguna razón.

—Es normal. Después de todo, este aparato es una "evolución" del generador de espacios aislados que empleáis vosotros hoy en día que lleváis instalado a modo de app en vuestros teléfonos inteligentes.

Dejando el inservible cachivache sobre el escritorio, Alba le dirigió una mirada de interés y sus labios se movieron solos:

—¿De dónde has sacado esta tecnología tan avanzada? No parece de nuestro mundo.

—¡Información clasificada, je, je~! Lo siento mucho, pero no puedo decírtelo.

—Bueno, no importa. Creo que a lo mejor si doy mi 120 % en cosa de 3 o 4 meses puede estar reparado. ¿Qué opinas?

—¡¿Lo dices en serio?! ¡Es perfecto!

Kevin se rascaba la nariz. No solo lo habían dejado totalmente excluido de la conversación, sino que es que él no pintaba nada en absoluto, aunque él fuera quien trajo a Julia hasta su base secreta de operaciones.

Parte 1

—Awww~. Las 7:30 AM, ¿verdad?

Mi cuerpo se sentía pesado por alguna razón, así que no podía estirar mi brazo y apagar la alarma del teléfono móvil, que se encontraba cargando en mi mesita de noche, al lado de mi cama.

—¿Eh?

Cuando bajé mi mirada, pude ver a qué se debía el que no sintiera mis propios brazos. Esto era, sin duda, una situación anormal. Con anormal, me refiero a que no eran en absoluto normal.

¿Despertar con Nina desnuda en mi cama? OK.

¿Despertar con Erika durmiendo a mi lado después de haber bebido de mi sangre? Hecho.

¿Con Irina después de tragarnos una maratón de episodios de nuestras series preferidas? Perfecto.

Sin embargo, el resultado de hoy no entraba para nada en mis posibilidades. Se podría decir que se traba de un completo milagro, un hallazgo jamás antes encontrado entre las tantas posibilidades de este matutino experimento: Tomás Sánchez había despertado con tres chicas en su cama.

Nina se encontraba desnuda durmiendo usando mi brazo derecho como almohada; Erika hacía lo propio aferrada a mi brazo izquierdo. Irina no se podía encontrar por ninguna parte, pero podía sentirla: bajo las sábanas, durmiendo sobre mi estómago.

NinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora