Capítulo 36: ¿Mundo alterno?

19 5 1
                                    


Prólogo

*¡Ring, ring! ¡Ring, ring! ¡Ring, ring!*

Ahh... La alarma está sonando...

—Mmm... Pesas...

—Apaga la alarma, Tomas...

—Estás encima mía, pesada... Apágala tú.

Con Erika encima mía no puedo moverme. A duras penas puedo sacar el brazo de la sábana y estirarlo para alcanzar el móvil y silenciar la dichosa alarma de las 7:30 AM.

En respuesta al adjetivo calificativo empleado por mí, me pegó su característica patada en la espinilla.

—Ay...

Qué bien, la apagó.

*¡Pam!*

—¡Au!

—¡No soy pesada! —me gritó—. ¡He perdido 3 kilos esta semana!

—¿Eh? ¿En serio? No he notado nada.

No sabía que estuviera a dieta.

—¡¿Cómo que no?! ¡He estado comiendo más verdura y haciendo más ejercicio! ¡Eres muy malo, Tomas!

—Bueno, bueno. Ejercicio sí que hicimos esta noche, je, je —le dije bromeando—. Venga, vamos a vestirnos que llegamos tarde.

—Mmm...

Mientras cogía unos calzoncillos del cajón, Erika cubrió su pecho con la sábana, hasta la cara. Pude ver que sus mejillas estaban teñidas de rojo y sus ojos algo humedecidos.

—¿Q-qué tal estuvo...?

—Muy bien, me gustó mucho —sonreí—, ¿por qué te preocupas?

—Es que...

Me acerqué a mi prometida y acaricié su pelirroja cabecita tsundere.

—Vamos, Irina y las demás estarán desayunando. No las hagamos esperar.

—¿Eh?

Diciendo eso, recogió su ropa interior, pijama y se fue a su cuarto a vestirse. Bajamos al comedor a desayunar, pero... había algo extraño. Aún no había nadie sentado a la mesa... también la cantidad de comida que había sobre la mesa era mucho menos de la usual.

Mi madre nos había hecho el desayuno hoy: tortitas que podíamos endulzar con mermelada, sirope, jarabe de arce, o con embutido como jamón o pavo cocidos. Sin embargo, no pude ver a Irina o Nina por ninguna parte. ¿Mi hermana aún no ha bajado?

—Mamá, ¿Irina? —pregunté confundido.

Es extraño, ella siempre es la primera en levantarse y sentarse a la mesa. Le encanta comer.

—¿Quién, cariño?

—Irina... mi novia. ¿Dónde está Nina? Es raro que no esté dando la matraca tan temprano.

Mi hermana Silvia bajó junto con Erika, estaban charlando amistosamente, como siempre.

—Chicas, ¿dónde están Irina y Nina?

—¿Has vuelto a fantasear con otras chicas, hermano? —preguntó mi hermana menor con soberana ironía—. Eres todo un playboy. Sí, gigoló.

—¡No soy ningún puto! —exclamé—. Estoy hablando en serio, ¿es que se han ido de fiesta sin nosotros? Sé que ellas dos suelen ir a su bola, pero es raro que colaboren.

NinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora