"12 DÍAS"

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/Narra Cam/

-pasemos al comedor- di los platos correspondientes a los chicos y los encaminé al comedor de cristal negro. Nos sentamos, sentía la incomodidad que les provocaba pero yo solo podía sonreír internamente.

-¿Quién te enseño a cocinar?- dió el primer bocado

-mi papá me enseñó- contesté también comiendo.

-Cam estuvo en Afganistán, en el sector 4, ¿Cuál era el de Antonio?- preguntó Jay rápidamente antes de que alguien más hablara y lo hiciera más incómodo

-cerca, el 5- respondió. -Antonio era un ex compañero en la unidad- me explicó Adam

-lo sé- contesté

-es cierto, ¿Como es que sabes de nosotros?- dejó Jay su jugo y me miró. Un rayito de luz proyectaba directamente en su iris.

-tengo una empresa de seguridad, estaba en busca de los mejores, obviamente busqué entre la policía, inteligencia es un buen trabajo, no los quitaría de sus puestos- expliqué levantándome por la jarra de jugo

-oh, yo voy- se levantó Kevin

-¿Porqué te fuiste de Chicago?- preguntó Adam mirándome tímidamente

-negocios- volvió Kevin, le sonreí. Sonó el teléfono. -disculpen- me levanté. Los tres se levantaron cuando me fui. Un gesto que hace mucho no veía. Tomé el teléfono de la cocina. -¿Si?- contesté. Era Evan Parrish, la mano derecha en mi empresa y un ex compañero de guerra además de socio y con un puesto importante de seguridad en el país.

-lamento molestarte Cam, la señora Peterson estará en Chicago, decidió poner su banco ahí, quiere que negociémos con ella pero estoy Japón- explicó.

-maldición- toqué con mi frente la pared

-lo sé, lo siento, sé que soy yo quién debe hacer los contratos pero todavía me faltan dos semanas aquí, también se que te acabas de mudar- suspiro cansado

-no, está bien. Iré a Chicago- contesté.

-bien, gracias-

-gracias Evan, me pondré en contacto con ella-

-bien, te llamo después- Colgué. Maldición ahora tenía que ir a Chicago. Jay entraba a la cocina con los platos apilados y los vasos.

-tenemos que irnos- me dió los platos -muchas gracias, por todo- me sonrió, caminamos a la puerta donde Kevin y Adam ya estaban ahí

-mucha suerte, cuídense- les dije. Jay seguía a mi lado en el pórtico. Sus compañeros subieron al auto.

-quisiéra que estuvieras con nosotros- me abrazó, fue algo inesperado, me quedé sin respiración, mis brazos los dejé abiertos, solo sentía ese estrecho y caliente apretón con sus duros brazos

-no me necesitan- dije cuando me separé

-le harías bien a Hank, habla maravillas de ti- me sonrió. Bajó las escaleras y salió por la puerta principal, subió al auto de sus compañeros y se fue.

Entre a la casa, compré un boleto de avión a Chicago y empaqué, por suerte decidí no vender la casa que tenía ahí, ni había llevado toda la ropa conmigo así que no tenia que llevar mucho. Guarde también la ropa de Jay, cuando llegara a Chicago la llevaría a lavar y después tal vez se la daría.

Tomé el avión y maneje mi auto hasta mi casa en Chicago, ya era tarde ya que el avión se había retrasado por el flujo de turistas, pasé enfrente de la estación pero no me detuve. Pasé por comida a mi restaurante favorito y llegué a la casa. Vivir sola realmente me aburría pero era mejor así. Llamé a Hank.

La Veterana: Conóceme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora