Te Romperán el Corazón

Capítulo 29 "No cedas"

Narra Max.

Yo a éste si le parto la cara.
¿Cómo se atreve a hablar así de Summer? No tiene nada de malo ser virgen y si ella dice que lo es, pues lo es y ya.

- ¡Deja de hablar así de mi hermana, maldito imbécil! - Dice Nathan cuando Abigail y Summer ya no están a la vista.
- ¿Tu también te crees ese cuento, Nathan?, No seas ridículo. - Pude alcanzar a escuchar antes de que Nathan le propinara otro buen golpe en la cara a James, éste volvió a levantarse y golpeó a el hermano de Summer en el estómago. - ¿Cómo es que están tan ciegos?, ¿Cómo es que le creen que sea virgen?, tiene dieciséis años, por Dios, nadie es virgen a esa edad.
- ¡Que te interesa!, No es tu puto problema, James. - Le doy otro golpe y lo tiro de nuevo al suelo. Tyler ayudando a que el imbécil ese se levante y deteniéndolo para que no nos partamos la cara, mientras que Connor ahora me detiene a mí y Andrew al lado de Nathan, levantándolo y como a los demás, deteniéndolo para que no vuelva la darle otro golpe a James. Yo trato de controlarme y no destrozarle la cara.
- De seguro es una zorra, solo quiere que ustedes no crean eso. - Vuelve a hablar James.

Muy bien, me despido de mi autocontrol.

Por fin logro zafarme del agarre de Connor y voy rápidamente hacia James y lo golpeo con todas mis fuerzas posibles, éste vuelve a caer al suelo y unos amigos del instituto me toman de los brazos para que no vuelva a partirle la cara al imbécil.

- Ya está bien, hermano. - Me dice Scott, uno de mis amigos.
- Puedes tranquilizarte ya. - Musita ahora Connor, quien viene hacia mí después de que le di otro golpe a James.

Puedo ver como Nathan viene hacia mí, tomándose con las manos el estómago y una cara que solo refleja dolor.

- Gracias por partirle la cara al estúpido ese, Max. - Me agradece.
- De nada, para eso estamos los amigos. - Le contesto a Nathan.

De hecho, no lo hice por él, lo hice por Summer, a nadie le voy a permitir que hable de esa manera de ella.
Andrew lleva a Nathan hacia adentro, la gente vuelve a dispersarse, pero no faltan los murmullos de todo lo que acaba de pasar. Intento ignorarlos y voy en dirección a la cocina a ver cómo se encuentra Nathan.

- Oh, amigo. - Es lo único que sale de la boca de Andrew al verme.
- ¿Qué pasa? - Pregunto yo.
- Tu cara, está toda golpeada y con sangre.

Me dirijo al baño del piso de abajo, prendo la luz y cierro la puerta. Me veo en el espejo y sí, efectivamente, estoy hecho una mierda. Tengo un moretón en el ojo izquierdo, es visible, y mañana lo será más, también tengo todo el labio inferior hinchado y con una cortada de la cual sale mucha sangre, toda mi cara está llena de rasguños, pero no es lo que me preocupa en este momento.

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Narra Summer.

No sé exactamente qué hora es, supongo que me quedé dormida después de llorar tanto, pero me despierto muy rápidamente cuando escucho como alguien toca mi puerta.
Muevo un poco a Abigail, quien también se quedó dormida a mi lado.

- Abigail... - La muevo un poco tomando su hombro. - Abigail están tocando la puerta.
- ¿Qué?, ¿Quién? - Dice despertando y levantándose de mi cama. - Yo veo quien es, tu quédate ahí. - Me dice señalando mi cama.
- ¿Quién es? - Pregunta Abigail ya en la puerta de mi habitación.
- ¿Abigail? - Oigo la voz de Max al otro lado.
- ¿Sí? - Musita mi amiga.
- ¿Está Summer? - Espeta Max, con voz muy susurrante.
- Emmm...no...bueno... - Vacila Abigail.
- ¿Summer? - Escucho como Max dice mi nombre y me estremezco.
- Sí está Max, pero dormida y no creo que sea muy bueno que la despiertes ahora, ¿Sabes? Ha estado llorando y no ha dormido muy bien y pues...
- Solo será un segundo, anda, por favor, necesito hablar con ella. - Ruega Max. Abigail me mira y yo solo asiento.
- Solo espera a que la despierte. - Dice la voz de mi amiga para que Max la escuche.
- Gracias, de verdad. - Max suena más aliviado.

Mi amiga camina hacia a mí y se sienta a mi lado.

- Vamos, guapa, tu hombre te espera.
- Muy graciosa. - Ruedo los ojos, pero no puedo evitar sonreír como una tonta enamorada.

¿Y si en verdad estoy enamorada?
Aleja esos pensamientos, Summer.
No tiene nada de malo enamorarse.
Concéntrate, no cedas tus sentimientos a una persona, porque solo le das poder de destruirte.
¿Y si de verdad te importa?

Me importa, claro que me importa Max.
Nos conocemos hace muy poco tiempo y ya estoy preguntándome si en verdad me estoy enamorando.
"Amar es destruir y ser amado es ser destruido".
La frase de mi libro favorito es lo único que está en mí mente.
Con mucho esfuerzo he tratado de construir esta barrera que encarcela a mi corazón, que hace que mis sentimientos se queden ahí encerrados en una prisión que espero sea perpetua. Y no porque Max llegue a mi vida le daré la llave que abre este candado.
Me encamino a la puerta, decidida a no darle ese poder sobre mí.

- Hola. - Lo saludo al abrir la puerta de mi habitación, mi voz se escucha ronca, debido a que estaba durmiendo, sin embargo yo hago que suene más fría y distante.
- Hola. - Dice él, saludándome con sus mejores ánimos, pero puedo percatarme de que tiene un ojo morado, supongo que por la pelea que tuvo con James, muero de ganas de preguntarle qué pasó, pero no lo haré. Analizándolo más puedo ver qué también tiene una cortada en el labio y muchos raspones en todo su lindo rostro.

No cedas.

- Quería ver si estabas bien. - Espeta, dándome una sonrisa.
- Lo estoy, bueno, hasta mañana. - Y doy un paso para abrir mi puerta antes de sentir como su mano se cierra rápidamente sobre mi muñeca. - ¿Podrías soltarme? - Sueno severa.
- ¿Qué te pasa, Summer?, ¿Por qué estás tratándome así? - Me pregunta, en sus ojos se refleja un destello de tristeza.
- ¿Te estoy tratando como? - Mi voz es despreocupada y como si en realidad no me importara lo que está diciéndome.
- Así, primero tan dulce y tierna como cuando dormimos juntos aquel día, y ahora tan fría, tan distante; no lo entiendo. - Su agarre se afloja. - Summer, sé todo lo que pasaste con tu ex-novio, tus decepciones, y de verdad, te entiendo. - Confiesa.
- ¿Por qué mierda sabes eso? - Pregunto confundida.
- Tu hermano me lo dijo. - Responde. - Pero ese no es el caso. Summer, sé que estás queriendo protegerte, pero no lo hagas, yo no te haré daño, te lo prometo.

Pero sus palabras no harán que derribe la barrera.

- ¿Y tú crees que con tu lindo rostro y tus hermosas palabras caeré rendida a tus jodidos pies? - Pregunto, sin detonar alguna emoción.
- No, Summer, no espero que lo hagas. Al menos no ahora. - Dice - Solo quiero que poco a poco vayas quitando esa armadura que te protege. Sé que tienes miedo.
- ¿Eh? - Es lo único que sale de mi boca.
- Se que estás asustada, tienes miedo de que alguien vuelva a entrar, vuelva a tener control sobre ti y solo te destruya. - Asegura, y sé que me entiende.
- No sabes lo que siento. - Vuelvo a sonar fría.
- Claro que lo sé. - Su seguridad me asusta.
- ¿Qué es lo que quieres de mí, Max? - Hago finalmente la pregunta que tanto he querido hacer, la pregunta la cual su respuesta me aterra. Él se acerca a mí, toma mis manos y las entrelaza con las suyas, levanto la mirada para enfrentarlo y puedo ver en sus ojos la sinceridad pura. El amor puro.
- Quiero ser esa persona de la que te enamores día a día, cada vez más, la persona que te cuida y que está siempre a tu lado, con la que compartas tus mejores sonrisas y la que seque tus lágrimas, quiero ser la persona con la que tengas experiencias inolvidables, la que cuando caigas te levante y te acompañe a hacer las locuras más grandes que pasan por tu linda mente, con la que rías cada cinco minutos por idioteces. Quiero ser la persona que derribe el muro que haz creado, para que conozcas lo que de verdad es el amor. Porque te quiero, y lucharé por ti, cueste lo que cueste.
- Yo... - No sé que decir.
- No te presionaré, no tienes que responderme ahora, lo harás cuando estés lista. - Y de pronto, escucho unos pasos que vienen de la escalera. - Buenas noches, linda. - Y besa mi mejilla. Yo me sonrojo y veo como camina en dirección hacia su habitación.
- Buenas noches, Max. - Pero ya no puede escucharme.

Él de verdad vale la pena.

Por lo menos no se la pondré fácil, no caeré tan rápido, porque si va a destruir todo lo que con esfuerzo he hecho, lo hará trabajando duro.
Muy duro.