Narra Summer.Ya no sé qué hacer.
Apenas son las diez de la noche y la casa está a reventar de adolescentes ya muy borrachos. Hace ya un buen rato que perdí de vista a todos los chicos, incluyendo a Max, he de admitir que me duele un poco que no esté aquí conmigo, pero quiero tener la idea de que está por ahí bebiendo y platicando con alguno de sus amigos que no conozco.
He estado bebiendo unos pocos de tragos en el patio, está bien, hay que ser sinceros, he bebido demasiado, han sido tantos que cada vez que pido otro, la barman me ve algo raro.
Tampoco tengo ni puta idea de la razón por la cual estoy bebiendo sin control; ya perdí la cuenta de todo el alcohol que he introducido a mi sistema, pero estoy completamente segura de que no ha sido poco.
De una vez por todas decido irme de el taburete donde estoy sentada, que está en el mini-bar; me introduzco a la fiesta y puedo visualizar la pista de baile que está situada donde antes estaba la sala de estar.
Remuevo un poco a toda la gente que está bailando como si mañana fueran a morir para poder llegar a la cocina.
Al estar ya en mi destino, me encuentro con mi hermano demasiado ebrio.- Nathan. - Le llamo.
- ¡Summer!, ¿Cómo te la estás pasando, hermanita? - Me dice muy alegre y arrastrando las palabras.
- Bien, veo que tú también te la estás pasando de maravilla. - Sospecho.
- Pues la verdad es que sí, me ligué a un rubia buenísima. - Me cuenta.
- Que bien. Hoy pasarás una noche increíble, supongo. - Musito, Nathan me mira algo raro, pues no hablo del todo fluido; mi hermano podrá estar de lo más borracho, pero sabe identificar cuando he bebido.
- Espero que sí. - Responde - Summer, ¿Puedo hacerte una... bueno, dos preguntas?
- Claro. Escúpelas. - Me siento en el taburete de la cocina que queda frente al de él, nuestra única separación es la encimera.
- ¿Bebiste alcohol? - Me pregunta. Mi hermano siempre ha sido muy sobreprotector y no le gusta que beba, sin embargo, lo hago.
- Sí. - Le respondí sin tartamudear, diciendo solamente la verdad. Estoy completamente segura de que si le decía que no había bebido, mañana se hubiera dado cuenta de que en realidad sí bebí, porque esa resaca no va a poder ocultarse con facilidad.
- No te diré nada porque es tu primera fiesta aquí. Pero bueno, vamos al punto al que quiero llegar con esto. - Me mira fijamente, examinándome. - ¿Qué clase de relación tienes con Max? - Pregunta, su mirada en todo momento está en la mía.
- Ehh... pues yo... solo... solo somos amigos, únicamente amigos, nada más. - Respondí muy vacilante, esperando a que mi hermano no notara mi nerviosismo.
- No te creo ni una sola palabra, Summer Giselle White Collins, ni una sola palabra. - Me mira, sus ojos intentando descifrar cualquier emoción que emane de mí, pero no me dejo traspasar tan fácil.
- Te he dicho que odio mi segundo nombre, no me llames así. - Espeto ya algo desesperada por su actuar. - Solo te advertiré una cosa, Nathan Alexander White Collins, voy a salir con quien quiera salir, me importa una mierda si te agrada o no, ya deja de tratarme como una niña de doce años, porque ya no lo soy, sé cuidarme sola y lo seguiré haciendo. Max y yo solo somos amigos, si es lo que tanto te preocupa, pero si llegamos a ser algo más, te diremos, y si no te gusta nuestra relación, pues entonces vete al carajo. - Y me levanté dispuesta a irme, pero no pude dar ni tres pasos, porque sentí una mano que se cerraba en mi muñeca.
- Summer, solo trato de cuidarte, debes entenderme, eres, joder, eres lo único que tengo. - Se aferra a mi brazo como si fuera lo único a lo que pudiera sostenerse, tanto física como emocionalmente.
- También eres lo único que tengo y siendo lo más franca que puedo, tampoco quisiera perderte, Nathan. - Le hice entender - Pero también quiero que sepas que sé cuidarme sola.
- Lo entiendo. Completamente. - Asintió - Solo necesito que me dejes protegerte así hasta que sienta y esté completamente seguro de que es la persona correcta.
- Está bien, hermanito, está bien. - Le dejé.Nos dimos un abrazo y como si fuera mi hermano y nada más que mi hermano, me sentí segura en sus brazos.
Estar con Nathan me inspira una seguridad increíble.
Él, como Abigail, siempre han estado ahí para mí, déjenme darles un ejemplo.
Cuando tuve mi primer novio, obviamente Abigail estuvo ahí para decirme que tenía que hacer, sin embargo, y sin que yo se lo pidiera, Nathan comenzó a decirme muchas cosas de los chicos, con la excusa de que tenía que saber todo lo que me contó sobre ellos.
O cuando tuve mi primer periodo, Abigail estaba dándome pastillas para los cólicos y recuerdo muy bien el momento en el que mi hermano llegó con toallas femeninas a mi habitación y me las tendió junto con una sonrisa.
Solo di dos ejemplos de lo que Nathan ha hecho por mí, y conté los más sencillos actos que me ha dedicado, pero esos, más que ningunas actitudes, son las que hacen que la vida valga la pena.- Iré un rato allá afuera, ¿Quieres venir? - Le pregunté a mi hermano antes de separarlo de mí.
- No, gracias, creo que me quedaré algún tiempo más aquí. - Me avisó. - ¡Cuídate! - Lo oí decir cuando ya cruzaba el umbral de la puerta.Estuve caminando por algunos lugares de la casa en busca de alguno de mis amigos, pero fallé.
¿Qué mierda estarán haciendo?
Ni idea.
Y me quedé en la pista de baile, entre todos los cuerpos sudorosos y con olor a alcohol.
De un momento a otro me vi bailando con todo lo que daba mi cuerpo, no supe si lo hice porque tenía ganas de hacerlo o por toda la cantidad de alcohol que mi pequeño cuerpo había ingerido.
Bailaba muy provocativamente sin miedo a lo que dijeran los demás cuando de pronto olí ese aroma tan familiar para mí.
Sin pensarlo dos veces me doy la media vuelta y la veo.
¿Acaso estoy alucinando por el alcohol o algo así?
Pues esto se ve demasiado real, Summer.
Ella simplemente extiende sus brazos a sabiendas de lo que yo quería hacer.
Y corro, corro como si el mañana ya no existiera. La rodeo con mis brazos, me entierro en ella y sonrío.- Feliz cumpleaños, mi perra favorita. - Y yo me limito a aspirar su aroma y no querer dejarla nunca más.
- Gracias, Abi.
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Te Romperán el Corazón
Novela JuvenilUna chica siempre espera mucho de un chico, esto no fue la excepción de Summer, una chica de 16 años, a la cual le rompieron el corazón varias veces. Ella todavía tiene un poco de esperanza en que alguien la va a querer sinceramente como ella lo hac...