Capítulo 6 "¡Salúdame a tu padre!"

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Llegamos a la famosa heladería, y había una fila de gente, como si el local mañana se fuera de aquí; pero eso me sirvió para observar si había algo de mi interés en las tiendas de ropa o maquillaje, y también para platicar un poco con Abi, en las vacaciones no pudimos hablar demasiado, debido a que yo me fui a Grecia, y agregándole lo dolida que estaba después de que mi relación de dos años y medio con Colt, se fuera al caño, no pudimos platicar nada, y no me lo tomen a mal, pero no quería hablar con nadie, yo no tengo ni la menor idea si a todas las chicas les pasa, pero después de que terminé con mi Ex, no quería hablar con nadie, y no quería que nadie se me acercase, y no era por miedo, simplemente no tenía las ganas ni los ánimos de tener contacto con alguna persona, ni siquiera con Abi, ni mi hermano.

- ¿Sum?, ¿Estás bien?... - Me pregunto Abi, regresándome a la realidad.
- Si, sólo estaba pensando... - Le respondí.
- ¿En qué?... - Me preguntó pensativa - Oh olvídalo, ya sé en qué estabas pensando.

Después de platicar un poco con ella acerca de lo que me dijo mi hermano sobre al asunto relacionado con Colt, Abigail se quedó muy dudosa, y después de analizar un poco me dijo:

- Deberías pensarlo mucho, Sum... - Me contestó. - Y no es porque no quiera que no estés otra vez con él, si no que...
- Que... - Le dije para que acabara su frase.
- Que tengo mucho miedo a que pueda volver a hacerte daño. - Contestó mirándome un poco preocupada.
- Todavía no he decidido nada, Abi, pero si llego a darle otra oportunidad y sale mal, tengo la certeza de que tengo aquí a una amiga que me apoyará siempre. - Le dije para terminar así con el tema.
- Siempre. - Me dijo segura.

Después de esperar como treinta minutos a nuestro turno, por fin pudimos dar nuestro pedido, a lo que le pregunté a Abi:

- ¿De qué sabor pedimos?
- No lo sé... - Me contestó. - Se me antoja chocolate, pero a la vez fresa, vainilla y menta.
- Decídete. - La apresuro.
- Podemos ponerte los cuatro sabores en uno si así lo desean... - Nos dice la amable señorita metiéndose en nuestra plática.
- ¡Sí! - Contestamos Abi y yo al unísono.
- ¿A que nombre hacemos su pago?. - Nos pregunta la cajera.
- Summer White, por favor. - Le contesto.
- ¿White?, ¿Cómo la famosa empresa, de los White?. - Me pregunta la señorita asombrada.
- Sí. - Contestó yo un poco de mala gana.
- Bueno, Summer, te haremos un descuento del 50% en los helados que te llevaste. - Me dice la señorita con una sonrisa en la cara.
- Está bien. - Le contesto sin ánimo alguno.

La verdad, no es que me moleste que me conozcan por mi apellido, lo que me da rabia, es que debido a eso quieran hacerme descuentos en algunas tiendas, o que me regalen cosas, porque siempre terminan siendo las típicas personas interesadas que le piden cosas a mi padre, porque saben que él es el dueño de la empresa y eso me pone furiosa.

- Gracias. - Le contesto yo, despidiéndome de la cajera.
- De nada, ¡Salúdame a tu padre!. - Me dice, casi gritando.

Lo ven, malditas interesadas.

- Vamos, no te enojes. - Me dice Abigail.
- Está bien. - Le contesto, caminando hacia la salida de la plaza.

Después de subirnos a mi auto, me doy cuenta de que tendré que manejar rápido para que el helado no se derrita, y no dudo en decirle a Abigail:

- Ponte en cinturón.
- ¿Está bien?. - Me responde un poco asustada.

Después de manejar velozmente de camino a mi casa, (Sin rebasar los límites de velocidad) Abrí la puerta principal y me encuentro con Nathan viendo una película de terror, con un desastre hecho en la sala de estar, palomitas por todos lados y envoltorios de chocolates tirados en el piso; Volteo a ver a mi hermano y está fijamente viendo la pantalla, con los ojos un poco hinchados y con cierto tono rojizo, lo que me da a entender que estuvo llorando; decidí mejor no preguntarle lo que estaba pasando, debido a que Abigail estaba ahí, y con ella en casa, de seguro no me contaría nada.

- Nathan, ¿Quieres helado?. - Le pregunto.
- Ración doble, por favor. - Me contesta con la voz entrecortada.

Efectivamente, estuvo llorando.

- Abi, ayúdame a servir el helado. - Le pido a mi amiga.
- ¡Voy!. - Me contesta desde la sala de estar.

Abigail entra a la cocina y no duda en preguntarme:

- ¿Qué mierda le pasa a tu hermano?...
- Creo que alguien le rompió el corazón, pero no estoy segura. - Le digo en voz muy baja, para que Nathan no me escuche.
- ¿Cómo se atreven?, Si tu hermano está buenísimo. - Me dice, y supongo que hizo una imagen mental de él.
- Está bien, es suficiente de hablar de mi hermano. - Le respondo, sirviendo el helado en las tazas. - Ayúdame a llevarle esto a Nathan.

Llegamos Abigail y yo a la sala, mi amiga le da su helado a Nathan.

- Te lo agradezco. - Le responde él.
- No hay de que. - Le dice Abi, con una sonrisa en la cara.

Yo me senté al lado de mi hermano, mientras mi amiga se sentó en un sillón aparte, pusimos una película de terror y me acobije con las mantas que mi hermano trajo, supongo que desde la mañana.

- Que frío hace. - Dice Abi, mirándome.

Le hago algunas señas, dándole a entender que se siente a mi lado, ella hace caso y se sienta junto a mi, se tapa un poco y ahí nos quedamos los tres, mirando una película hasta quedarnos dormidos en la sala.
No me queda ninguna duda, de que ellos, siempre estarán a mi lado, siempre.

Te Romperán el CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora