Capítulo 9

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Habían pasado días después de la salida de Raven y Damian, al parecer todo había cambiado desde entonces. Y una de ellas que había alegrado a la demonesa era que Damian ya no entrenaba a Dona, un día escuchó su conversación cuando este le decía que ya estaba lista, pero insistió que la siguiera entrenando, pero fue detenida por Starfire apoyando a Damian, recuerda la esa vez, Donna había salido bastante enojada desconcertando a todo el equipo.
Desde entonces Raven y Damian volvieron a sus pláticas, lo que pasaban cuando no estaban juntos, los despirates de sus compañeros,  dialogaban sobre sus libros favoritos, y en momentos sólo se quedaban observando el cielo,  omitiendo por completo todos los hechos de amorosos o íntimos que habían tenido, no querían arruinar lo que llevaban. Sentían miedo de expresarse más allá de su amistad.
El trabajo en equipo también recibió una mejora, siendo felicitados por la líder del equipo y agradeciendo que hayan arreglado sus problemas. Pero ellos sin duda estaban más felices.

—¡Te ganaré Raven!- dijo Gar. Ella solo atinó a sonreír triunfante, tan pronto le había ganado a su amigo en los vídeos juegos.
—Vaya Raven, no sabia que fueras tan buena en los juegos. -mencionó Jaime.
Raven quiso acercarse más a sus compañeros de equipo, incluso con Donna, pero esta era demasiado egocéntrica y ahora era ella la que se cargaba un genio.
Aparte de que Damian no solía estar todo el tiempo ya que patrullaba más en  la ciudad Gótica, y cuando regresaba solo se dedicaban a conversar, cosa que ponía feliz a Raven. Lo había extrañado tanto.

—Hola.
—Damian, ¿qué haces aquí tan temprano?- dijo Starfire. En ese momento todos voltearon a ver, en especial Raven que disimuladamente hizo una sonrisa.
—Mi padre se hará cargo este día. Aparte me aviso que les dijera que este sábado hará una fiesta, porqué nuevamente industrias Wayne ganó en un proyecto de innovación. -dijo orgulloso. -Así que están todos invitados.-dijo secamente.
—¡Siii!- dijo Gar. Todos se alegraron, no podían esperar tanto tiempo, sabían como eran las fiesta de Bruce Wayne, elegantes, con mucha comida, y una gran pista de baile.
Raven se levantó, ella no había mostrado alguna alegría con la noticia. Pensó en no ir, no le gustaba ir a lugares con mucha gente, o estar en un lugar que no iba con su personalidad, se quedó pensando mientras caminaba cuando fue detenida por Damian.
Sus ojos esmeraldas se clavaron en los de ella.
—Irás, ¿verdad?- dijo Damian quien esperaba una respuesta positiva de la chica, realmente quería que fuera.
—¿eh?…- la chica se quedo pensando por varios segundos. Dudó al principio, pero esos ojos a los que nadie se les podía resistir pudieron mas que ella, sacando un "sí".
Ni siquiera sabía como había caído en esa mirada, ahora iría a la fiesta, aunque, no sabia que le esperaría, jamas había ido a una fiesta, jamás a sabido socializar, ¿qué le esperaría allí?…sus manos empezaron a sudar. Sería una larga semana en la que solo pensaría en esa dichosa fiesta, hasta podría decirse que le aterraba.

Tan sólo faltaba un día para la fiesta, todas las chicas a excepción de Raven estaban emocionadas porqué ya llegará la fiesta.
—Raven, ¿puedo pasar?- dijo Starfire tocando la puerta con unas bolsas en mano.
—Claro.
—Raven, no has salido en todo el día. ¿Todo bien?- dijo preocupada.
—Sí, estoy bien.- mencionó Raven, realmente estaba muy nerviosa por el sábado, y ya estaba pensando en no ir y poner una excusa.
—Te traje algo.
—¿Qué? - pregunto la amatista.
Star puso las bolsas en la cama de Raven, saco las cosas que se encontraban en ella.
Lo primero fue un hermoso vestido de color negro, liso, con un escote al frente, después unos tacones del mismo color.
La alienígena miro a Raven con una sonrisa, mandándole el mensaje con la mirada que ella al instante comprendió.
—No, no me pondré esto- dijo exigente Raven.
—Oh vamos querida, te las compre pensando en ti.
—No.- exclamó seca.
La demonesa vio como su compañera agachaba la mirada triste. Se había sentido mal, Star levantó las cosas para irse, pero a su sorpresa Raven la detuvo.
—¡ahg!, esta bien, me la pondré. -mencionó, ganándose un abrazo de su compañera quien se fue feliz de su recámara.
Ya era un hecho, tendría que ir a la dichosa la fiesta.

ERES MÍA. (DAMIRAE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora