Capitulo 8: Todo es muy dificil.

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Luego de separarse Sky miro a Vee, quien yacía dormida, haciéndose un pequeño ovillo.

—No puedo creer que vayamos a tener otro bebé —murmuro Sky acariciando la mejilla de Bloom, luego de observar a Vee por un momento.

—Ni yo —rio levemente Bloom —Me preocupa que algo malo pueda pasarle —se sinceró Bloom, viendo a Sky directamente.

—No dejare que eso pase, ni a ti, ni a Vee, ni a nuestro futuro bebé —habló Sky con seguridad depositando un beso en su frente con ternura.

Bloom sonrió y asintió, mientras tomaba a Vee con cuidado en brazos para llevarla a su habitación.

—Te acompaño —dijo el rubio mientras se encaminaba junto a la pelirroja al cuarto de la pequeña Vee.

(...)

La oscuridad se sentía en la habitación, tres personas yacían allí, una de ellas, se encontraba totalmente atenta a las palabras e imágenes que proyectaba la bola de cristal en el centro de la mesa, la cual mostraba la imagen de los dos reyes.

—Parecen tener mucha paz ¿no es así? —una voz macabra femenina hizo eco en el lugar, mientras el sonido de las pisadas se acercaba a ella.

—Demasiada para mi gusto —respondió con un tono de voz rugoso y profundo la segunda persona.

La tercera presencia de la sala se acercó a ellas con lentitud.

—¿Cuándo podremos liberarlo? —murmuro viendo a las otras dos, con curiosidad.

—si tuviésemos a la niña ya lo habríamos hecho. —respondí con voz culposa, frunciendo el ceño hacia la pregunta de la chica.

—¿Vas a seguir reprochando eso? —contesto molesto cruzándose de brazos.

—Es tu culpa que tengamos que esperar —respondió negando con la cabeza —con suerte hoy podremos llevarnos a la niña.

—¿hoy? —pregunto la que se había quedado callada, inclinándose hacia el frente para integrarse a la conversación.

—Hoy —asintió con una sonrisa malvada mientras señalaba la bola de cristal —Parece que nuestros héroes no aprendieron nada de la primera vez.

—Esto será Pan comido.

La última frase hizo eco en la habitación, acompañadas de unas macabras risas que se mostraban seguras de que ganarían esta vez.

(...)

El reloj daba las cinco de la madrugada y la mayor parte de las personas se encontraban dormidas ya, Bloom no formaba parte de ellas. No había podido pegar ojo en toda la noche y había decidido establecerse en la habitación de su hija para que su insomnio no molestase el sueño de su marido.

La pelirroja se encontraba sentada en la orilla de la cama de su hija, mientras la segunda yacía profundamente dormía, verla tan tranquila calmaba muchas de sus angustias, entre ellas haberla perdido por tanto tiempo.

La tranquilidad de su hija habría podrido calmar cualquier duda que tuviese durante mucho tiempo, se veía tan en paz, y era tan capaz de transmitirla.

En un abrir y cerrar de ojos la ventana hacia el balcón se abrió estruendosamente, dejando ver tres imponentes figuras, una de ellas levanto su mano y se apresuró a sellar la puerta.

Estaba atrapada, con personas, que no parecían tener buenas intenciones, rápidamente tomo a su hija en brazos, concentrándose lo suficiente como para poder defenderse.

—Pero miren nada más —una voz socarrona se hizo presente mientras las tres siluetas bajaban hasta la superficie —En serio cree que podrá hacer algo para evitarnos.

My Lost Little  Daughter  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora