Capitulo 29:Increíble.

144 5 1
                                    

El cabello castaño de la morena acanelada revoloteaba en el aire debido a la rapidez con la que avanzaba por los pasillos y cuartos de su hogar. Desde hacia unos días los horarios de comida de los mellizos se habían desordenado por lo que, cuando uno dormía el otro lloraba de la nada y de algún modo despertaba al que estaba durmiendo. En pocas palabras la casa del romántico matrimonio era un total y absoluto caos.

En ese momento, la que pedía atenciones primordiales era Juliette pero, todo se complicaba bastante, ya que Helia había acabado con su licencia unos días atrás y era bastante complicado atender a los mellizos siendo solo uno, así que, aunque tuviese todo ese arrancón de energía lo cierto era que llevaba varios días sin dormir bien, o sin dormir de todo, agregando a todo esto que el campo de Lanusias de Gardenia se había ido junto con el hada madrina, a otra parte del mundo de la que no tenia idea.

Su carrera en su propio hogar se debía a la perdida del peluche favorito de su pequeña. A pesar de ser  tan pequeña, la pequeña Julie se había adecuado a dormir junto a la figura de felpa que ocupada un espacio considerable en su cuna y aunque al principio les pareció excelente por que la pequeña no necesitaba de su presencia para dormir, ahora que no aparecía no le encantaba tanto la idea de depender de un pedazo de felpa y tela, mas si eso significaba que su bebé no pararía de llorar y terminaría despertando a su otro bebé.

–Vamos pequeña Julie, Felpita está tomando unas vacaciones y mamá esta aquí, no dormirás sola  –murmuró el hada en tono desesperado, a sabiendas de que su bebé probablemente no le entendía en absoluto.

El llanto de la pequeña bebé parecía estar empezando a calmarse. Agradecida hasta el infinito, la castaña la colocó de manera cuidadosa sobre su hombro, empezando a tararear una dulce melodía, esperando así que la pequeña lograse caer en los brazos de Morfeo.

Se meció un poco más con lentitud, sin dejar de cantar la melodía con la esperanza de que su pequeña cayese rápidamente en un sueño profundo, para así poder llegar a tiempo a atender a Romeo sin que este empezase a llorar.

Antes de que pudiese asegurarse de que la bebé entre sus brazos estuviese dormida, los pequeños gimoteos de Romeo empezaron a hacerse presentes, lo que significaba que no le quedaba mucho tiempo para acostar a Julie y atender a Romeo sin que la misma despertase.

Avanzó con la mayor rapidez posible hacia la habitación de sus hijos, acomodando un poco a la pequeña en el camino para recostarla en la pequeña cuna lo más rápido posible que pudiese, antes de que el llanto de su otro bebé arruinase sus planes de poder tomar un almuerzo y volver a la creación del antídoto para su sobrina.

–Bien, por favor, por favor, no te despiertes pequeña Juliette.  –murmuro el hada dejando a la pequeña bebé en la linda y blanca cuna que le correspondía.

Espero un pequeño momento para asegurarse que estuviese absolutamente dormida y tomó al pequeño Romeo en brazos, saliendo lo más rápido que su delicadeza le permitió de la habitación, meciéndose levemente para calmar los gimoteos del pequeño.

–Estoy en ello, pequeño  –murmuró algo angustiada la castaña mientras se desabrochaba con cuidado el sostén de maternidad que llevaba puesto.

Le dolían bastante la espalda y la cabeza pero, no podía darse el lujo de dormir mientras sus pequeños la necesitaban, ¿Por qué nadie le aviso que la maternidad sería tan difícil?

Con cuidado se sentó en uno de los sillones individuales que se encontraban decorando su sala y bajo su camisa, para llevar su seno a la bastante evidente boca hambrienta de su hijo, que arrugaba la nariz en un esfuerzo de reclamar su alimento, cosa que no tardó en hacer, provocando pequeños jalones de ardor en su seno.

My Lost Little  Daughter  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora