Capitulo 34: Carrera con el tiempo.

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El ambiente era tenso pues la noticia que el hada de las Flores les había dado parecía haberlos desestabilizado por completo, ¿Quién había hecho algo como eso? ¿Por qué harían algo como eso?

–¿Tienes alguna idea de cómo arreglarlo? –murmuró Sky intentando mantener su cordura, no era una noticia nada fácil de procesar, su hija estaba envenenada y no había mucho tiempo para salvarla.

Flora, que se encontraba algo mareada por la repentina sorpresa asintió con la cabeza.

–Solo que es algo drástico. –murmuró viendo el segundo frasco de antídoto que albergaba en su mano.

Bloom la observó por un momento intentando descifrar a que se refería con su respuesta, entendiendo casi de inmediato cual era la idea que la castaña había ideado para salvar a su hija.

–Flora no puedes hacer eso.

–Bloom, su consigo hacerlo exitosamente no solo se revertirá el veneno, si no que Vee volverá a ser pequeña. –explico el hada cruzándose de brazos, el frasco descansaba sobre su mano con delicadeza, esperando que su amiga cambiase de opinión sobre su solución.

La reina mordió la parte interna de su mejilla sin saber que hacer o decir, su corazón latía con muchísima mas rapidez de lo normal y lo único que atino a hacer fue e asentir con la cabeza, dándole a la joven frente a ella la respuesta que necesitaba para proseguir con su única solución aparente.

El rubio que no entendía en totalidad lo que estaba ocurriendo busco la mirada de su esposa en esperanza de que allí encontrase las respuestas que necesitaba pero, los ojos de su esposa se encontraban clavados en los de la castaña frente a el, y no se atrevió a preguntar en voz alta lo que estaba ocurriendo.

Flora volvió a tomar su lugar sentada en el suelo frente al caldero, mientras tomaba un gran respiro mirando fijamente el pequeño envase, destapándolo con facilidad para luego beberlo de un trago como si de agua se tratase.

Cerro sus ojos por un momento, sabía con exactitud la mayor parte de los ingredientes que había tomado, pudo distinguirlos en su paladar casi de inmediato, ¿Cuál era el impostor? ¿Qué estaba fallando? Esas eran las incógnitas que debía resolver en la próxima hora para salvarse tanto ella como su sobrina. No tenía tiempo que perder.

El ambiente era totalmente tenso, y no era para menos pues, dos vidas estaban en riesgo, y una de ellas estaba cumpliendo años, vaya tiempo para el universo haber decidido mandarles problema.

–Las lanusias son lo que falla. –murmuró la castaña abriendo los ojos de golpe, juraba que podía sentir vomito en su garganta y su corazón latía a una velocidad anormal pero, lo había descubierto, ahora solo debía preparar el antídoto antes de que los síntomas la dejasen incapaz de moverse.

La pelirroja que se albergaba entre los brazos de su padre podía verse cada vez más palida, como si el color que habitaba en su piel corriese de ella, y de sus labios que pasaron de ser un hermoso carmín natural, a un purpura azulado. Nada de extrañarse si se relacionaba de inmediato que la misma albergaba un poderoso veneno corriendo por sus venas.

Flora por otro lado, empezó a medir y a revolver ingredientes con la mayor rapidez que sus brazos, las nauseas y el dolor de cabeza le permitían, se sentía cansada, su espalda dolía como si llevase horas sentada en la misma posición, y ni hablar de su pecho, podría jurar que iba a caerse hacia atrás en cualquier momento si no terminaba y se tomaba el liquido color ámbar pronto.

Con cuidado, sirvió un poco del liquido en dos envases. Su visión era casi nula para ese momento, y su estomago le pedía a gritos devolver el desayuno y los chips que había disfrutado con su esposo. No había tomado veneno en muchas ocasiones pero, podría jurar que esa se clasificaba como la peor de todas ellas.

My Lost Little  Daughter  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora