Especial: Dí hola al mundo, pequeña.

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Veintiocho de Julio.

Esa era la fecha que el calendario del celular de la pelirroja marcaba, vaya fecha. Exactamente once meses y treinta días había contraído matrimonio con su actual esposo, y había procedido a ser la reina de Eraklyon, toda una aventura; a eso se le sumaba la llegada de su primera hija, quien parecía querer quedarse algunos días mas de lo esperado en el vientre de su madre.

Había sido un año bastante tranquilo en lo que a villanos amenazando la magia se trataba pero, vaya que la corte real había sido todo n bullicio; su entrada al trono de Eraklyon no había sido una novedad, ambos habían estado juntos por años, y comprometidos por bastante tiempo también pero, eso no simplificaba el hecho de lo difícil que era manejar un planeta con el que apenas había mantenido contacto político, su diferencia a Domino era abismal y eso la había asustado muchísimo al principio. Los habitantes residentes de el habían tardado un poco en aceptarla cómo su reina pero, cuando vieron lo empeñada y dedicada que estaba al oficio junto a su rey, el disgusto se disipó de manera instantánea.

En cuanto a su embarazo, fue una noticia bastante sorpresiva, bien era cierto que ambos llevaban un tiempo planeando tener un bebé en sus vidas pero, las labores de la monarquía que abundaron a la pelirroja de golpe habían desplazado su deseo a un segundo plano. Descubrieron el embarazo del hada cuando ya había cursado el primer trimestre completo; raramente, había carecido de síntomas regulares, así que no sospecharon nada hasta que sacó en cuentas que su período llevaba un retraso bastante notable.

La noticia de su embarazo no tardó en esparcirse, incluso antes de que el anuncio real por parte de ambos fuese dado, aunque la emoción de todos no era para menos, ¡El primogénito de los reyes estaba en camino!

–Oh vamos, ¡Por favor! –imploró el rubio a su esposa mientras la ayudaba sentarse a la mesa, estaban a punto de tomar el almuerzo, a penas era mediodía y ambos estaban agotados por las juntas y acuerdos, y aunque la pelirroja podía escoger pasarlos por alto, le parecía bastante aburrido esta en su habitación sin hacer nada útil.

–Estará con nosotros en cualquier momento -rio la pelirroja negando con la cabeza al tiempo –Sabrás que es cuándo eso pase, cariño.

–Tu sabes que es –se quejó frunciendo algo la nariz mientras se sentaba en una silla a su lado.

–Claro, alguno de los dos debía decorar la habitación –se mofó la pelirroja, evitando reír por las expresiones faciales de su esposo.

Ambos habían acordado que lo mejor era esperar hasta el nacimiento para descubrir el sexo de su bebé pero, alguno de los dos debía decorar la habitación y Bloom se adelantó al rubio.

–La espera es una tortura –afirmó Sky mientras empezaba a comer.

Le gustaba comer despacio a la hora del almuerzo y cena, entablar conversaciones sobre el día y disfrutar los momentos familiares sin disturbio real alguno, aunque realmente solo eran ellos dos los que habitaban el comedor. Erendor no se hacia aun con la idea del matrimonio de los jóvenes y seguía con la fascinación por Diaspro, así que solía evitar a toda costa cualquier contacto directo que pudiese con la pelirroja, a Samara le daba bastante igual la disputa pero, la mayoría del tiempo terminaba poniéndose del lado de su esposo.

–¿Tienes algo planeado para mañana? –preguntó la pelirroja con una sonrisa mientras lo veía.

El rubio solía ser alguien bastante detallista pero, no daba adelanto alguno sobre sus planes sorpresa, era algo frustrante. Y es que, el día que estaba por venir para la pareja, era bastante especial. El joven matrimonio celebraría su primer año de casados, llevaban muchísimo tiempo juntos, sí pero, aun así querían hacer de ese día algo especial, o al menos eso era lo que estaba entre sus planes.

My Lost Little  Daughter  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora