Mi nombre es Shizen Kimura soy la primogénita de mi clan, al igual que la heredera del poder de la deidad de la naturaleza, típico la leyenda del elegido destinado a un poder supremo que nadie más podía tener, pero ese no era mi caso prefería mil veces haber nacido sin él. Cuando llegue a este mundo fue una gran alegría para mi madre y padre, pero para los demás de mi clan era una cosa bastante fea había nacido de caballo blanco y mis ojos estaban cerrados por ningún motivo se podían abrir, eso era algo triste para mi madre ella soñaba con ver a su pequeña a los ojos, pero era algo que no podía hacer hasta que alguien del clan Hyuga logro conectar todo mi chakara y fue como si una cascada de colores comenzó a llegar a mi cuerpo, para mi mamá y abuelos era una felicidad innombrable, para mi padre y el clan era la llave para poder hacer una guerra contra toda la tierra del fuego, trabajaron día y noche en inventar una máquina que puedan utilizar mi poder para matar gente inocente, solo para demostrar poder, era un clan antiguo y poderoso así que lo querían demostrar a toda costa.
Lo que le encantaba a mi mamá era mis ojos y mi cabello eso era lo que más sobresalía de mí, por qué era como cualquier chica de piel morena, alegre y esas cosas, pero lo que le encantaba a mi madre era mi cabello era mitad blanco y negro para el clan significaba equilibrio en el alma y cuerpo y mis ojos arcoíris algo hermoso, pero muy visible, mi madre decía que cada vez que los veía podría ver su felicidad florecer como si estuviera en un campo lleno de flores. Pero igual se contaba que una gota de mi sangre podía restaurar la naturaleza, que mis lágrimas curaban enfermedades y heridas, para mi familia mi sangre y lágrimas eran sagradas y vitales para este mundo.
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Mientras vivía mi niñez jamás me dejaron jugar con los demás niños del clan, ya mi padre no quería que cualquiera me tocará así que siempre estaba en casa aburrida, pero cuando crecí los tratos de mi padre eran más feos simplemente desconocía a mi padre, tíos y los demás del clan, en esos momentos no sabía el por qué, pero cuando daban las 4 de la tarde iba con mi padre a una pequeña cabaña, dónde había una máquina ellos me sentaban allí, me amarraba las manos y las piernas, me colocaban agujas y un casco que cubría mi rostro hasta mis ojos, es allí cuando ellos experimentaban con mi poder y sin saberlo lastimaba a seres vivos solo para esos experimentos, siempre que pasaba eso me sentaba a llorar por todo lo que pasaba en esas dos horas de tortura, todo lo que hacía mientras estaba atada a esa máquina, ya que solo me quitaban el casco y podría ver la sangre en el suelo no sabía lo que mataba o dañaba durante ese proceso. Cuando llegó el momento de ir a la academia como cualquier otro niño de mi edad, no tuve ganas de ir, ya que siempre me acompañaba mi padre para que nadie me hablara o para que yo no hablara con nadie, ya que era una falta de respeto hacer eso y más que alguien se acerque a hablarme sin antes hablar con mi padre, se supone que es una nueva etapa, pero no sentía felicidad parecía un robot hasta que conocí a mis mejores amigos: Guy, Yamato (sé que el orden cronológico no está bien, pero me agrado la idea que sean amigos) éramos muy cercanos y más cuando entrenábamos juntos para volvernos más fuertes o hacíamos travesuras en la academia jamás nos atraparon, ya que sabíamos cómo escondernos y sobre todo esconder a Guy, ya que la mayoría de las veces él no sabía dónde esconderse así que nos seguía, para que se esconda con nosotros y reírnos de los demás, eso era lo más divertido verlos molestos y buscando a los responsables, ya después de un tiempo se unieron al grupo de amigos Rin, Kurenai, Óbito, Asuma y Kakashi era el que más misterio me transmitía un sentimiento de curiosidad y no sabía por qué su mirada me recordaba a la mía, era solitaria, vacía, pero con una gran llama de pasión cuando hacía lo que amaba, paso el tiempo y me gradué siendo gennin de la academia mi equipo era Yamato y Guy éramos un gran equipo, teníamos la palabra excelencia por parte del Hokage, pero en mi clan todo estaba mal, ya que después de todo mis primas y primos me comenzaron a odiar tanto era ese odio que veían como hacerme sufrir, pero mi mamá me enseñó a jamás ser mala con la gente, ya que muchas veces lastiman a las personas que tienen lo que ellos no tienen y es su método para protegerse. Siempre veían como lastimarme muchas veces me perseguían de la academia hasta mi casa y cuando llegaba mi padre me regañaba, ya que no estaba bien que yo vuelva sola a la casa, jamás me quiso creer que ellos me hacían cosas, siempre los justificó.
