Capítulo 4 - Un miembro más en la familia

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Era una soleada dulce mañana de mediados de primavera, ya empezaban las temporadas de calor y playa, Irina y Lucía estaban de compras en el centro comercial de Houston cuando de repente vieron un puesto rodeado de personas y al fondo vieron una gran jaula con un montón de cachorritos, eran tan monos... Entre tantos cachorritos había uno en particular, uno pequeñito, diminuto, el más ignorado, estaba al fondo, apenas se le veía, era de un color blanco puro, como las nubes. Era tan bonito. Irina y Lucía se miraron a los ojos, no hacía falta que se hablaran tenían el mismo pensamiento en la cabeza. Irina cogió a Lucía por la manga de la camiseta y se dirigió al hombrecito que dirigía el puesto de cachorros.

- Perdona - dijo Irina intentando llamar la atención del hombrecito que dirigía el puesto.

- ¿Sí?- inquirió el hombrecillo.

- Ehhh... - se quedó pensando Irina quedándose sin habla.

- Queremos adoptar al cachorro pequeñito de color blanco - interrumpio Lucia poniéndose delante de Irina y señaló al pequeño cachorrito.

- ¿Seguro que queréis ese? - preguntó el hombrecillo cogiendo al cachorro por el cuello, el cachorro estaba lloriqueando.

- Sí - afirmó Lucía.

- Es el más asqueroso, perezoso, pequeño y cutre, da pena, es un bichón maltes - informó el hombrecito respirando sintiendo angustia de tener que coger a ese asqueroso perrito.

- ¿Cuánto cuesta? - pregunto Lucia sacando la cartera.

- Os lo regalo, ya que me habéis quitado este bicho de encima - ofreció el hombrecito poniendo el cachorro en los brazos de Irina.

- ¡Muchas gracias! - dijo Lucia cogiendo a Irina del brazo para alejarse lo antes posible de ese sitio mal criador de cachorros.

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- Que mal educado - suspiró Irina poniéndose el cinturón. Habían llegado al coche.

Ya habían terminado con el resto de las compras y estaban en el coche.

- Si es verdad - le dijo Lucía - vamos a casa - indicó al coche, (en esa época, los coches eran autónomos, sólo hacía falta que le dijeras a donde querías ir y el coche te lleva alli automaticamente, no hacía faltas que condujeras, incluso si quisieras podrías dormir).

Cuando llegaron a casa dejaron todas las compras en el pasillo y se dirigieron al salón con el cachorro, le tenían que elegir un nombre.

- ¿Qué nombre crees que le quedaría bien? - preguntó Irina.

- Tiene que ser un nombre astronómico - comentó Lucía.

- ¿Qué te parece Moon? ¿o Andrómeda, Luna, Aurora? - sugirió Irina.

- Yo creo que Luna esta bonito - opinó Lucia.

- Vale, la llamaremos Luna - dijo Irina besando al cachorro.

El siguiente día tendrían el primer entrenamiento, tendrían un entrenamiento gimnástico.

CONTINUARÁ EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO

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Ces - 51 Nueva EspecieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora