Me falta el aire. Nunca he corrido tan rápido. Jamás. Años de mi vida entrenando a diario para ahogarme en una simple carrera. Aunque realmente no es tan simple... es por ella. Sorteo cada uno de los obstáculos que se cruzan en mi camino. Es la hora de despertar y todos se dirigen al baño, a saludar a sus compañeros o directos a hacerse con su barrita energética de desayuno. Por esa razón, el pasillo está ocupado por más personas de las que me gustaría ver ahora mismo. Oigo voces a mis espaldas cuando dejo atrás a figuras conocidas: "¿Adora?", "¿Adora, estás bien?", "¿Pasa algo?", "Adora", "Adora", "Adora"... Quiero gritar. Quiero gritar y que todos desaparezcan. Mas no tengo tiempo para ello. La única imagen que atormenta mi mente en este instante es la suya. Contengo las lágrimas, a pesar de que cuando tengo un problema relacionado con ella me es casi imposible evitar llorar.
Al alcanzar la entrada de la cámara del granate oscuro y descubrirla cerrada a cal y canto, no me detengo. Ni si quiera dudo. Continúo mi carrera, estrellando mi hombro contra la puerta en un vano intento de abrirla de par en par. Un grito ahogado con su nombre estalla desde mi garganta. Los soldados que custodian la puerta me sostienen por ambos brazos, cortándome el paso. Es entonces cuando me percato de cuánto me duele el hombro. Dejo escapar un quejido contenido. Sin embargo, apenas vacilo. Cruzo mi pierna derecha con la del soldado más próximo a ésta. Él cae de bruces, provocando que el único que aún se mantiene en pie se apresure a sostenerme aún más fuerte. No obstante, mi mano libre se hace con el casco de mi oponente caído, y, tras dedicarle una firme patada en la cabeza con el objetivo de dejarlo inconsciente, estrello con todas mis fuerzas el casco que sostengo contra el del soldado aún en pie. Ambos caen, vencidos. Se recuperarán. La Horda nos ha enseñado bien la diferencia entre anular y acabar con el enemigo.
Mi puño se estrella contra la puerta. ¿Cómo puedo abrirla? Vuelvo a gritar su nombre, mas, al hacer ademán de golpearla una vez más, ésta simplemente se abre. Sé que debería prepararme, reflexionar unos instantes sobre lo que puedo encontrarme en su interior... pero no lo hago. Ahora mismo mi cabeza no es capaz de ordenar mis ideas, y mucho menos de trazar un plan. Por ello entro sin vacilaciones, abriéndome paso con el corazón roto y la lógica totalmente anulada.
- Adora -su voz se alza en la sala.
Mi mirada vuela hasta hundirse en la suya. Shadow Weaver me contempla, erguida y serena... Superior. Aunque esos aires de superioridad siempre fueron inherentes a ella.
- Tienes que aprender a ser menos visceral -continúa, acercándose a mí sin ningún tipo de premura-. Para ser una buena capitana...
- Yo no quiero ser capitana -escupo, mientras aprecio su mirada tornarse en puro fuego-. Yo nací para ser una heroína -mi tono de voz se endurece al pronunciar estas palabras.
Ahora, la que se presenta fuerte, erguida y segura, soy yo. Por primera vez en mi vida, la superior soy yo. Poco a poco, el sentimiento de cólera crece en su mirada. A pesar de poder advertirlo, me mantengo en mi posición.
- ¡¿Y qué más da?! -ruge, explotando sus palabras en el ambiente como una bomba que finalmente termina por estallar- ¡Ya es tarde, ¿me oyes?!
Algo en mi interior se cae, derrumbándose lentamente. Estoy en ruinas. Mis ojos brillan ante las lágrimas que amenazan con asomarse y precipitarse sobre mis mejillas. ¿A qué se refiere? ¿Por qué es demasiado tarde? Una vez más, mi voz retumba en mi cabeza: "¿Ves? Por tu culpa, Adora. Ella estaría mejor sin ti". No puedo soportarlo. No puedo soportar este dolor ni un segundo más. No puedo soportar cómo yo misma, mi propia conciencia, me desgarra por dentro.
- ¿Qué has hecho? -me atrevo a decir.
No puedo ver su rostro, mas sé de sobra que sonríe. Mi mente diseña una imagen de una sonrisa macabra, escalofriante y definitivamente aterradora. Una sonrisa tan triunfal como oscura. Una sonrisa que acompaña a eso que su mirada grita a los cuantos vientos: "Cuánto estoy disfrutando de esto". Disfrutando de mi dolor. Unas irremediables ganas de arrancarle esa máscara y destrozar todo su poder hasta dejarla sin absolutamente nada se apoderan de mí. Pero algo falla... fallan mis fuerzas. A pesar de ello, cuando las siguientes palabras salen de sus labios, me abalanzo sobre ella, abandonando todo entendimiento de mi mente y quedándome solo con este agonizante dolor que termina por dominarme.- La he enviado a la Isla de Las Bestias.
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Hero
FanfictionEn apenas uno meses, Adora será nombrada capitana de las Fuerzas. Catra parece desear tanto ese rango... ¿Renunciaría a ello Adora por ella? ¿Es eso lo que siempre ha querido? Esa pesadilla... se repite una y otra vez. ¿Qué quiere decir? ¿Cuál es su...