La oscuridad se apodera del cielo. Tras otra larga sesión de entrenamiento, un descanso, una pausa para la ingesta de barritas energéticas, y una ducha, una vez más, el día se esconde para abrir paso a la noche. Camino en silencio hacia mi cama, sonriendo al contemplar a Kyle, ya profundamente dormido sobre su colchón. Me froto los brazos, en un vano intento de deshacerme de esa extraña sensación que me acecha. Siento repentinos escalofríos y un... malestar. No sé describirlo. Es como si algo o alguien me estuviera observando.
Me descalzo antes de meterme en la cama. Miro hacia arriba, perdiendo mi mirada en algún punto del techo. Ya ha transcurrido un día... me siento como si no hubiera pasado. Como si nada hubiera pasado. Me siento... vacía. Si tuviera que elegir qué momentos del día guardar en una caja para jamás olvidarlos, tan sólo serían dos. Dibujo media sonrisa. Ambos con...
- Adora -me susurra Catra, sentada como un felino a mi izquierda.
Desvío mi mirada para cruzarla con la suya. Ella ladea su cabeza moviendo involuntariamente las orejas, sensibles a cualquier ínfimo sonido. Me coloco de lado para mirarla, a la par que le sonrío. Nuestros rostros se encuentran a centímetros de distancia. Mi instinto me instiga a besarla. Simplemente posar mis labios sobre los suyos... solo un instante. No obstante, algo en mi interior sabe que no puede hacer eso. No delante de todos. En realidad no sé por qué... ¿es malo que estemos juntas? ¿Por qué quiero estar más cerca de ella que de cualquier otra persona?
Su cola se mueve inquieta con una extremada ligereza.
- ¿Me prometes que si no puedes dormir o sueñas otra vez me despertarás? -murmura, sin dejar de ladear la cabeza.
- Claro -asiento, aunque no muy segura de ello.
La mirada de Catra se enternece. Casi podría decir que me sonríe a través de ella. Entonces, de un ágil salto, sube a mi cama y se acomoda a mis pies. Observo cómo recoge su cola, pegándola a su cuerpo; acomoda su cabeza y deja escapar un leve ronroneo. Continúo mirándola, hasta que ella abre sus ojos de golpe. Por alguna razón que no alcanzo a entender, yo cierro los míos.
- Pst, Adora -me llama entre susurros.
- ¿Qué? -respondo, siguiendo su tono de voz.
- ¿Me acompañarías a nuestro lugar especial? -propone- Hay algo que quiero hablar contigo.
Abro los ojos para mirarla.
- ¿Ahora? Es de noche, no nos dejarán -puntúo.
Catra se encoge de hombros, dejando escapar un desganado "da igual". Algo dentro de mí se rompe. Contemplo cómo vuelve a acomodarse bajo mis pies, escondiendo su rostro y abrazando su cola. Dejo mis sábanas atrás, y me acerco a ella, colocando mi mano sobre su mejilla. Dejo caer mi rostro sobre el colchón, tumbándome a apenas unos centímetros de ella. Catra abre sus ojos. Esos ojos tan curiosos que tanto despiertan en mí.
- ¿Es importante? -insisto.
- No -niega, sin apartar su mirada.
- Eso quiere decir que para ti sí lo es -sonrío.
- ¡Que va! -exclama Catra, quizá en un tono más alto del que debería.
Me siento sobre la cama, esperando que ella copie mi movimiento. Una vez lo hace, tras comprobar que las luces siguen apagadas y todos prosiguen con su merecido sueño, hago aquello que hace unos minutos me moría por hacer: la beso. Sin embargo, lo que yo creía que resultaría un fugaz beso, se convierte en uno algo más largo y, lo más importante, correspondido. Al separarnos, mi mano continua en su mejilla.
- Vamos a donde tú quieras -declaro.
Ella sonríe. Jamás la veo sonreír de esa forma. Solo conmigo. Catra me envuelve en sus brazos, y yo me dejo abrazar. Al deshacer aquel estrechamiento, su mano se desliza hacia la mía, tirando de mí para ponerme en pie y dirigirnos hacia la salida. Nos deslizamos por los pasillos sin hacernos ver, ni mucho menos oír.
Tras por fin alcanzar nuestro pequeño rincón personal, la figura de Catra se deja caer suavemente sobre la fría estructura de metal. La miro, mas ella no aparta sus ojos de la infinidad oscura que envuelve nuestro cielo. Copio su postura, clavando mi vista en aquello que reina sobre nuestras cabezas.
- Sé que nunca suelo decirte cómo me siento -comienza a decir, sin más dilación-, pero, o digo esto ya o creo que no podré aguantarlo más.
A pesar de que deseo mirarla, no lo hago. Me mantengo inmóvil, sin conocer ni yo misma la razón de mi actitud.
- ¿Qué somos Adora? -suelta.
Me mantengo en silencio unos instantes. Sé que mi respuesta es lo más estúpido que podría llegar a decir, pero incluso aún sabiéndolo, mis labios articulan dichas palabras sin sentido:
- Pues somos amigas. Familia. Somos...
- Más que eso -finaliza ella.
Continúo sin mirarla. Pero, ¿qué me pasa? Quiero hablarle, tocarle, llegar a una conclusión con ella... Entonces, ¿por qué no soy capaz de reaccionar?
- Escucha Adora, no sé cómo se llama esto, pero tú sabes que no es lo mismo. No es lo mismo que con Lonnie o Kyle o Rogelio. Tú y yo... -se detiene un par de segundos-. Tú y yo estamos más... unidas.
Siento cómo una lágrima resbala por mi rostro hasta caer al suelo. Catra se incorpora, ladeando su cabeza una vez más al observar mi absurda reacción.
- ¿Qué te pasa? -pregunta, con temor.
Me encojo de hombros. Recojo mi próxima lágrima antes de que ésta corra el mismo destino que la anterior.
- Tengo miedo -admito-. No sé quién soy -me siento, cruzando las piernas frente a ella-. No sé qué es esto Catra. No sé si tiene nombre o simplemente es así, y ya. Pero algo en mi interior me dice que no va a gustarle a los demás.
Su expresión se entristece. Sus orejas se agachan hacia atrás a la par que su cola, hasta ahora inquieta, cae sobre el suelo cesando de moverse.
- Ya... -murmura.
Y eso es todo. No continúa hablando. El silencio se apodera de la conversación. Deseo con todas mis fuerzas romperlo, mas un nudo en mi garganta se cierra, ahogándome cada vez más e impidiéndome pronunciar palabra alguna. Escondo mi rostro entre mis manos, intentado recomponerme y afrontar la realidad.
- Vámonos -suelto, al fin.
- ¿Qué? -responde Catra, atónita.
Alzo mi rostro, para mirarla. Puedo apreciar cómo su expresión se derrumba al verme llorar.
- Vámonos de aquí. Yo quiero descubrir Etheria, ver qué hay fuera de La Horda -confieso-. Pero también quiero descubrirte a ti, y aquí dentro no podremos hacer eso.
- ¿Por qué no? La Horda me dio un hogar.
- No te pido que les traiciones, yo tampoco lo haría. Jamás -aseguro-. Sólo digo que Shadow Weaver no nos dejará... estar juntas. No como nosotras queremos. Dirá que eres...
- Una distracción -me interrumpe Catra-. ¿Qué hago mal, Adora? ¿Qué es eso tan malo que hay en mí?
Mi gesto se tuerce. ¿Malo? ¿Cómo puede pensar que tiene algo malo? ¿Acaso se ha visto a sí misma? ¿Se ha visto como...?
- Como yo la veo -susurro de manera casi inapreciable.
- ¿Qué has dicho?
- Que necesito que te veas como te veo yo -suplico.
Se produce una pausa. Catra se dedica unos minutos a procesar mi plegaria. El color de sus ojos se intensifica con la oscuridad de la noche.
- ¿Y cómo me ves tú? -pregunta, al fin.
Y la vuelvo a besar. De repente, todo el miedo que me apresaba desaparece. Solo estamos ella y yo, besándonos en nuestro lugar favorito en la noche. Separo mis labios de los suyos unos instantes, los justos para saber:
- Catra, por favor, ven conmigo.
Esta vez, sus lágrimas eran las que brotaban hasta alcanzar sus mejillas. Por eso, cuando sus labios me besan una vez más, sé que la respuesta a mi propuesta es un rotundo "Sí".

ESTÁS LEYENDO
Hero
FanfikceEn apenas uno meses, Adora será nombrada capitana de las Fuerzas. Catra parece desear tanto ese rango... ¿Renunciaría a ello Adora por ella? ¿Es eso lo que siempre ha querido? Esa pesadilla... se repite una y otra vez. ¿Qué quiere decir? ¿Cuál es su...