Capítulo 5

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    Todo da vueltas a mi alrededor. Ese sonido... Me llevo las manos a los oídos, no soy capaz de soportarlo. Estoy... ¿en el suelo? Intento ponerme en pie, pero ese sonido... "Adora". Es esa voz. No, no, no. Esa voz otra vez no... Miro a mi alrededor. Tan solo es un lugar vacío, es... una nave. Pero, ¿y ese sonido? ¿Por qué se repite una y otra vez? ¿Por qué me dan ganas de... abandonar? Quizá no sea capaz de huir después de todo. La Horda es mi familia, ellos me acogieron cuando nadie más me quería, yo... "Adora".
- ¡¿Qué quieres de mí?! -exclamo, en un desesperado grito.
    No responde. Pues claro que no responde. Nunca nada en mi vida es simplemente así de sencillo. Camino en silencio, tratando de ignorar ese desagradable sonido que me acecha. Al oírlo siento como si alguien sostuviera mi tobillo cuando intento nadar hacia la superficie. Como si quisiera que me hundiera. "Adora" dice una vez más. No respondo. Simplemente camino sin rumbo fijo. Hacia delante.
    Por lo general, ya habría despertado. Es la primera vez que sueño sabiendo que estoy soñando. Todo está oscuro, mas alcanzo a vislumbrar... algo. Un objeto al final de la extraña nave en la que me hallo. ¿Realmente puedo confirmar que ese es el final? Creo que no. Conforme voy acercándome, el sonido es más fuerte. Caigo al suelo, llevándome las manos a los oídos. No, por favor, no quiero escucharlo más. Me arrastro hacia aquello que parece ser mi única esperanza. ¿Qué es? Parece... Una espada. Una espada clavada en el suelo. Sin más.
    Al estirar mi brazo para tocarla, debo detenerme y taparme los oídos de nuevo. Me recojo, dejando caer mi cabeza sobre el suelo, encogiendo mis piernas y apretando mis manos aún más contra mis orejas. "Haz que pare, por favor, ya no lo soporto más" murmuro, entre lágrimas. Entonces cierro los ojos y recuerdo las palabras de Catra: "¿Qué es eso tan malo que hay en mí?". Y el sonido se intensifica. Dejo escapar un alarido. No puedo soportarlo más. Mi única opción... Me pongo en pie y corro. Corro sin mirar atrás. Nunca había sentido tal agonía en mi cabeza. Pero me destapo los oídos, y, acompañando mi acción con un grito desesperado, alcanzo la espada. Mas la traspaso.
    Es entonces cuando todo se vuelve negro. Todo excepto algo... una figura. A juzgar por los fallos digitales que parece tener, apareciendo y desapareciendo durante apenas un instante, me atrevería a afirmar que es un holograma. ¡Eso es! La espada era un holograma, por eso no pude cogerla. Pero, ¿qué significa todo esto?
    La fría mirada de la mujer de azul se clava en mi persona. Le devuelvo esa mirada, mas no con la misma inexpresividad.
- Es tu destino -sentencia, sin apartar sus ojos de los míos.
    Abro la boca para responder, pero las palabras no parecen salir de mis labios.
- Tienes que acallar el sonido -insiste.
    El sonido... pero, ya no está sonando. Ya sólo hay silencio. ¿Acaso lo he conseguido? ¿He sido yo quien lo ha silenciado?
    El rostro del holograma cambia por completo. Su expresión, fría y distante, se torna en una autoritaria, irradiando cierto aire de superioridad. Entonces se acerca a mí, y ese aura que desprende crece aún más. Yo me mantengo en mi posición, inmóvil, sobre el suelo. Aceptando mi situación de inferioridad con respecto a ella.
- Es cierto... no entiendes nada, ¿verdad Adora?
    Su voz cambia, al igual que su aspecto. La mujer de azul aparece y desaparece un par de veces para dar paso a la figura de una chica. Una chica de tez morena y ojos oscuros. Tiene su pelo largo recogido, y viste lo que parece un maillot celeste con hombreras blancas. Es tan bonita como intimidante. La chica se acerca, colocándose casi a mi altura. Deposita su mano derecha sobre mi barbilla, con el objetivo de alzar mi rostro y obligarme a mirarla. Contemplo sus facciones, en silencio.
- Ese sonido, eres tú.

     Mis ojos se abren de golpe, a la par que me incorporo. Mi respiración se agita, sintiendo cómo mi rostro se halla empapado en lágrimas. La cola de Catra se estira, sobresaltada. Es entonces cuando ella contempla la escena, dejando escapar un leve "Pero, ¿qué...?" al despertarse de una forma tan inesperada. Su mirada se enternece.
- ¿Ese sueño otra vez?
    Asiento, sin decir palabra. "Pero esta vez ha sido distinto" quiero decir. Sin embargo, mis fuerzas no me lo permiten.
- Tranquila -murmura, colocándose junto a mí y envolviéndome con sus brazos-. Ya estás en casa.
    Hundo mi rostro en su pecho, aferrándome a ella como si algo o alguien fuera a separarnos. Dejo escapar un leve suspiro. "Supongo que sí" me digo. Entonces alzo levemente la mirada para contemplarla a ella. "Estoy en casa".

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