Intrusos

70 5 1
                                    

-La cena- dijo el hermanastro-.
-Entra- la dejó sobre la cama, junto a Din, sin decir nada-Sí que me gustaría que hablases con padre sobre el castigo.
-¿No crees que es muy tarde como para pedirme eso?
-Nunca es muy tarde hasta que se muere.

Gustave la miró, resopló y se apoyó sobre la pared.
-¿Y qué quieres que le diga?
-Que se ha pasado con el castigo. Ya he aprendido la lección. El simple hecho de pensar en que puede que no salga de aquí en meses me ha hecho sentirme lo suficientemente mal.
-¿Crees merecer quedaré aquí durante meses?
-Creo merecer salir ya.
-¿Después de, prácticamente, robarme una entrada? ¿Después de mentirme?
-Tú me has mentido otras veces. Se podría decir que estamos en paz.
-¿Qué te ha pasado Din? Primero la tumba de mi madre, después un baile de máscaras, ¿qué será lo siguiente?
-No habrá nada siguiente. Lo juro.
-¿Cómo sé que puedo creerte?
-Necesito que me creas. No hay nada con lo que pueda, ahora mismo, probar que no miento. Pero créeme, por favor.
-Lo que yo necesito es a mi hermana de vuelta- caminó hacia la puerta para salir-.
-Yo te necesito. La yo de ahora te necesita. Sí, he cambiado, ¿y qué?Todos lo hacemos en algún punto. Es el punto más crucial, el momento en el que necesitamos a nuestros seres queridos para ayudarnos. Y justo ahora, se os ocurre a ti y a padre dejarme atrás. ¿Te das cuenta? ¡No tengo a nadie más! ¡Sois mi única familia! ¡Tú tienes el recuerdo de una madre, tienes la experiencia que la vida misma te ha dado! ¡Me siento sola!
-Din, niña.
-¡¡¡Ya no soy una niña!!!
-¡Tu comportamiento me demuestra lo contrario!- dio un portazo-.

-Yo me creía tan sola... Tan incomprendida...
-¿También eres un fantasma?
-Soy Meg... Yo maté a Christine...
-¿Conocías a Madame Giry?
-Soy... Era su hija...

¿Su padre contrató a la madre de la asesina de Christine? ¿Por qué?
Meg no volvió a hablar.

★★★★

Al día siguiente tocaron a la puerta.
"No es hora de ninguna comida" pensó ella.
Se escuchó cómo introducían y giraban la llave.
Erik se asomó tras la puerta, y dijo:
-Puedes salir de la habitación, pero nada de ir al jardín- y se marchó de inmediato-.

Lo primero que hizo fue bajar a la sala de música, ponerse la ropa de ballet y practicar por su cuenta.
Al rato llegó Madame Giry, que enseguida se puso a darle indicaciones.

★★★★

Pasó en la sala de música todo el día, bailando, estudiando y tocando.
Como había estado encerrada dos días, le permitieron quedarse hasta tarde siempre y cuando no hiciera ruido. Además, no podría escaparse, todas las puertas de salida estaban cerradas con llave.

Eran alrededor de las doce cuando escuchó voces en el exterior.
Se asomó a una de las ventanas y vio un grupo de gente, cada uno con un farol.

Apagó todas las luces que tenía encendida, abrió una ventana y permaneció en silencio en la oscuridad, tratando de escuchar.

-¿Habéis visto? Había unas luces y ya las apagaron, ¿nos habrán visto?
-¿Nos habrán visto quiénes? Ya os he dicho que en esa casa no vive nadie.
-Que sí, ahí vive el fantasma del circo.
-Ya te he dicho que los fantasmas no existen. Déjate de estupideces y volvamos a nuestras casas.
-Solo dices eso porque tienes miedo del fantasma de Mr.Y.
-¡No hay ningún fantasma!
-¡Lo he visto con mis propios ojos! ¡John también!

John.

-¡Eh! A mí no me metas en esto.
-¿A mí no me metas en esto pero viniste? Venga ya.
-Lo hago por curiosidad. Podría habérmelo imaginado.
-Nuestras descripciones del fantasma coinciden. Un hombre alto, vestido de negro, con una máscara que tapa la mitad de su cara.

Espera, ¿acababan de describir a su padre?

-Este lugar no está abandonado. Mirad el jardín.
-Pero la casa por fuera está muy mal cuidada, no tiene sentido.
-Lo hará para despistar a los curiosos, como nosotros.
-Lo hará o... Lo harán. Puede que aquí viva más de una persona... O más de un fantasma.
-Es la puerta del infierno- dijo uno de ellos tratando de poner una voz escalofriante- Aquí vienen las brujas a hacer sus pactos con el diablo.
-Jaja. Muy gracioso- habló John- Esperen- todos pararon en seco- Allí hay alguien- miraba directamente a Geraldine, la habían descubierto-.

Si se movía, los espantaría. Si no se movía, mantendría su atención.
Levantó un brazo y saludó con la mano.

-Nos está saludando.

Din cerró la ventana haciendo todo el ruido posible y corrió al segundo piso.
No debía hablar, no debía gritar, no debía dar signos de vida.
Ella era un fantasma que cuidaba el jardín de una casa abandonada.
Los fantasmas ululaban.

Cogió aire y cantó lo más tétrico que se le vino a la cabeza sin dejar de mirara por las ventanas, vigilante.
Finalmente, los intrusos huyeron.

-¿Qué ocurre?- Gustave se acercaba, asustado-.
-Había gente fuera. Un grupo de chicos. Hablaban de que aquí vive un fantasma, describieron a padre. Intenté que no me vieran, sin buenos resultados, así que les di lo que venían buscando: un fantasma. Si se lo cuentan a alguien pensarán que es una broma y no les harán caso.
-¿Por qué no nos avisaste?
-Entonces se habrían dado cuenta de que aquí vive gente.
-¿Seguías en la sala de música?
-Leyendo. Y menos mal que no me fui antes, nos habrían descubierto. ¿Y padre? ¿Él no me oyó?
-Sí. Le dije que iría yo a ver. Ve a acostarte, yo se lo explico todo y hablamos por la mañana, ¿vale?
-Vale.

★★★★

-Vayamos hoy, durante el día.
-¡Estás loco! No.
-Los fantasmas se supone que aparecen en la noche, venga, esta tarde. Estaremos en casa antes del atardecer.
-Si allí vive alguien será mejor que lo dejemos en paz. Nos estaríamos metiendo en una propiedad ajena.
-Diremos que paseábamos rumbo al acantilado si alguien nos pilla.
-John, ¿por qué tienes tanto empeño en ir?
-¡Fantasmas Kenneth! ¡Fantasmas!
-¡Los fantasmas solo traen problemas!
-Da igual que no vengas conmigo, porque iré igualmente.
-Pues ve si tanta ilusión te hace, pero si después te metes en líos, no me metas a mí también.
-Vale- le respondió con sorna-.

-Mirad quién se acerca. Es el pequeño Kenny- John y sus compañeros se rieron-.
-Cállate. Será mejor que no perdamos el tiempo.
-En marcha.

★★★★

La familia estaba reunida en el salón, discutiendo lo ocurrido la noche anterior.

-Me habrán visto cuando iba a por algún material. De resto no suelo salir. Cómo tú dices, lo mejor es que sigan creyendo que aquí solo habitan...fantasmas- tras más de quince años, Erik era llamado fantasma de nuevo-.
-Me quedé ahí de pie, mirando. Debería haberme escondido.
-Si te hubieras escondido habrías hecho ruido y no podrías haberlos vigilado. Habrían terminado intentando entrar, y entonces, sí que tendríamos un problema.

Geraldine asintió, relajada ante la idea de que no estaban enfadados con ella y que pensasen que había actuado bien.

_ _ _ _

-Da menos miedo durante el día- comentó uno-.
-En eso tienes razón- dijo otro-.
-Fue una tontería venir de noche. Estaba todo tan oscuro, podríamos habernos caído por el acantilado. Está bastante cerca de aquí.
-Incluso encontrarnos con alguien que fuese a lanzarse a posta no habría sido tan raro.
-¿Y si este lugar es uno de paso para los suicidas? Tal vez dentro sea como una iglesia y vengan a rezar para ir al paraíso antes de terminar con sus vidas.
-¿Se habría tirado Mr.Y. por el acantilado?
-Es una buena teoría.

Charlaban a medida que se iban acercando, entre los arbustos, a la casa.
Cuando llegaron, se agacharon aún más y la observaron en busca de algún movimiento en su interior.
-¿Nos acercamos más?- preguntó John-.
-Yo preferiría esperar aquí, al menos un rato, antes de volver a movernos. Ya sabes, para asegurarnos y eso. Además, si necesitamos huir, desde aquí podemos perdernos en la maleza, en el jardín estaríamos en campo abierto, con apenas protección y escondites- explicó Kenneth en voz baja-.
-Tienes razón.

Los fantasmas de Coney Island (Phantom Of The Opera/Love Never Dies- fanfic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora