¿Sonámbula?

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El grito de las olas se mezcló con las últimas palabras de Raoul: asesino.

El silencio del aludido se mezcló con el del viento al igual que un fantasma.
Como sucedió 25 años atrás, observó desde las alturas cómo una vida se iba
sin que su expresión cambiase, sin sentir nada excepto odio.
Odio por su víctima.
Odio por su condición.
Odio por sí mismo.

★★★★

–Gustave, ¿crees que Raoul volverá?– Din acababa de terminar la clase de ballet y se estaba desatando las zapatillas–.
–Si lo hace, volveremos a dejarle bien claro que no le queremos aquí– Gustave levantó la vista de sus apuntes para mirarla– Él lo sabe, y por eso mismo no volverá.
–¿Puedo contarte un secreto?– dijo Geraldine en un susurro, con la cara más seria que pudo poner–.
–Vale...¿?
–Cuando llegásteis y vi que con solo ver a Raoul sentíais dolor... Me dieron ganas de empujarle, para que cayera por el acantilado. Por suerte me contuve y solo le di una bofetada.
–Din... ¿Vas enserio?
–Totalmente. Tanto que me asusta.
–No te asustes. Supiste hacer lo correcto. En realidad todos pensamos en parte eso. Es la naturaleza animal que los humanos llevamos dentro, proteger a nuestra especie a toda costa, instinto de supervivencia.
–Instinto de supervivencia...– repitió Din, memorizando, el concepto le había llamado la atención–.
–Sí. ¿Sabes qué significa?
–¿Proteger a tu especie a toda costa?
–Aparte de eso, muchas otras cosas. Como, por ejemplo, cuando tienes hambre: comes; cuando tienes sed: bebes agua; cuando te das un golpe: gritas para hacer saber al resto que te has hecho daño, dependiendo de cómo de fuerte des el grito la gente que tengas alrededor se fijará más o menos. Antes de ayer, durante la disputa, nos sentíamos en peligro. Por eso nos defendimos.
–¿Y cómo se diferencia el instinto de supervivencia de la estupidez?
–¿A qué te refieres?
–En el periódico leí de una persona que durante el robo de una tienda, tratando de ayudar, se puso a mencionar las frases heroicas de un libro de aventuras para disuadir a los ladrones. Al final ellos le dispararon e hirieron a tres personas.
–En esos casos lo que sucede es que la persona tiene una vida aburrida y en cuanto ve una oportunidad de llamar la atención, lo hace. No es instinto de supervivencia. Es, como tú dijiste, pura estupidez.

★★★★

Ya era entrada la noche cuando a Geraldine la despertó una voz gruñona.
–¿Quién está ahí?– se levantó de la cama y encendió la lámpara–.
–Asesino... Cómo se atreve... Me las pagarás...– la voz era lejana y algo distirsionada–.
–No puede ser...– ¿Raoul había ido a hacerles daño en la noche? Din se asomó a la ventana. La noche era de luna nueva y no se veía nada–.
"Tengo que avisar a alguien" pensó.

–Cobarde... Yo ya me marchaba... Me hiciste marchar... Pero he vuelto hijo de puta... He vuelto...

"Esa voz. Es Raoul sin duda"

–Ella era mía... Me la robaste... Puede que yo no le haya dado la mejor vida... Pero tú se la hubieras dado peor... La prueba está en tus hijos...– no estaba tan lejos, mínimo ya dentro de la casa. ¿Por qué nadie podía escucharlo?–.
–¿Quién anda ahí?
–...– dejó de hablar por un segundo–.
–He dicho quién anda ahí.
–¿Puedes oírme?
–Claro que puedo oírte Raoul. Si vienes a hacerle daño a mi familia te juro que...
–Si tú también puedes oírme... Eso significa que tú también...
–¿Dónde estás?
–Cerca, muy cerca... Tan cerca que podría matarte...– Din, ya en el pasillo, se giró e iluminó su alrededor en busca de Raoul, pero no vio a nadie–.
–Mientes. No estás tan cerca. Solo intentas asustarme. Márchate.
–Ya no estoy Geraldine... Y nunca más estaré...
–Deja de decir estupideces. Márchate.
–No puedo irme más de lo que estoy ya.... Primero, debo cumplir mis últimos deseos... Hasta que no lo haga no podré reencontrarme con ella...
–¿Reencontrarte con quién?
–Con Christine...
–¡Christine está muerta!– sintió cómo algo le tocaba el hombro y una respiración se acercó a su oído–.
–Yo también– le susurró el fantasma de Raoul–.

★★★★

El sol salió sin que Geraldine se diera cuenta. Seguía en el pasillo, se había quedado dormida apoyada en una pared.
–Din, ¿qué haces aquí?– preguntó Gustave. Aquel día tenía que ir al trabajo temprano y se había despertado antes que el resto– Din. ¿Estás dormida?– le sacudió un hombro– ¡Despierta Din!
–¡AH!
–¿Qué haces aquí?
–Raoul... C-creo que soy sonámbula.
–¿Sonámbula?
–S-sí... Tuve un sueño... Escuchaba a alguien por la casa... Salí al pasillo y la voz era de Raoul... Insultaba a padre... Al final me decía que estaba muerto...
–Habrá sido una pesadilla. Sobre lo de ser sonámbula, lo comprobaremos más adelante... Emmm... Tengo que ir a trabajar, ¿nos vemos luego?
–Sí(?
–Vale. Buen día– se despidió antes de irse–.
–Buen día.

–¿Sonámbula?
–¡AH! Padre, eres tú.
–¿Pesadilla de que Raoul entraba a la casa?
–Sí. Fue muy extraño– Erik le colocó la mano sobre la frente–¿Estás comprobando si tengo fiebre?
–Ajá.
–¡Padre! ¡No he perdido la cabeza! No todavía.
–Ve a cambiarte y acompáñame después. Iremos a por unos materiales que necesito.

La curiosidad la superaba así que hizo como su padre le indicó. Además, apenas salía de la casa debido a que si así hiciera los rumores sobre ella serían miles. Supuso que el lugar de recogida de esos materiales no sería muy concurrido.

–¿A dónde iremos?– le preguntó mientras caminaban hacia la ciudad–.
–A un lugar donde venden materiales.
–¿Cómo se llama ese lugar?
–No lo reconocerás por el nombre.
–Conozco todo Coney Island, tú fuiste el que me hizo estudiar y memorizar todo el mapa.
–Yo no te obligué. Solo te dije que lo hicieras. Podrías no haberlo hecho.
–¿Según tú decir "Estúdiate estos mapas" no es obligar?
–Tú no te quejaste. No hasta ahora.
–No me quejé porque... No se te puede decir no.
Erik la miró levantando su ceja descubierta.
–¿A qué te refieres con que no se me puede decir no?
–A... Eres mi padre. Eres como... Mi jefe. No se te puede decir no. Es irrespetuoso decirte que no.
–¿Estás tratando de evadir decirme que doy miedo?– se paró en seco, Din tuvo que girarse para hablar–.
–Das miedo porque eres mi padre. No porque seas alto, por vestir de colores oscuros y tener una voz grave y profunda.

Él se le quedó mirando, serio, durante unos interminables segundos. Entonces rompió en carcajadas. Su risa sonaba un poco malévola y demente.
–Vale. Buena respuesta– y continuó caminando–.

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¿Dónde será que lleva a Geraldine?
Lo descubriremos en el próximo capítulo.
Continuará...
[inserte créditos finales de Pokémon]
Okno.
~Chauuuuu



Los fantasmas de Coney Island (Phantom Of The Opera/Love Never Dies- fanfic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora