2 Recuerdos

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Londres

Miércoles
7:00 AM

He tenido aquel sueño de nuevo, aquel en dónde está ella, a quien extraño siempre.
Otra vez me despierto antes de que el despertador haga su trabajo.

Me levanto y empiezo mi día, me lavo la cara para quitar las lagañas y voy a la cocina ahí está mi padre haciendo el desayuno.

—Buenos días papá

Le hable mientras me sentaba y daba un bostezo.

—Buenos días hija
Me contestó sonriente mientras servía en platos los huevos que había hecho.

—Joel todavía no despierta, ¿podrías ir por él en lo que acabo de poner las cosas?

—Clarooo

Sin muchas ganas me levanto y voy hacia la habitación donde Joel se encuentra durmiendo aún, trato despertarlo de la forma más delicada que puedo pero sigue dormido, así que tendrá que ser por las malas.

— ¡Aahhh!, ¿Pero qué te sucede?, ¿Por qué me tiras de la cama?

Lo mire divertida, mientras él se agarraba su trasero adolorido.

—Trate por la buenas pero no funcionó, papá hizo el desayuno vamos

La verdad es que me agrada Joel, y papá está feliz así que no me quejo, además en gracioso y me perdona todas las veces que lo tiro de la cama.

—Hoy tenemos práctica a las 8 así que llega temprano a casa Karen

—Claro Joel yo siempre soy puntual

Son las 2 pm, camino por la calles de Londres hoy está nublado y un poco frío, mucho para aquel que no esté acostumbrado. Mis clases de artes marciales termino hace una hora, voy rumbo a una cafetería no para pedir café, si no para ver a alguien y comer un poco de pastel.

No, en definitiva no es una cita, solo hay una persona que podría estar en mi corazón y está no lo es. Se trata de negocios, y sí sé que es extraño que una chica de 16 casi 17 hable de "negocios" pero lo aprendí de papá y me va bien.

Llego al local y ahí está él, Fernando un joven de 27 años y dueño del 40 por ciento de un centro comercial, el mismo del cual yo tengo el 30 por ciento.

Después de una conversación de casi dos horas acepta darme el 20 por ciento por un buen precio, entonces nos damos la mano y ponemos fecha para cerrar el trato. Creo que son buena haciendo negocios, pero no muchos me toman enserio por mi edad, a pesar de que ayudo en este tipo de cosas en la empresa de papá, nunca soy la representante, con Fernando es la excepción pues el reconoce mis habilidades.

Mi vida es un poco aburrida pues no tengo amigos, voy saliendo del restaurant son las 5:25 joder si es que el tiempo pasa lento cuando no tienes a nadie. A veces voy al cine como ahora, puedo ver a las demás personas divertirse con sus amigos o pareja, pido un boleto para ver Alicia en el país de las maravillas, es lindo ver mundos de fantasía en donde puedes tener un buen final.

Me formo como todos esperando que llegue mi turno para pedir, después de unos minutos salgo victoriosa. La película a terminado me ha dado tristeza ver a Alicia partir, pero no quedaba de otra, me recuerda ciertamente a mí, solo que yo volveré a como dé lugar.

Son las 7:40 apresuro el paso, pues tengo que llegar a las 8:00 a casa. Ellos creen que no, pero escucho sus pasos apresurados como los míos pero con intensiones diferentes, de alguna forma me alegro que sea a mí, así es más fácil.

—Pero miren quien esta aquí, la chica impuntual

Comentaba burlón Joel señalando su reloj.

— ¡Oh vamos! Solo han sido 15 minutos, además no ha sido mi culpa, tuve que lidiar con un problema nocturno de camino a casa

Replique con los brazos cruzados fingiendo indignación.

Después de nuestra pequeña discusión en broma, fui directamente a mi cuarto para cambiarme. En la casa había cierta habitación que desde hace unos años se ocupaba para algo "especial", algo que nadie podía saber, solo yo, papá y Joel, era nuestro secreto.

Termino cansada, ya son las 11:30 pm, estuve en esa habitación por tres horas pero es mejor así, ahora solo son dos veces a la semana y no todos los días una hora. Me doy un baño y a dormir, mañana es el último día que podre pasar con papá ya que tiene un viaje de negocios y regresara dentro de dos semanas.

Es el mismo sueño otra vez, no me molesta pero trae consigo nostalgia. Es un recuerdo de aquel entonces cuando no era lo que soy ahora.

Hace 8 años

— ¡Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querida Karen, feliz cumpleaños a ti!

Las personas que se encontraban en la sala cantaban con sonrisas falsas en sus rostros, padres que habían llevado a sus hijos a la celebración, niños que solo estaban ahí por la comida y no por interés.

Yo solo esperaba que Alice llegara, era la única persona que me importaba que estuviera aquí, pero ya era tarde, tal vez y solo tal vez quise llorar, papá se fue un momento pero no sé a dónde y los niños se acercaron a mí.

—Qué bonita la fiesta, lástima que sea para ti, pero da igual nos comeremos todos el pastel hasta que no quede para ti

Yo no los quería aquí, pero mamá había enviado las invitaciones a pesar de mi negativa, solo estaban para lastimarme más, recordarme que para ojos de los demás solo soy una niñita en busca de atención.

—Pues si se comen todo su pastel, yo le comprare una solo para ella y no les invitaremos

Aquella voz que me tranquilizaba, Alice estaba aquí por mí. Aquellos niños solo le hicieron una cara fea y se fueron después de todo no podían contra alguien mayor que ellos.

—Lamento llegar tarde Karen, pero he tenido un pequeño problema pero ya todo está bien

Alice parecía siempre estar feliz, la sonrisa en su rostro quedaba muy bien, y en sus ojos podía ver que realmente al verme ella estaba feliz.

Paso toda la fiesta a mi lado, mamá y papá parecían estar bien con eso, les agradaba Alice. Cuando todos se fueron ella se quedó un rato más, solo salió por un momento y al regresar tenía dos cajas de regalo consigo una más grande que la otra.

Era de noche ya debía dormir, los regalos seguían sin abrir, no quería ninguno de esos regalos a excepción de dos que eran de Alice, así que fui a ellos para abrirlos.

En la caja pequeña había una cámara instantánea y papel para la cámara, en la segunda caja que era más grande y pesada había varios libros, saque el último, era mi libro, bueno realmente no porque el mío quedo destrozado, pero era aquel libro de "Mitos y leyendas del mundo por José Salvador Chávez Ferrusca". En aquel momento llore no por estar triste, sino por la felicidad que sentía en aquellos momentos.



Llegar a ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora