3 Despedida

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Es sábado, ahora mismo estoy en el sillón de la sala cubierta por mantas y Joel está a mi lado comiendo palomitas mientras vemos una película, es un poco tarde pero esperamos una llamada de papá, ha estado tan ocupado que hasta ahora nos llamará. Después de unos minutos el celular suena, Joel contesta y se levanta yo sigo en el sillón esperando mi turno.

Por fin Joel se despega del celular y me lo pasa, solo han pasado unos días pero parece que se mueren por estar separados.

— ¡Hola mi niña!

Se escucha la voz alegre pero a la vez cansada de mi padre

— ¡Hola papá! ¿Qué tal va todo?

Ahora soy yo la que se levanta del sillón, voy camino a la cocina.

—Muy bien, tal parece que en tres días más estaré de regreso ¡¿no es eso genial?!

Una pequeña risa de mi parte se escucha a través de la llamada.

—Claro que lo es, podremos tenerte con nosotros pronto

—Ya lo creo, ¿Qué tal va tu negocio del centro comercial?

—Todo salió bien, firmamos el contrato ayer

Hablamos unos minutos más, la voz de papá empezaba a sonar muy cansada así que lo deje ir a descansar. Era extraño no tenerlo cerca pues rara vez salía muy lejos.

Era ya la 1 am así que me dispuse a dormir, aunque no quisiera hacerlo, estos últimos días he tenido sueños no muy deseables, son aquellos recuerdos que me atormentan de nuevo, si tan solo pudiera cambiarlos.

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Me despierto de golpe, el sudor resbala por mi frente, son esas malditas pesadillas de nuevo. Veo el reloj son las 4 am aún faltan 4 horas para que suene el despertador. Trato de volver a dormir y después de unos minutos siento como mis sentidos van siendo segados por el sueño.

Siento como me mueven, tengo los ojos cerrados, escucho mi nombre a lo lejos, quiero saber que está sucediendo, y trato con toda mi fuerza abrir mis ojos.

— ¡Karen despierta! Es hoy acaso lo olvidaste

Por fin abro los ojos veo a Joel cerca, parece impaciente.

— ¿Olvidar que?

Empiezo a levantarme de la cama, estoy un poco desorientada.

—Hoy llega Lucas, tenemos que estar en el aeropuerto a las 10 am, son las 8:30 aun tienes que arreglarte y desayunar

—Cierto, lo olvide por un momento, dame unos minutos y bajo

Fui al baño atendí mis necesidades fisiológicas y me arregle para ir por papá, al terminar baje a la cocina.

Como era de esperarse un tazón de cereal con fruta me esperaba, Joel es muy bueno es muchas cosas pero cocinar no es una de ellas.

Joel está en la sala viendo la televisión, termino mi cereal y lavo el tazón, la tranquilidad de la casa se ve afectada por un grito desesperado de Joel.

— ¡¿Qué rayos sucedió Joel?!

Corro lo más rápido que puedo, al llegar veo como Joel está llorando, voltea a verme y lo único que hace es apuntar a la pantalla del televisor en el cual están dando una noticia.

"El vuelo 322 que llegaría a las 10:00 am desde Moscú Rusia se desplomo luego de que los motores dejaran de funcionar"

Eso fue todo lo que pude escuchar, estaba mareada, mi pecho empezaba a doler, aquello no podía ser verdad. A lo lejos puedo escuchar como algunas cosas se rompen, tengo que controlarme, pero esto me puede más.

¡MALDITA SEA!

¿Por qué él?

¿Por qué?

¡¿Por qué? Joder!

El frio del piso ni siquiera me molesto, permanecí ahí, los sollozos de Joel y los míos eran lo único que se podía escuchar en esta casa, la felicidad se hallaba marchita por un infortunio.

Teníamos que ir al aeropuerto como todos los familiares de los afectados, tomamos la suficiente fuerza de salir y afrontar la realidad, que ahora papá no estaría con nosotros nunca más.

— ¿Qué te han dicho?

Joel al ser el mayor fue al único que se le permitió entrar para obtener información.

—Dicen que aún siguen buscando sobrevivientes, y hay... hay cuerpos completamente irreconocibles, están carbonizados por la explosión

Abrace a Joel al ver como rompía en llanto y un momento después lo acompañe en su dolor, de ahora en adelante las cosas serían diferentes, el dolor y la tristeza nos acompañaría por un tiempo indefinido.

Los siguientes días no fueron mejores, Joel casi no salía de su habitación, algunas veces lo escuchaba llorar, tal vez el también escuchaba mi llanto, solo unas cuentas personas de ese vuelo podrán volver con sus familias, afortunados los sobrevivientes de aquel terrible accidente.

En ocasiones no podía controlarlo y terminaba destruyendo algunas cosas, Joel siempre me ayudaba a reparar, en algunas ocasiones escuchaba el ruido de mi habitación y venia conmigo otras era opacado con los desgarradores sollozos nocturnos.

Lo único que reconfortaba a Joel era la investigación que estaba realizando de la aerolínea, buscando el porqué de aquel fatal accidente. Mientras tanto yo me encargaba de la mitad de la empresa entre las sombras. Solo había una sola cosa me hacía resistir, era ese álbum en el cual habitaban fotografías de las personas que amo, era lo único que me mantenía controlada.

La casa se sentía fría y solitaria, y como si no fuera poco esta desdicha más problemas tocaron a nuestra puerta.

Al morir papá mi custodia paso a manos de mi madre, Joel trato de hacer algo pero no pudo, a pesar de su estabilidad económica, los jueces vieron mejor que tuviera estabilidad emocional y una familia, y claro creyeron que con mi madre, su hijo y su esposo estaría mejor, vaya estupidez.

No sé qué día es, todos son iguales ahora, los nombres cambian pero la sensación es la misma.

El ataúd es bajado hasta quedar entre paredes de tierra, hoy no llueve, el clima es bueno pero el día no. Joel dice algunas palabras y lanza una flor, las preferidas de papá, rompo en llanto, las palabras no salen, beso la flor y la lanzo, la tierra empieza a cubrir aquella prisión de madera, dentro no está él, no se pudo encontrar, pero están sus memorias. Todos empiezan a irse, solo Joel y yo estamos aun aquí, solo nosotros sentimos este profundo dolor de perder alguien amado.

Ya ha pasado una semana desde el entierro, estamos un poco mejor, empezamos a afrontar la realidad con la cabeza en alto, como hubiera querido papá. Hoy era mi último día en esta casa, pues tenía que ir a vivir con "mamá".

— ¿Ya tienes todo listo peque?

Un Joel en mejor estado que hace unas semanas se acerca a mí.

—Sí, ya tengo todo listo, pero no quisiera irme

—Lo sé, yo tampoco quiero que te vayas, prácticamente eres mi hija

Se acerca más a mí y nos abrazamos, estamos aferrados el uno al otro, las circunstancias hacen la despedida más difícil.

Es viernes y estoy arriba de un avión con dirección a Forks Washington para finalmente llegar a la pequeña Oil City, donde a partir de ahora viviría algún tiempo hasta mi mayoría de edad. Llevo dos maletas y una mochila, la cual llevo junto a mí, podría perder lo demás pero lo que hay dentro es mi preciado tesoro.

Solo espero que sea una tortura soportable, no quiero terminar haciendo daño a alguien, simplemente tengo que controlarlo y que ellos no interfieran en mi poca paz.






Llegar a ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora