Bakugou y Todoroki.
Todoroki y Bakugou.
Katsuki y Shouto.
Shouto y Katsuki.
Hielo, fuego y explosiones.
Explosiones y fuego, hielo.
Gris, azul y rojo.
Rojo y azul, gris.
No importa qué.
Ellos siempre han mostrado interés en el otro, ya fuera...
Era un día normal en la UA, los estudiantes de la clase 1-A terminaban sus actividades y se dirigían a la cafetería, un breve descanso antes de dirigirse al Centro de simulación de desastres y accidentes. Sí, otro entrenamiento de recate y prevención de accidentes con No. 13, Aizawa y All Might. Ya no era de extrañar ni les resultaba sorpresivo, aunque encontraban nuevos retos cada vez que llegaban.
Llegaron al campus después del mediodía, por lo que habían tenido suficiente tiempo para almorzar e ir descansados, con toda la energía disponible para la nueva actividad. Los tres maestros los guiaron a través de edificios en ruinas mientras les explicaban la tarea de ese día, buscar y rescatar a un grupo de niños que habían sido secuestrados por villanos, no era una actividad sobresaliente y tan extraña pero aún así debían cumplirla.
—Bien, vayan.
Dijo No. 13 con su voz extraña y si pudiera, sonriéndoles. No tardaron en dividirse en grupos, mientras unos planeaban y observaban sus alrededores con calma, otros corrían de forma impulsiva hacia diferentes lugares. All Might se giró hacia sus dos compañeros profesionales, su expresión lucia preocupada y su voz la mostraba con más claridad al hablar.
—¿No es demasiado exagerado? Podrían salir heridos.
—Los héroes vivimos con ello día a día, además ellos son fuertes, estoy seguro de que podrán con ello.
—Pero son criminales reales, ellos no tendrán compasión y...
—Es la idea. Así sabrán cómo es el mundo real, además son criminales inofensivos, son reclusos que pagan por crímenes menores que accedieron a ayudarnos para terminar con su rehabilitación.
Aizawa se oía muy seguro pero sus ojos estaban fijos en las cámaras que grababan a cada criminal en la zona, eran tan solo cinco, todos ellos usando grilletes que les impedían usar sus dones al máximo y, además, eran personas que habían sido llevados a la cárcel por crímenes como robo, intento de robo y similares.
En sí, no eran peligrosos y los niños no eran más que robots pequeños que simulaban serlo. El ejercicio estaba bien planeado, pues además de ellos tres, habían más héroes alrededor de la zona que mantenían sus ojos sobre cada criminal.
No podría pasar nada malo...
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Habían perdido de vista a Todoroki cuando comenzaron a correr hacia una de las zonas que creían podían tener a los niños pero decidieron no preocuparse por ello, pues el chico era uno de los más fuertes de su clase, podría manejar la situación que fuera y tenían intercomunicadores, así que si sucedía algo, él les avisaría.
—Deku, mira, allá.
Uraraka le señaló hacia una fábrica abandonada y casi en ruinas, era una zona nueva, además de que estaba apartada y habían pisadas dirigidas al lugar. Se ocultaron y observaron de lejos, una figura se asomó por lo que parecía ser la puerta principal, era un hombre alto y vestido completamente de negro. Su rostro cubierto por una máscara totalmente negra, cabello rizado de color azul y las manos al frente unidas como si no pudiera separarlas.