Capítulo 6

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Una noche de desvelo

Una alarma sonó a la 1:00am de la noche

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Una alarma sonó a la 1:00am de la noche. Ya que, al no ver a Alex en la cena asumí que estaría en alguna fiesta y al no ser notificada sobre su plan de ésta noche debía estar pendiente a su regreso. Me levanté de la cama y fui hasta la habitación de mi hermano para encontrar la cama vacía, justo como lo suponía.

— ¿Por qué haces esto, Alex? — le pregunté a su habitación, el cual no se molestó en responder

Salí de allí y regresé a mi habitación para tomar mi celular y así llamarle.

Alex

Un tono..., dos tonos..., tres tonos... Buzón.

Caminé por toda la habitación con el celular en la mano, pensando en alguna otra forma de contactarlo. Ese era el problema de Alex, tiende a salir sin avisarle a nadie, y mucho menos sin decir dónde estará, cuándo llegará, o al menos contestar una llamada.

Y ahora aquí estoy, despierta a la mitad de la madrugada intentando contactar a mi hermano con el que me la paso peleando, pero que aún así no dejaría solo.

Exhale con frustración al no saber que más hacer, de pronto comenzaba a sentirme asfixiada en la habitación así que fui hacía la ventana para abrir las cortinas y así permitir que el aire fresco del exterior ente a refrescarme. Sin poder evitarlo, desvíe la vista a la ventana de enfrente, notando rápidamente la luz tenue que este irradiaba en su interior, y con un poco de esfuerzo también pude verlo a él sentado en la silla giratoria de un pequeño escritorio al lado de su cama.
Observé a sus dedos moverse ágil y veloz sobre las teclas de su computadora, no sé cuánto tiempo transcurrió mientras estuve mirándolo, pero al cabo de un rato decidí quitarme de la ventana antes de que se diera cuenta.

Cómo última alternativa, fuí hasta mi escritorio, ya que al igual que mi vecino, yo también tenía uno, y encendí mi computadora para así revisar los perfiles de Alex y de sus amigos en busca de cualquier información que me llevara a su paradero. Nada. Nadie subía nada aún, o en caso de hacerlo, debían haberme bloqueado para que no pudiese ver.

No quería preocuparme, pero era imposible cuando tu hermano de dieciséis años sale toda la noche sin decir nada y no puedes contactarlo.

Tuve que morder mi labio inferior con fuerza para ahogar un grito que imploraba salir de ellos, y en un vago momento mis ojos se desviaron a una hoja de papel sobre el escritorio, el cual tenía dobladuras debido a su antigua forma de avión.

"Lo siento, no era mi intención mirar".

Leí lo escrito sin dificultad y sin necesidad de tomar la hija.

Aviones de papel [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora