Capítulo 17

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Aquí había un chiste que yo no entendía

Chris

— Aquí está la ropa que me pediste — Liv, hizo acto de presencia bajando por las escaleras con un puñado de ropa en brazos

— Gracias, ¿podrías dársela a la chica qué está en mi coche? — miré a Liv por un segundo para verla asentir — Y llévala a tu habitación para que se cambie, por favor

— Claro — salió de casa para ir en busca de Amber

Aunque mi camiseta no le quedaba nada mal a Amber, no podía llevarla así todo el día, así que le pedí algo de ropa a mi hermana para que pudiese cambiarse y estar más cómoda.

Había alrededor de tres cajas con mis pertenencias sobre los sofás color hueso. En realidad no era mucho lo que faltaba por llevarme, y quizá pude haber esperado, pero este día me pareció bueno en particular para venir por ellas.

— ¡Chris! — Livia hizo acto de presencia — ¿Seguro qué trajiste a una chica?

— ¿De qué estás hablando?

— Tal vez la edad te hace alucinar ya — se mofó

La miré mal por un instante antes de regresar mi atención a las cajas que estaba terminando de cerrar.

— Rubia. Ojos grises. Piernas largas. Delgada. Te dije que está esperándome en el coche

— Entonces lamento informarte que tu chica rubia de ensueño a desaparecido por arte de magia

— ¿Qué? — la miré confundido

— No había nadie en el coche

— ¿Cómo qué no había nadie? — indagué aún más confundido

— Quizá Tobie se la comió — se encogió de hombros — Chris, llámala y pregúntale dónde está y deja de mirarme así — agregó ante mi mirada irritada

— No puedo llamarle — maldije a mis adentros al recordar un pequeño detalle — Yo tengo el celular de Amber

— Y ¿crees qué le quede la ropa? — inquirío de pronto — Porque soy hermosa pero no tengo el cuerpo de tus modelos

— ¿Quién dijo qué traje a una modelo?

— Pues no te imagino saliendo con otra clase de chica, y por la descripción eso fue lo que pareció — se cruzó de brazos

— Es mi vecina — miré a través de las paredes de cristal en busca de algún rastro de ella

No podía dejar que algo le pasara o el que tendría problemas sería yo, y todo por culpa de una adolescente. Además, no podía ser tan tonto como para no encontrarla en mi propio terreno.

— ¿Ahora sales con tus vecinas?

— No es lo que crees

— Típica mentira de machos

— Livia... — sobe mi frente con mis dedos — Ahora no tengo tiempo para esta conversación. Debo ir a buscarla

— Agh

Cuando estaba por salir por la puerta que daba hacía el jardín, el quejido de mamá resonando por toda la sala me hizo detener.

— Odio el césped

— ¿Entonces qué hacías allá? — inquirió mi hermana

— Estaba buscando a James — inició relatando — Quería que ayudará a tu hermano con el resto de sus cosas, pero al parecer está muy ocupado con esa niña vagabunda

Aviones de papel [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora