Aviones de papel [Libro 1]

Capítulo 19

Sucesos y emociones

Amber.

¿Qué acababa de pasar? Esto es malo, esto es muy malo, estuve a punto de besar a mi vecino, y eso es malo. No puedo besarlo, me volvería loca si lo hiciera, no sé que me pasa pero sabía que besarlo haría que mis emociones enloquezcan más, y ¿si pasaba lo de aquella vez? No podría soportarlo, soy muy sentimental, por lo que prefiero dejar las cosas como están, y se que sufrir es un proceso vital para nuestro ciclo de vida, pero con él, aquello era algo que no estaba dispuesta a soportar.

Recargue la frente en el cristal de la ventana, fijando mi vista en las fachadas de las cosas del vecindario, en algo tenía que entretener mi mente, pues el silencio sepulcral que habíamos creado me estaba matando, logrando que cada semáforo me pareciera eterno. Y por fin, al cabo de un rato conduciendo, Chris se detuvo frente a mi casa, desabroché mi cinturón y abrí la puerta para salir cuando escuché que la persona en el vehículo imitó mis movimientos.

— No tienes que bajar — murmuré esperando qué no insistiera

— Te acompaño al pórtico

Fue lo único que dijo antes de salir por completo del coche. Avanzamos por el jardín hasta detenernos en el pórtico, dónde una vez ahí, el silencio se intensificó, si es que eso era posible. Ninguno dijo nada del bochornoso momento de hacía un rato, pero ambos lo pensábamos, de eso estaba segura.

— Quizá debería entrar a explicarle a tu madre el porque llegas a ésta hora

— No creo que sea buena idea — le detuve antes de que cometiera alguna locura — Que entres ahí solo le hará sacar conclusiones de cosas que no pasaron, y no quiero que me relacione de ninguna manera con usted

No supe descifrar su mirada, pero se que no le habían agradado mis palabras, y no era para menos, a mi tampoco me había gustado decirlas, pero mi cuerpo entero estaba sintiendo unas extrañas descargas eléctricas que no sabía de dónde provenían, y no estaba segura de querer averiguarlo.

Sentía que todo esto tenía una cinta amarilla de precaución.

— Si así lo quieres, está bien

— Bien... — susurré casi inaudible

— Bien... — susurró él aún más bajo

De nuevo el silencio reino entre nosotros.

— Entonces me voy — anunció sin más. Lentamente se acercó de nuevo a mí, ésta vez para depositar un beso en mi mejilla que apenas rozó mi piel pero que la hizo erizar por completo

Sentí como mi corazón comenzó a bombear cada vez más rápido al sentir su cercanía, no obstante me esforcé en no demostrar la reacción involuntaria de mi cuerpo. Cada vez entendía menos toda esta situación y lo que me hacía sentir. ¿Por qué me sentía así? Tenerlo tan cerca me hacía sentir la necesidad de concretar aquel beso que no pudimos tener antes, pero hacerlo era una locura, y las consecuencias serían trágicas, pero tenerlo ahí frente a mí, hacia ver a la tragedia bastante atractiva.

Cuando mi abuelo me animaba a intentar algo siempre me decía que tenía dos opciones, "quedarte en tu zona de confort o hacer lo que te da miedo".

Supongo que opté por la opción menos racional, y que en efecto, me daba miedo. Sin pensar en nada, lo tomé de las mejillas con ambas manos para hacerlo hacia mis labios uniendo ambos en un beso que duró apenas segundos y que nos tomó a ambos por sorpresa. Y como si fuese algún tipo de reflejo, llevé mi mano con fuerza hacia su mejilla hasta estamparla en ella. Mi vecino parecía incapaz de salir de la sorpresa, pues tardó alrededor de un minuto en reaccionar sobre lo que acababa de pasar.