Que nadie te detenga a encontrar la libertad
Me removí en la cama, incómoda he incapaz de encontrar una posición cómoda para dormir. Abrí los ojos de golpe al mismo tiempo que expulsaba el aire de mis pulmones.
La oscuridad de la solitaria noche me impedía ver con claridad, lo único que impedía que estuviese por completo a oscuras era la luz de la noche entrando por la ventana de la habitación.Salí de la cama con cuidado de no hacer ruido y me encaminé por el oscuro pasillo hacía mí habitación. Al entrar, la curiosidad de saber si habría algún avión de papel, y aunque había sido yo la que no respondió el último, por alguna razón pensé que en quizá había mandado otro así que me acerque a la ventana dónde, en efecto, había un avión de papel.
Lo tomé entre mis manos para leer el interior.
"Nosotros decidimos que tanto nos consumen los problemas de los demás".
Para ser sincera, el sueño en mi organismo me impedía entender sus palabras. Puse el avión desdoblado sobre mi escritorio junto a los otros y me dejé caer en la cama, tan sólo estuve un segundo allí acostada antes de volverme a levantar para ir al baño y así mojar mi cara con agua fría para espantar a Morfeo.
Salí del baño y fui directo al clóset para buscar la ropa más cómoda que encontré. Por lo general solía arreglarme un poco para complacer a mi madre, pero hoy no me apetecía hacerlo, en realidad quería tirarme en la cama y no levantarme dentro de mil años.
Me puse unos jeans y un suéter lila sin ningún tipo de estampado, unos tenis blancos y dejé mi cabello sin cepillar.
Bajé a la cocina para preparar algo de café, y cuando este estuvo listo mamá apareció por el umbral.
— ¿Café?
— Sé ve que no pasaste una buena noche
— Al igual que muchos en otras partes del mundo
— ¿Sabes qué? No tienes que ir hoy al entrenamiento
Me fue imposible no fruncir el ceño ante sus palabras.
— ¿En serio?
— Pero tienes que ir a clases hoy y por supuesto reponer el entrenamiento
— Susan Jostice suspendiendo la práctica de patinaje, eso es en verdad sorprendente
— No te emociones, es sólo una excepción
— Tú nunca haces excepciones — le recordé — ¿Recuerdas cuando me obligaste a entrar con la muñeca rota?
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Aviones de papel [Libro 1]
RomanceQuién diría que un avión de papel podría unir a dos personas de mundos muy diferentes. Él es un empresario con prestigio, y ahora también es el nuevo vecino de ella, una adolescente controlada por su madre. Y con el mundo en contra ellos podrán enco...