Capítulo 18

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Amber.

Al salir de la oficina levanté el mentón y moví las caderas frente a la chica tras el escritorio. No estaba contenta, podía notarlo pese a que no le dirigí la mirada, pero podía sentir la suya clavada a mi espalda.

Subí al ascensor, el cuál me dejó en un piso más arriba del que me encontraba con anterioridad. Caminé por un largo pasillo, notando a su vez, que era muy poca la gente que se encontraba trabajando hoy. Por fin di con la cafetería, y directo me a valance sobre la mesa repleta de donas y waffles.

— Tengo tanta hambre que me comería un tigre — tomé un plato para comenzar a servir donas y panquesitos de chocolate

— Es navidad, ¿o cómo fue qué llegó este regalo a mí? — una voz gruesa habló a mi espalda, bastante cerca de mi oído, lo cual provocó un escalofrío que escaló por toda mi espalda

— ¿Disculpa? — me giré dispuesta a encararlo por tomarse tal atrevimiento de hablarme así

Me parecía familiar. Detalle su rostro, sus ojos marrones y su cabellera de un castaño claro, y su fina barba en crecimiento; pero no lograba recordar dónde lo había visto antes.

—¿Te conozco? — preguntó finalmente

— Lo dudo mucho — respondí tratando de verme serena, aunque la verdad el tipo no me gustaba nada —

-— ¿Puedo saber tu nombre? — indagó sin apartar la mirada de mí

— Haysel — respondí inquieta. No me daba buena espina, y por supuesto no iba a darle mi nombre real

— Es todo un placer conocerte, Haysel — tomó mi mano para conducirla hacia sus labios besando mis nudillos en el proceso

Sintiéndome cada vez más incómoda, traté de quitar mi mano, pero él ejerció un poco de fuerza impidiendo que pudiese quitarla.

-— Sí..., me disculpa, debo irme... — anuncié cada vez más inquieta, y fue entonces que me soltó

— ¿Por qué tanta prisa? — indagó como un detective acorralando a su víctima — A penas nos estamos conociendo — di un paso hacia atrás al ver qué él daba uno hacia delante

Intenté parecer relajada y aparente tener el control de la situación.

— No creo que eso sea posible — hice una mueca con mis labios, mostrando mi falta de interés. Sentí como mi corazón comenzaba a latir cada vez más rápido

— Nunca te había visto por aquí — menciona ignorando mis palabras anteriores — Y es obvio que no trabajas aquí

— ¿Con quién vienes? — pregunta interesado

¿Si le digo con quién vengo me dejara ir por la paz de la tierra?

— Soy amiga de Chris — musite ahora en un tono más bajo. El poder de mi voz se iba desvaneciendo con el tiempo

— Ah... — exclama como si entendiera el porque de mi presencia — Vaya amistades que tiene William

— ¿Disculpa?

— Y..., ¿qué hizo el señor perfecto para que seas su amiga? — se cruzó de brazos en espera de mi respuesta. Este tipo era terco.

— Ya debo irme — anuncié por segunda vez

— Ya recuerdo — chasqueo los dedos — Eres la chica del antro

— ¿Qué? — fruncí el ceño — No sé de qué me habla

Aviones de papel [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora