Capítulo 1

7.7K 219 6
                                    

Para las que ya me conocen; así es, volví y en menos tiempo de lo que esperaba xd y les traigo una nueva adaptación ❤

Disfruten de la lectura 🥰

---------‐--------------‐---------------------------------------

"¿Salimos a tomar una copa?"

"No me apetece".

"¿No te apetece? Eres joven, estás sana, debería apetecerte". Dijo Ana con vehemencia.

"Otro fracaso para los imperativos universales, ya ves tú.

"Hace mucho que no sales".

"Ya". Me limité a responder.

Ana bordeó con la yema del dedo el gollete de su botellín de cerveza y dijo, en tono casual:

"Podrías conocer a alguien". La miré, frunciendo el ceño. Ella se alzó de hombros. "¿Qué? Ya han pasado seis meses desde que…".

"No sigas". La fulminé con la mirada.

"Mira, Valentina...".

"No". Dije entre dientes.

"Creo que deberías afrontarlo de una vez. Si te sigues poniendo así por un simple comentario…".

"Ana…". Le advertí.

Ella sacudió la mano.

"No, esta vez no me callarás. Mira, hay dos opciones para esto". Dijo. "O pasas página o afrontas por qué no puedes pasar página". Me miró, desafiante. "Tú no has hecho ni lo uno ni lo otro." Echó hacia atrás un mechón de su melena cobriza.

"Sí lo he hecho". Me defendí. "He pasado página".

"¡Ja! Mírate. Te pasas los fines de semana metida en casa desde que rompieron. No quieres salir, no quieres conocer a nadie, no…".

"¿A qué viene esto ahora?" La corté, enfadada.

"¡Porque estoy harta de verte de esta manera!" Exclamó. "A estas alturas ya deberías haber empezado a resucitar, maldita sea".

"No estoy muerta".

"Nadie lo diría".

"Vete a la mierda".

"A tu madre no le gustaría ese lenguaje". Replicó, con tono de regaño.

"Mamá hizo muy mal acogiéndote en casa". Rezongué. "Pero la pobre desconocía que los bisexuales sufren del mal del karma desorientado y su consecuente impertinencia".

Se cruzó de brazos y una expresión de fingida ofensa se dibujó en su rostro ovalado.

"Yo solo pienso en lo mejor para ti".

"Lo mejor para mí en estos momentos es irme a la cama".

"¿Cómo puedes desperdiciar una noche de juerga?" Me señaló con el índice. "Mírate, maldita sea. Eres una castaña de metro setenta, piel clara, cuerpo de espanto, ojos azules, boquita pecadora, inteligente, simpática y buena persona hasta decir basta. ¡Si sales, tienes ligue garantizado, hermanita!"

Un tono agudo nos interrumpió en ese momento. Ambas nos volvimos hacia el ordenador. Era el sonido de aviso de un programa de chat.

"¿Lo has dejado conectado?" Le pregunté.

"Oh, sí, se me olvidó". Puso los ojos en blanco. "Mata a esta impertinente y desorientada bisexual por ello".

"¿Por qué no te vas a amargarle la vida a Juanepi?" Me acerqué al ordenador para conectar la pantalla.

La Perfección Del Silencio (Juliantina) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora