diez

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    Desde el campamento escolar, Rin no ha podido mantener la calma debido a Len. Sintiéndose nerviosa cada vez que se encontraba cerca suyo.

—¿Qué?

    Ella se sienta en el pupitre a su lado, mirando a un fastidiado Len tener que hacer unos trabajos para compensar su ausencia durante clases.

—Pues... es algo así como que me pidieron que te vigilara—cuenta al recordar como el sensei Hiyama le había dado la tarea de observar a Len terminar su trabajo luego de clases.

 —Sí, sí, lo de siempre—se queja mientras se recuesta en la mesa.

—Y pensar que te saltaste las clases en pleno días de exámenes.

—Estoy preparado para repetir el año—se jacta, luciendo divertido pero Rin teme que lo diga en serio.

    Nerviosa, ella se levanta de su asiento, necesitando alejarse un poco más de él, sintiendo a su corazón muy atolondrado en su pecho.

—Y-Ya veo... entonces, haz tu mejor esfuerzo y-

—Como estás desocupada, ayúdame—pide mientras le tira del brazo y prácticamente hace que se siente en su regazo, Rin se sonroja mientras Len señala su trabajo—. Resuelve todas éstas preguntas.

—¡¿Por qué yo?!

—Si no te apresuras... te desnudaré—advierte mientras desafloja la corbata de su uniforme y desabotona los primeros botones de su camisa blanca, Rin se sonroja antes de alejar sus manos con el rostro prácticamente ardiendo.

—Como pensaba, ¡no puedo lidiar contigo!—Se queja mientras se escabulle y se aleja, aunque Len es rápido y se posa tras suyo.

—¿Por qué te escapas?  A pesar que antes dijiste que querías estar conmigo...

    Es verdad, lo había dicho, ¿pero por qué sentía como si Kagamine-kun se estuviera aprovechando de su debilidad?

    Hastiada toma asiento en su lugar y comienza a resolver las preguntas, observando a Len mirar por la ventana de la clase hacia el exterior. Hacía un buen clima.


—Te tardaste mucho en resolver las preguntas, creo que yo los hubiera hecho en menos tiempo—presume una vez ella ha terminado—. Tengo prisa así que me voy a casa, adiós.

     Cuando él toma su bolso y camina hacia la puerta del aula Rin no puede evitar detenerlo, con su corazón latiendo rápidamente en su pecho y las palmas de sus manos sudando.

—Kagamine-kun, ¿no podemos ir juntos a casa?—Pregunta, reuniendo todo el valor de su diminuto cuerpo, pero Len la mira sobre su hombro levemente antes de responder:

—De ninguna manera—afirma y se va.

    Rin piensa que no debería sentirse tan decepcionada, que era predecible que respondiera algo así.


     Mientras camina por el centro abarrotado de personas no puede dejar de chequear su entorno. ¿Acaso Kagamine-kun no tomaba ésta ruta hacia su casa? Ella no lo veía por ninguna parte.

    Desatenta choca sin querer con un chico, y cuando nota que tiene el mismo uniforme escolar de su instituto está por pedirle disculpas, hasta que alza la mirada y se congela en su lugar.

—Ah, si no es nada menos que la encantadora Shimoda-san—dice el chico castaño que anteriormente la había retenido y usado de cebo para que Len apareciera.

—Uh, ¿qué quieren?—Pregunta cuando nota a sus secuaces tras suyo, mientras le miran con diversión.

—Así que estás saliendo con Kagamine después de todo. Ahora ya no puedes dar excusas, ¿cierto?—El castaño, del cuál sigue sin saber su nombre, inquiere con seguridad.

the idea of you | rilenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora