dieciséis

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    Cuando llegan a su hogar Rin se siente casi deprimida. Por alguna razón, no quería que la noche terminara, o al menos, que Len se fuera tan rápidamente.

—Gracias por lo de hoy—murmura mientras presiona sus labios entre sí, sintiendo su rostro calentarse cuando repite el beso que se habían dado en medio festival en su mente.

    ¡Qué vergonzoso!

—Adiós—Len se despide fácilmente, Rin parpadea confundida mientras ve como se gira y se aleja, ¿eh? ¡¿En serio?!

—E-Espera...—detiene, observando como él se detiene lentamente y se gira a verla—, o-oye, um...

—¿Qué?—Cuestiona confundido, ¿acaso ella es la única con los sentimientos a flor de piel? ¿Acaso ella era la única nerviosa entre los dos?

—¡Vamos! Quédate un poco más y juguemos con los fuegos artificiales—intenta ofrecer torpemente mientras señala la bolsa en su mano—. Hace rato no pudimos verlos, es por eso que no me siento completamente satisfecha—añade mientras Len parece considerarlo.


    Cuando se sientan en su jardín trasero, dónde ella esparce los diferentes tipos de fuegos artificiales y escoge por las estrellitas primero es cuando Len habla:

—¿No prefieres jugar con tu familia? No te vas a divertir si juegas conmigo—murmura, luciendo repentinamente apagado.

    Rin mira hacia su regazo, observando el patrón de las flores de su kimono. Si girara hacia atrás vería su casa con las luces apagadas y vacía, pues su madre probablemente estaría en el hospital, trabajando en su turno como enfermera. Sin embargo, no se deprime, sino que enfoca su mirada en Len, quien mira el paquete brillante de las estrellitas.

—Si estoy con Kagamine-kun todo es divertido... porque me gustas—admite mientras mira hacia otra parte, un poco avergonzada.

—¿No querías qué me olvidara de eso?—Se queja entre dientes, molesto y ella se estremece, recordando como en el festival había cambiado drásticamente de tema antes que sus amigas aparecieran y los interrumpieran.

—¡Sí! E-Es verdad, pero... quería decírtelo apropiadamente de nuevo, ya que tú también lo has dicho—confiesa mientras mira hacia el césped verde de su patio, sintiéndose algo tímida.

    Ella no tenía idea de que el amor se sentía así de caótico y desordenado, parecido a un fuego artificial explotando. Aunque Rin no sabe como se siente un fuego artificial explotando, es como si tuviera un montón de ellos en su pecho ahora, esparciendo chispas por doquier e iluminando todo.

—Así que "te gusto", pero, ¿de cuál gustar te refieres?—Cuestiona mientras finalmente la observa, luciendo serio y sincero—. ¿Es el mismo qué hace que ya no quieras soltar mi mano? ¿Hace qué no quieras mostrarlo a otras personas? ¿O incluso te hace tomarte la molestia de ir a buscarme, o gastar un montón de energía en cosas inútiles conmigo, o incluso querer besarme mucho?

    A medida que habla, luce encantador, tanto que Rin se siente perdida en sus bonitos ojos azules que brillan como dos gemas. Ella asiente a cada palabra que él dice, casi hipnotizada.

—Sí, es ese mismo gustar, Len—cede un poco perdida ante su mirada que brilla debido al fulgor de la luna, bañándolo en una luz blanca que solo parece dejarlo más majestuoso e irreal, como un ángel.

    Él se inclina más cerca de ella, también la mira de esa forma que lo hizo la primera vez y muchas otras veces, como si aún estuviera intentando descifrarla.

—Es patético—parece quejarse en un susurro cerca de sus labios—, como pensaba... algo como el amor...

    No termina de hablar, porque la besa nuevamente. Es diferente de a como lo hizo en el festival, éste beso es más apasionado y fogoso, casi desordenado. Rin cierra sus ojos con fuerza mientras siente que Len la acerca más a su cuerpo con sus manos en su cadera, ella se deja manejar mientras rodea su cuello.

    Cuando inserta su lengua en su boca Rin jadea, es como descubrir un mundo totalmente nuevo acerca de los besos, acerca de cuán obscenos y húmedos pueden ser. Sin embargo, ella prontamente se encuentra deseando más, más de Len y de su toque, de su colonia que la embriaga y de sus besos que logran marearla.

    Ella suspira cuando lo siente alejarse. Rin parpadea algo ida aún y cuando nota a Len rápidamente dice:

—Um, no dirás que ésto fue mi imaginación, ¿verdad?—Inquiere un tanto asustada de que el rubio se arrepintiera, aunque él solo ríe.

—Ah, eso, pfff, claro que no...

—¡Ahh, no digas nada!—Pide mientras pone sus manos en sus oídos y chilla—. ¡No lo arruines ahora! ¡Déjame ser feliz por un momento!

   Len se acerca a ella, tomando su barbilla con sus fríos dedos y haciendo que le mirara, luce un poco molesto mientras dice:

—Cállate, no te has imaginado nada—asegura antes de sonreír—, y si aún lo dudas... lo haré de nuevo.

—¿Eh?—Murmura un poco sorprendida, pensando levemente en decir que lo sigue dudando, solo para que la besara nuevamente, ah, se estaba volviendo codiciosa—. Está bien—es todo lo que decide susurrar mientras se acomoda en su lugar y mira hacia su oscuro jardín nuevamente.

—¿Qué hay con esa pausa?

—No es nada...—responde algo mareada y alegre, sintiendo sus mejillas arder y su sonrisa crecer.

    ¡Más importante! Eso significaba que Len la correspondía, ¿cierto? Además, la había besado dos veces en una misma tarde. Oh, rayos, Rin estaba tan feliz que sentía que podría morir. Ella se toca sus mejillas con sus manos, sintiéndose cálida y sonrojada, aún algo fuera de sí mientras piensa en Len, quien por cierto luce un poco molesta ante la falta de atención.

—Oye...—llama, logrando que Rin se girase a verlo, él aprovecha para darle un pequeño beso en sus labios—. Solo para que sepas, eres mi novia ahora, así que no puedes arrepentirte.

—¡No me arrepentiré, lo prometo!



the idea of you | rilenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora