extra

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—Entonces... ¿ya le dijiste?

    Len hace una mueca mientras observa a su hermana Anon, quien lo está mirando atentamente. Ambos se encuentran en la cocina, en dónde el rubio observa a su novia hablar animadamente en la sala de estar con su otra hermana, Kanon.

—No, aún no—gruñe mientras escucha a Rin decirle a Kanon sobre el nuevo dorama que se encontraba mirando, escuchándose animada y emocionada.

—¿A qué tienes miedo, Len? Ya están cerca de cumplir un año, ¿no?—Parece reprenderle con una mirada llena de regaño que él ignora mientras termina de cortar las manzanas para ser comidas como aperitivo.

—Sí, lo sé—murmura algo abatido.

    La tarde transcurre con calma luego de aquella conversación, aunque Len se encuentra más ausente de lo usual luego de eso. Su mente no deja de pensar en las palabras dichas por Anon, y una parte suya sabe que tiene razón, pero él es cobarde, y no quiere perder la sonrisa cálida que Rin le otorga casi todos los días.

    No quiere que su bonita expresión enamorada fuese cambiada por una mueca disgustada y unos ojos que expresaban asco e incluso terror.

—¿Len?

    Sale de sus pensamientos cuando nota a Rin prácticamente sentada frente suyo, él parpadea mientras observa sus bonitos ojos que lucen de un celeste suave bajo la luz blanca de la sala.

—¿Qué sucede?

—Más bien, ¿qué te sucede a ti? Has estado toda la tarde distraído—murmura mientras toma sus manos entre las suyas, como siempre, ella está cálida.

—Lo lamento—dice mientras realiza que no puede ni escuchar o oler a sus hermanas en el departamento—, ¿y mis hermanas?

—Han salido ha comprar algunas cosas para la cena, ¿te sientes bien?—Insiste y él suspira, ¿sería el momento correcto decírselo ahora?

—Sí, estoy bien, es solo que tengo algo...

    El ruido del celular de Rin lo detiene, ella le da una mirada llena de disculpa antes de levantarse e ir en busca de su bolso. Len traga algo de saliva mientras pone sus manos sobre sus muslos, rasgando casi la tela de su jean. 

    Aún si Rin va hacia el pasillo para tener más privacidad Len puede escucharla, privilegios de tener su audición mejor desarrollada que la de un humano promedio. Es su madre, quien le pregunta si vendrá para cenar o no. Rin le dice que enseguida irá para allá y Len suspira.

    Quizás, hoy no sea el día.


    Como las vacaciones de verano están por culminar es normal que se vieran casi todos los días, pues Rin era una entusiasta cuando se trataba de verlo, ya sea para hablar, o simplemente dormir la siesta en su cama, o cocinar e incluso leer un libro mientras se encontraban en silencio, ella perdida entre la historia y Len entre sus pensamientos. Pero su presencia, su esencia y los latidos de su corazón eran suficientes para el rubio.

    Le otorgaban una paz indescriptible, nunca antes había pensado que él podría tener algo así, ¿se le permitía? ¿Podría él tener derechos así? 

    Sin embargo, aún si se ven casi todos los días, nunca parece ser el momento adecuado. Si no son interrumpidos por sus hermanas o el celular de Rin, no están en un buen ambiente. Cuando salen nunca parece haber un lugar correcto para contárselo, ya sea porque hay demasiada gente o porque Rin está emocionada contándole algo.

—¿A dónde han ido ésta vez?

—No lo sé, creo que a China—cuenta mientras hojea una revista sobre naturaleza que Anon había traído de su viaje por Europa.

the idea of you | rilenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora