Era día martes por la noche en la que yo no quería nada más que dormir y nunca despertar. Estar con mi hermana. Es increible como puedes valorar tanto alguien cuando la pierdes. Cuando pierdes sus caricias, consejos, amistad.
Se supone que tienes casarte con la persona que amas y se supone que ese día debería ser la mayor felicidad, pero ese no era mi caso. Todo lo que yo había soñado se había esfumado desde aquella noche.
Ese infeliz que me había quitado la oportunidad de vivir, de soñar, de tener una familia, de cambiar. Cuanto me hubiera gustado tenerlo frente mio para poder matarlo con mis propias manos. Para torturarlo lo más que pueda, hacer que sufra y que me ruegue ante mis pies. Hacerlo pedir perdón de rodillas ante mi. Pero lo peor es que ni siquiera recordaba su rostro.
Cuánto me gustaría que las cosas hubieran sido diferentes, que yo desde un principio hubiera sido diferente.
Mi hermana y yo quizá nunca fuimos un ejemplo de hermanas como en aquellas películas, pero yo la quería y la extraño. Extraño sus locuras y su forma de ver la vida, sus historias, su sonrisa, simplemente extrañaba todo de ella.
Mis padres nunca fueron una pareja unida e incluso, al igual que yo, mis abuelos arreglaron su matrimonio por conveniencia y situación social.
Me encantaría haber crecido con las enseñanzas de buenos padres, que me cuidaran y protegieran. Aconsejarme de que la vida no es fácil pero que hay cosas por las que debemos luchar. Pero no es así, nunca fue así y tampoco será así.
Mañana me obligarían a casarme. Me obligarían a arruinarme la vida.
Había estado pensando toda una noche en una manera de librarse de la boda, pero no encontraba escapatoria.
No podía escaparme porque no tenía dinero y si tuviera mis padres me encontrarán aún así fuera en el fin del mundo.
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Guerrera - (En edición)
Teen Fiction''No todos pueden super su propio pasado'', me repetía una y otra vez en mi mente mientras las lagrimas se acumulaban en mis ojos, sin poder olvidar aquella horrible noche en la que mi vida se convirtió un maldito infierno. No sabes que de un segun...