Había llegado ya el momento de enfrentarme al mundo tras una larga e interminable rehabilitación. Y aunque sabía que todo esto era por mi bien, no soportaba ya estar encerrada aquí sin ver a mi familia y en especial a Jake.
Había aceptado quedarme aquí un mes más para salir junto con Valeska, quien tenía muchas ganas de conocer a su hija, de verla después de tantos años.
La hora que nos dieron para que nos vinieran a recoger era cerca de las 14:00 a.m por lo tanto, aún nos quedaban algunos minutos y los aprovecharía despidiendome de la gente que con tanto cariño y paciencia me había recibido en aquel lugar.
-¿Ya les llegó la hora? -Preguntó Antonia. Una joven de 18 años de edad, a quien había conocido en una de las actividades-
-Aún nos quedan algunos minutos, vinimos a despedirnos -Sonreí y procedí a abrazarla con firmeza-
-Muchas gracias por todo Bell.
-Gracias a ti, y recuperate pronto, pequeña -Le dí un tierno beso en la frente y deje que se despidiera junto con Valeska-
Fuí en busca de otras compañeras, mientras esperaba que Jake llegará por nosotros.
Le había comentado ya hace un par de meses que Valeska se quedaría a vivir con nosotros junto con su hija, no se había hecho mayor problema e incluso le dió gusto que ayudará a alguien.
-Isabelle y Valeska -Llamaron nuestra atención- ya vinieron por ustedes.
Apenas terminamos de despedirnos de quienes nos habían acogido y ayudado tanto en este tiempo, salimos del centro de rehabilitación haciéndonos ver a un Jake muy ansioso y una pequeña Fernanda que para ser sincera había crecido mucho.
Sentí la emoción y esta vez no la oprimí. Solté las maletas y corrí hacia donde estaba Jake, y apenas me detuve, cargué a Fernanda y abracé a Jake. Pude sentir su olor y la misma emoción que sentía yo. Me sentía en casa. Fernanda y Jake se habían convertido en una hogar para mí.
Ese hogar que anhelaba, un hogar en el que me habían acogido. Ese es el hogar perfecto.
Luego de eso, Valeska se presentó a Jake y saludó afectuosamente a Fernanda.
Hoy sería el día en que Valeska podría ver a su hija después de tanto tiempo, pasaríamos por ella apenas llegará el día de salir de la clínica. Y el día llegó.
Nos dirigimos camino a la ciudad y apenas nos adentramos en ella, cambiamos la ruta, desviandonos por una población de clase social baja.
La calle estaba llena de niños jugando a la pelota, por lo tanto teníamos que tocar la bocina para no herir a nadie, en algunas u otras esquina se encontraban jóvenes adolescentes charlando y riendo. Pasaban señoras con sus niños pequeños en brazos, algunos riendo u otros llorando.
Doblamos en una población que se hizo más estrecha, hasta que finalmente nos detuvimos en una casa amarilla con portón negro. Valeska no espero niun minuto y se bajó del auto, inmediatamente llamó al timbre insistentemente. Me baje apresurada para pedirle a Valeska que se calmara.
-¿si? -preguntó una mujer de unos 65 años en la puerta- ¿a quien busca?
-Buenos días señora -habló Valeska- buscamos a Lorena.
Ella nos miró con cierta incertidumbre y gritó llamando a Lorena.
Al pasar los minutos una mujer pelirroja, de piel morena, ojos claros y de estatura mediana nos miró con cierta sorpresa, se nos acercó a nosotras y con cierta incertidumbre habló:
-¿qué haces aquí Valeska? -Se veía nerviosa, realmente nerviosa. Las manos le temblaban y se podía ver que estaba tiritando-
-¿qué crees tú? -Habló Valeska con cierta fuerza en su tono de voz- ¿dónde está mi hija?- Ella nos quedó observando- Te estoy hablando, Lorena, ¿dónde está?
ESTÁS LEYENDO
Guerrera - (En edición)
Novela Juvenil''No todos pueden super su propio pasado'', me repetía una y otra vez en mi mente mientras las lagrimas se acumulaban en mis ojos, sin poder olvidar aquella horrible noche en la que mi vida se convirtió un maldito infierno. No sabes que de un segun...