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Ya no sé de dónde sacar la plata, pero no importa. Tengo velas de sobra, lo que me preocupa es el agua. Uno no puede ni cagar ahora si no tiene plata, porque el retrete funciona con agua. El agua es importante, en un futuro se harán guerras de agua. Digo, por el agua. Astro está durmiendo cómodo en el sofá. Cal está en mi pieza, el muy pringao. Puedo ver que está babeando uno de mis hojas no arrugadas. La tinta debe ser un puto hoyo negro a estas alturas. Me duele la cabecilla, y me gustaría que se callara mi cabeza. Es como si tuviera un tío que grita. Cada movimiento que hago me duele un montón. Me acercó al tipo y meto mis manos en sus bolsillos. El chaval aún no lo botan de su casa, aunque nunca pasa por ahí, solo cuando está necesitado de plata. No sé cómo se lo siguen dando, pero lo seguro es que no va a extrañar unas lucas de menos. No sabrá de donde las perdió tampoco. Quizás si pregunta le digo que tuvo que pagarle a la pelirroja esa, que se la mamó en los baños del Bar la otra noche. Tiene bastante en sus bolsillos el cabro, lo saco todo dejándole apenas unos billetes de 10. Podría pagar tanta agua con esto, tío. Hasta luz, pero la verdad es que me lo gastaré en más pastillas. Quizás me de ese lujo de poder comprar un libro caro, de editorial. Amo a ese jodido chaval, amo a Cal, de verdad. No sé qué haría sin él. Lástima que solo le he sacado unos pocos besos, el weón le gustan las minas. Yo creo que me besa porque tenemos una confianza. Lo he visto llorar y todo al chaval, quizás cree que porque me gustan los penes soy sensible como una chica, no sé. Cuando éramos pequeños nos masturbábamos juntos. No era nada asqueroso, era algo más como un juego. Veíamos pornografía juntos y siempre lo encontré un asco, el hombre nunca gemía, a veces no le mostraban la cara y solo mostraban esas tetas falsas y los chillidos fingidos que sonaban como a un cerdo de la mina. Se me paraba al ver a Cal, aunque él no tenía ni idea de eso. Ahora creo que debe sospecharlo, me dijo que siempre tenía la sospecha que yo era gay, desde siempre. Y eso que nos conocimos a los 12. No se parece a nada a Astro, pero Cal es un buen amigo. Esa canción chula de escalar murallas de Radiohead sonaba el día en que hicimos esa juramento con sangre, juramos puras tonteras, pero ahora tengo su puta sangre en mí y él tiene sangre de mí, yo sé que por ahí circula algo gay en su cuerpo. Por eso nunca peleamos, creo yo. Porque él me comprende un poco y yo igual. Y si no estamos de acuerdo, nos callamos la boca. Es el único pringao con el que comparto la jeringuilla, no me dejaría meter una aguja ocupada por Astro o John, ningún tío otro. Y por eso creo que puedo robarle el dinero tan fácil, él haría lo mismo conmigo, con nadie más. Si hay que salvar a alguien o condenarlo, es entre él y yo. Siempre ha sido así.

Salgo de la casa y voy a pagar la maldita cuenta esa. Lo bueno de vivir todo el día ido, es que el balance no te sale tan caro, siempre estamos bastante jodidos para pegarnos una ducha o tomar agua. 

Tom MotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora