-Hey, Mot. ¿Quieres ayudarme a hacer un trabajo?-Pregunta John. Miro detenidamente a Tom mientras me llevo el cilindro a los labios. El crío lo mira un rato, no contesta.
-¿Que trabajo?-Pregunta, luego de pensárselo. El tío se tomó su tiempo, el cigarrillo de mierda ya se acabó y lo tiro lejos, chasqueando.
-Pura mierda, Tom.-Digo en voz alta, pero el maldito de John solo se ríe.
-Ganaras dinero, si es que sirves.-Musita John mirando al crío no a mí.
Al final Tom asiente y no me mira. Puto niño de mierda, si necesita dinero solo necesita pedírselo a sus papis ricos, ¿No? ¿Qué estaba pensando?
Rodeo los ojos y me paro molesto. Ni siquiera sé porque estoy molesto.
-Puedes venir con nosotros, si quieres Mike.-Dice John.-Cal no nos puede acompañar.
-Claro que no nos puede acompañar, está en la cárcel.-Musito enrabiado. Cal está en la cárcel, joder. Y ahora John probablemente metería a Tom en la cárcel. ¿Qué tiene el tío con nosotros? ¿No sé puede conseguir amigos de su edad?-Maldita sea, John. Cal está en la cárcel.
Tom y John se miran de reojo. Como si lo que estoy diciendo sea una puta broma. ¿Por qué John mira así a Tom? No tiene derecho a mirarlo así. Es mi tío cuico, que se busque el suyo.
No entiendo nada, joder. Estoy enrabiado porque Cal está en la cárcel, yo no puedo escribir ni una frase con coherencia y John es un puto viejo ladrón. No puedo recordar nada, nada ni una oración de mierda. Simplemente no puedo. Hasta que se prende el foco, y digo lo primero que se me viene a la cabeza.
-Puedo hablar hasta el cansancio y a gritos delante de una asamblea de cien mil rusos: Nadie me entendería. ¿Se dan cuenta de lo que quiero decir?
El túnel. Es un excelente libro para el momento. Un libro que explica mucho lo que a uno le puede hacer la soledad. Y la obsesión. O quizás el personaje principal inhalaba demasiado oleo.
Los dos me miran el silencio. Ya estoy haciendo un show, claro. Ellos no saben nada.
John se ríe después del silencio. Como una tormenta después de la calma en altamar.
-¿Tío, estás bien?-Asiento.
Trato de pensar en Tom y la ventana donde está la mujer mirando el mar. Quizás esa mujer solo estaba mirando la prenda roja que se va con la marea. La prenda roja que se escapa, que jamás recuperara. ¿Tom lo notaría? ¿O sería de esos que no ven el detalle?
-Vamos, párate.-De repente el muy capullo está encima de mí, agarrándome del brazo. Ni siquiera sé cuando volví a sentarme, ni siquiera sé si me paré en realidad. De repente siento que esto cansado. Eso es todo.
Estoy cansado, agotado.
-La prenda roja, John.-Balbuceo, nada tiene sentido. Él me agarra mientras me levanto, pero me cargo en él y termínanos abrazados. - Mi cabeza es un laberinto oscuro.-Vuelvo a decir de memoria.-A veces hay como relámpagos que iluminan algunos corredores. Nunca termino de saber por qué hago ciertas cosas. No, no es eso...-Con la cabeza apoyada en el hombro de John empiezo a sollozar.
John me abraza, me acaricia la espalda. Todos somos unos hijos de puta, pero tenemos corazón. Creo que por eso los considero a todos mi familia.
La vida aparece a la luz de este razonamiento como una larga pesadilla, de la que sin embargo uno puede liberarse con la muerte, que sería, así, una especie de despertar. ¿Pero despertar de qué? Esa irresolución de arrojarse a la nada absoluta y eterna me ha detenido en todos los proyectos de suicidio. A pesar de todo, el hombre tiene tanto apego a lo que existe, que prefiere finamente soportar a su imperfección y el dolor que causa su fealdad, antes de aniquilar la fantasmagoría con un acto de propia voluntad. Y suele resultar, también, que cuando hemos llegado hasta ese borde de la desesperación que precede al suicidio, por haber agotado el inventario de todo lo que es malo y haber llegado al punto en que el mal es insuperable, cualquier elemento bueno, por pequeño que sea, adquiere un desproporcionado valor, termina por hacerse decisivo y nos aferramos a él como nos agarraríamos desesperadamente de cualquier hierba ante el peligro de rodar en un abismo.
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Tom Mot
Teen FictionY quizás solo sea la vida de mierda que crece en mí, esa ideología rebelión que sale de mis poros, que tenía que pasar, tenía que suceder. Mis agujeros no se pueden llenar con lo que mis padres me ofrecen, así que buscaré en otra parte. Buscaré de a...