• En tus manos | Ecko •

Capitulo 25

SAMANTHA POV

Todo pasó demasiado rápido, no sé en qué momento Ignacio apartó de mi a Daniel y mucho menos en que momento lo cagó a trompadas.

Lo que había sucedido con Daniel, el beso... sabía que lo pondría mal, pero no así.

Tomé a Ignacio como pude de la camiseta para poder separarlos y que terminaran ya su pelea estupida pero era muy difícil, los dos pendejos pesaban mucho más que yo y los idiotas amigos de Daniel no hacían nada.

- Daniel, detente... ¡YA MALDICION! — no aguanté más y exploté — ¿PARA QUE DEMONIOS ESTÁN ACÁ USTEDES SI NO AYUDAN? — ellos me miraron "indignados" los descarados y decidieron por fin moverse a detenerlos

Al separarse tomé a Ignacio de la camiseta y lo aparté a un lado, si no lo hacía muy probablemente volvería a cagarlo a piñas, lo conocía bastante y Dani... ese estaba igual.

- Ey — le dije mientras intentaba que controlara su respiración — Ignacio... — intenté pero parecía no escucharme, solo miraba a Daniel; toméis rostro en mis manos e hice que me mirara a mi — Ignacio, por favor para... ¿No vez todo lo que acabas de hacer acá?

- Ahora resulta que el que tu cita sea un pelotudo es mi culpa — dijo alterado — Perfecto Samantha, perfecto.

- Primero a mi no me hablas así, asi que la cortas. — volví a decir — Necesito por favor que ya te controles... ¿se puede? — intenté pero no me escuchaba su enojo era muchísimo, se le notaba — Eres un adulto, comportate como uno entonces si no quieres que la que te termine cagando a trompadas acá sea yo misma.

Él no respondió, no hacía falta. Sin embargo comenzó a reír... pero el momento nos duró muy poco.

La voz de Mica comenzó a escucharse tras de nosotros.

- AMOR... KEKO, AMOR — decía mientras corría hacia él... corría, literalmente pero al verme se detuvo — ¿Que haces vos acá? ¿Por qué estás acá con mi novio? ¿Quien te crees que sos nena?

- Me voy... creo que estás muy bien acompañado ya. — dije ignorando por completo a Mica, no estaba para más problemas — Yo tengo que revisar a Daniel.

Él solo puso cara de culo y ella, bueno... ella no se callaba la boca.

- Seguramente esto es culpa tuya. ¿No te cansas vos de estar rompiéndole las pelotas? Si esta bien acompañado... por mi, SU NOVIA. — decía con un tono de autoridad que me provocaba coraje — Agradecé que no te cago a trompadas acá mismo boluda.

Ignacio intentó intervenir pero de nada sirvió.

- Agradece que en la vida me bajaría a tu nivel y mucho menos por un hombre. ¿Estás loca? — dije con coraje — Quedatelo. Con moñito y todo te lo regalo.

Terminé de hablar y salí de ahí hecha una furia. Tan pendejos que no los tolero ni un minuto más así que decidí ir a ver cómo estaba Daniel.

- Flaca, perdoname de verdad te pido. — comenzó a hablar al verme llegar — Fui un pelotudo, la cague... la cague mal.

- Tranquilo — respondí intentando controlar mi enojo — Estoy acostumbrada a que la gente la cague cuando se trata de mi. — este solo le miró con un poco de lastima — Me voy yendo ya, pediré un Uber.

- No, pero yo te llevo a tu casa, que te vas a ir vos sola... ¿sos tarada? — respondió él con un toque de gracia, supongo que el alcohol lo estaba haciendo actuar así

Voltee a ver y aún estaba Ignacio con la pesada de Mica llenándolo de besos y él de lo más querido.

- Sabes que — lo pensé y si, definitivamente si — Acepto. — respondí al fin — Llevame a mi casa. Ah, y por lo de antes, podías preguntar al menos si me podías besar o no... atrevido

Dani comenzó a reír y se acercó a mi, estaba todo jodido tenía morados en todos lados el pendejo.

- ¿Y puedo? — dijo tomándome por la cintura haciendo que mis nervios aumentaran muchísimo

Por un momento me quedé analizando la situación y volví a mirar a Ignacio. Pareciera que se le había olvidado que hace 3 segundos estaba a su lado.

- Sí — respondí intentando convencerme a mi misma que era la mejor opción

Dani se acercó a mi y volvió a besarme. Me besó suave, un beso que trasmitía seguridad... un beso que me hizo olvidar que Ignacio se estaba comiendo a Mica justo a mis espaldas.

- ¿Vamos? — dice separándose de mí extendiendo su mano mientras sonreía

Suspiré y le devolví la sonrisa

- Vamos — respondí