Capítulo 24. Un favor

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Ana Banana

Hola

¿Que tal?

Mimi 

Holiii

Bien

Tu??

Ana Banana

Tengo que pedirte algo...

Mimi

Claro dime

Ana Banana

Si no puedes no pasa nada, sin compromiso, de verdad

Mimi 

Pero a ver dime Ana, ¿de que se trata?

Ana Banana

Tengo que ir a comprar los regalos de Navidad y no encuentro hueco en la agenda, quería ir este martes por la mañana, pero tengo que pasar por el estudio y no me dará tiempo, y ya se me está tirando el tiempo encima...

Vaya como que Navidad es en una semana...

La única opción que encuentro es ir una tarde, pero tendría que dejar a Mía en algún lado y Aitana está a tope con su disco estos días y le es imposible...

Mimi

Ana Banana

Si que? Si aún no te he pedido nada

Mimi 

Que si, que me puedo quedar con Mía

Y eso no es un favor, que ya sabes que es todo un placer estar con ella

De verdad, si nos llevamos genial 🥰

Ana Banana

Pero estás segura ¿eh?

Voy a tardar lo mínimo posible, iré al centro, calculo que solo será una hora y media, dos horas maximo.

Mimi

Quedate el tiempo que quieras Ana, enserio

Te mereces una tarde para ti sola


Ana había insistido en que iría ella a buscar a la niña al colegio, pero la conseguí convencer para que se fuera a merendar ella sola por allí y disfrutase de las calles de Madrid y de las compras de forma tranquila. Mía me parecía lo más adorable del mundo y no me suponía ninguna molestía estar con ella, es más me distraía un montón de mi monotona vida. Así que tal y como quedamos fui a buscar a la pequeña al colegio, cuando llegué allí no pude evitar sentirme algo agobiada, había muchísima gente, y aunque ya hacía más de dos meses de mi llegada a Madrid y ya andaba con total normalidad por la calle, era la primera vez que me enfrentaba a una muchedumbre de aquellas características. Por suerte, todo aquello no me pilló de sorpresa, así que fui precabida y me vestí bastante discreta, un moño, unas gafas de sol y ropa oscura, probablemente todas aquellas caras sabían perfectamente quién era, pero vestida de esa forma nadie me reconoció. Llegué algo temprano así que tuve que esperar, justo donde me había dicho Ana, durante unos minutos, sonó el timbre de la escuela y empezaron a salir niños por todos lados, allí sí que me agobié de verdad intentando localizar a Mía y evitando ser atacada por esa manada de niños.

Tiempo Perdido | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora