Capítulo 31

4.1K 172 8
                                    

Capítulo editado y mejorado

Oí unos golpes en la puerta. El corazón me dio un brinco y no me salió la voz. Pero aun así, Aaron abrió la puerta del baño y apareció, mojado y resplandeciente por la ducha, con una toalla alrededor de la cintura, y allí estaba yo mirándolo boquiabierta. Mientras pensaba que no existía nada más increíble en el mundo que ver a Aaron Hampson recién salido de la ducha.

-Ves, esta vez también he llamado a la puerta – bromeó pasándose una mano por su pelo mojado -.

-Me alegro que estés practicando – puse los ojos en blanco -.

-¿Has terminado de desnudarme con la mirada? – preguntó sonriendo -.

Me ruboricé.

-Ah- es lo único que conseguí decir -.

-¿Estas bien? – me preguntó frunciendo el ceño -.

Yo asentí rápidamente.

-¿Has perdido el habla? La emoción de dormir conmigo te recorre el cuerpo ¿no?– dijo ampliando su sonrisa -.

Le saqué el dedo corazón y él se rio aún más.

-Creo que he dejado la ropa por aquí – echó un vistazo a la habitación -.

-Si, está aquí – Cogí la ropa que Aaron había dejado caer antes -.

Se acercó a mi lado y se la di.

-Como soy una persona muy vergonzosa – comenzó a decir, y yo enarqué una ceja – voy a vestirme en el cuarto de baño.

-¿Vergonzosa? Creía que esa palabra no te definía para nada – bufé -.

-Me has pillado – asintió – Simplemente no quiero que te de un ataque al corazón al verme desnudo.

-Ni que fuese a mirar – Respondí con indiferencia.

Claro que iba a mirar. Es más, me moría por mirar. Pero no iba a decirle nada de eso.

-¿Sabes que cuando mientes una fina arruga nace en tu frente? – me aseguró en tono muy serio -.

-¿Qué dices? – Me levanté de la cama, dirigiéndome a un pequeño espejo de cuerpo entero situado junto a la cama -.

Observé mi cara atentamente. Pero no encontré ninguna señal que me delatase. En ese momento la risa de Aaron inundó la habitación. Me volví hacía él.

-De ese modo se pilla a una mentirosa – murmuró, guiñándome un ojo -.

-¡Idiota! – exclamé -.

Me dedicó una última sonrisa antes de volver a meterse en el baño. Sacudí ligeramente la cabeza y volví a la cama. Me acomodé en el extremo derecho, intentando estar lo más lejos posible de él. Al cabo de un rato, Aaron volvió a interrumpir en la habitación.

-¿Ya vas a dormir? -preguntó en tono suave – Pensé que íbamos a jugar un poco.

Lo miré con los ojos abiertos y tragué nerviosa.

-Ju..Jugar – tartamudeé -.

Aaron me dedicó una mirada tierna.

-A las cartas – aclaró mirándome, y sonriendo perversamente -.

-Oh, eso – dejé escapar todo el aire de golpe -.

-¡Pero bueno! Elena, ¿estabas pensando en otro tipo de juegos? – me guiñó uno de sus preciosos ojos verdes -.

Me tumbé sobre la almohada y le di la espalda.

-Ya basta- contesté – tengo sueño, apaga la luz.

Mientras dureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora