Capítulo 37

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Capítulo editado y mejorado

Abby nos había mandado un mensaje, en el que proponía que nos viésemos esa tarde en su casa. Hacía una temperatura estupenda ese día en Berkeley. Y el sol estaba irradiando su abrumador calor como de costumbre. Me apetecía un montón volver a ver a Abby, así que no pude negarme a ese plan de solo chicas que nos había propuesto. Acepté sin pensármelo dos veces. Ya me estaba imaginando flotando sobre la piscina con uno de los flotadores hinchables con formas de animales que Abby y Cody tenían.

<¡Ya estoy impaciente por que lleguéis! Voy a ir preparando los mojitos :) >

Nos había puesto en su último mensaje.

Guardé el teléfono móvil en el bolsillo interior de mi bolso, y me lo colgué al hombro. Teníamos por delante una hora libre, ya que uno de nuestros profesores había faltado ese día. Por lo que me dirigí con Eric a la cafetería que estaba frente a la universidad, ya que esa siempre estaba un poco menos atestada de gente. Encontramos una mesa libre y nos sentamos. Enseguida llego la camarera y nos tomó nota. Eric pidió un batido de vainilla con extra de nata. Yo por mi parte prefería un sencillo zumo de naranja.

-¿Algo más chicos? – se dirigió la camarera a nosotros -.

-Por mi está bien, gracias – dije -.

-Yo igual – murmuró Eric sin apartar la vista de la carta – oh y un sándwich de queso, por favor.

La camarera asintió y nos dedicó una leve sonrisa antes de dirigirse a otra mesa.

-Creo que es una extraña combinación – bromeé -.

Eric puso los ojos en blanco.

-Déjame decirte que todo con un batido de vainilla sabe mejor – dijo él -.

-Lo tendré en cuenta – asentí -.

Dejé mi bolso en una silla libre que había a mi lado. Y cogí una servilleta intentando hacer un pequeño avión.

-Oye – comenzó a decir Eric - ¿Hablaste con Aaron sobre lo que te preocupaba?

Terminé de alisar el papel, con el que estaba haciendo la estructura del avión. Y lo miré.

-Pues si – le dediqué una sonrisa – y tenías razón lo mejor que pude hacer era hablar con él de todo lo que me rondaba por la cabeza.

-Sabía que todo saldría bien – Eric apoyó los codos sobre la mesa -.

-Si te digo la verdad fue todo tan surrealista que cuando te lo cuente no te lo vas a creer – le aseguré -.

En ese momento llegó nuestro pedido. Dejaron frente a Eric el batido de vainilla con extra de nata y su sándwich. Debía reconocer que el batido tenía una pinta estupenda. La próxima vez, iba a pedir uno igual. Le dimos las gracias a la camarera antes de irse. Y le di el primer sorbo a mi zumo de naranja. Estaba buenísimo. Me encantaba el frescor que dejaba tras cada sorbo. Sabía que a mucha gente puede que no le gustase el zumo de naranja, pero para mí era uno de los mejores sabores del mundo.

-Cuéntame que paso – Eric se llevó una cucharada de la nata del batido a la boca -.

Un poco de nata se le fue escurriendo por la barbilla. Me llevé una mano a la boca para evitar reírme, ya que él no se había dado cuenta. Le pasé una servilleta para que se limpiase.

-Toma – le entregué la servilleta y el la cogió -.

Se limpió y sonrió con timidez.

-Gracias, Elena.

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