Nunca subestimes el amor de una madre.
Bakugo entendió ésas palabras justo en el momento exacto.
El amor también puede llegar del cielo.
| KiriBaku
| Romance intenso
| No Quirks
| Fantasía
• Los personajes pertenecen a Kohei Horikoshi. •
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Su cuerpo cayó rendido en cuanto sus orbes no lograron localizar a Kirishima por ningún lado, se encontraba en el coliseo, fue el último lugar que su mente pudo pensar entonces, la angustia no le dejaba pensar con claridad, estaba hecho un desastre. Había buscado en cada lugar en donde el pelirrojo tenía conocimiento necesario para poder vagar libremente, los ríos, la casa de Tsuyu, el lugar concurrido por ambos donde comían alguna comida no saludable, todos.
Miró sus manos las cuales descansaban en el frío y solido suelo, había pasado tiempo desde que la impotencia abundó en él, no era muy común sentirse de aquella manera, de hecho, jamás fue necesario, pero no podía negar que se estaba preocupando mucho y no era para nada bueno.
¿Dónde estaba Kirishima?
—¿Tampoco está aquí, hermano? —Una segunda voz se unió al silencio atosigante, era la voz de Kaminari. Volteó hacia él con lentitud y se sorprendió al ver que todos se encontraban ahí, inesperado.
—¿Qué mierda?
—Yo... le avisé a los demás. —Uraraka rascó su nuca nerviosa. —Sentí que era necesario.
—Tranquilo, Bakugo.—Esta vez musitó en silencio Sero. —Lo encontraremos, éste pueblo es pequeño y no habitan personas tan malas, quiero decir...
—Sero, no estás ayudando. —Mina lucía un rostro acongojado, se acercó al rubio e inclinó su cuerpo para tenerlo cerca. —Kirishima no esperó por ti. ¿Lo lastimaste o algo así?
¿Con qué derecho esa chica rosada le acusaba sin ningún tipo de miedo a morir?
—Vete a la mierda. Yo no le hice nada, no los necesito yo lo encontraré solo. ¿Escucharon, malditos segundones? —Bakugo se levantó de aquel lugar con la mera intención de abandonar el lugar rápido.
—Viejo, no te pongas así, sólo queremos ayudar. —Kaminari, dispuesto a un puñetazo en la cara, se colocó a su frente impidiéndole el paso. —Kirishima es nuestro amigo también.
—Estamos hablando de un chico que aún no se acostumbra totalmente a nuestro pueblo.
Mina se colocó a un lado de Sero para darle la razón. —Exacto, y por ello también necesitamos saber qué fue lo que pasó exactamente, Bakugo...
El aludido apretó con bastante fuerza los dientes y como acto final, sólo suspiró.
—Tenemos que encontrar a Kirishima. —Susurró Uraraka con el ceño triste.
Bien, eso era cierto, debían encontrar a Kirishima, al menos colaborar con esos sujetos podría ser de ayuda, eso era lo que constaba reconocer. Aunque, había una pequeña duda que le estaba molestando un poco. —¿Sólo lo saben ustedes? —Cuestionó devolviéndose para mirarles seriamente.
