Capítulo 30🌘

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REGRESO 

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Destellos...

Lo primero que sus ojos vieron fue la imponente oscuridad de la noche, pronto sus orbes repararon en el lugar exacto donde yacía y sin poder encubrir la emoción que incendió su ser, ambas de sus manos formaron puños temblorosos y ansiosos. Extrañaba la brisa del aire golpear su piel, aunque varios estremecimientos aparecieron súbitamente por el sorprendente frío, no dejaba de ser extremadamente perfecto para él. Comenzó a dar los primeros pasos hacia los alrededores del bosque, su objetivo era llegar al río donde, por supuesto, juraba que alguien lo estaba esperando.

Deseaba que estuviera ahí.

Por dentro le carcomían las ansias y el deseo, había estado con un sentimiento de desespero absoluto donde lo único que invadía su corazón era la emoción, su madre claramente le había indicado que fuera, y, cielos, jamás pensó que los nervios fueran tan severos y duros de tragar.

A pesar de haber estado lejos de todo aquello, le sorprendió de sobremanera la facilidad con la que pudo encontrar el lugar, era extraño, como si estuviese siendo guiado por su propio corazón. No fue entonces que un gesto gobernó sus labios en cuanto, a pesar de la oscuridad del momento, los reflejos del hermoso lago daban directamente a una presencia yaciente debajo de un árbol.

Sonrió.

Santo cielo, la sonrisa que se alojó en sus labios fue imposible de borrar.

Y esque, por todos los santos, seguía estando hermoso, tan perfecto como lo había recordado la última vez que le vio, o incluso mucho más. Pudo sentir como miles de sensaciones se alojaban en su estómago de súbito, fue tanta la conmoción que sintió un repentino mareo. Pero aquello no le detendría ni mucho menos, había estado esperando por ese momento bastante tiempo y gozaría de ello hasta donde su razonamiento lógico le permitiera.

Dudoso, pero sin duda emocionado, Kirishima caminó un poco más asegurándose de no interrumpir el sueño que Bakugo estaba teniendo ¿Había estado esperando por él mucho tiempo? Se sintió culpable, el rostro del rubio estaba rojo por el frío y sus labios, tan perfectos y finos, yacían con un leve violáceo demostrando así la baja temperatura del cuerpo adverso. Se agachó a su altura y guiando su temblorosa diestra, tomó el rostro de Katsuki en su dominio, tan suave pero frío, el tacto le envió una corriente placentera a todo su ser, Kirishima tragó saliva y trató de crear una sonrisa pero falló en su burdo intento.

Quería llorar.

Por todos los cielos, él quería derrumbarse y llorar como la última vez que lo hizo, necesitaba escucharlo, necesitaba ver de nuevo aquel perfecto rojo de aquellos ojos. Necesitaba todo, sus orbes miraban al cenizo como si fuese lo más delicado que sus falanges pudieran acariciar, algo como una piedra preciosa y vanidosa. Le costó bastante razonamiento el hablar de nuevo después de mucho tiempo:

Hijo de la Luna || KiriBaku || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora