Capítulo 32🌘

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FELICIDAD




/penúltimo

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/penúltimo.🥺❤️




—Mis padres no están. —Bakugo regresó a su habitación sin molestarse en cerrar la puerta. 

Kirishima yacía recostado en la cama con las sabanas cubriendo su cuerpo desnudo, se impresionó ante aquella noticia y tomó asiento en el colchón colocándose angustiado. —¿No están aquí? Bakugo ¿D-Dónde…

—Seguramente la vieja bruja supuso qué sucedía y se fueron antes de que nosotros llegáramos, es como te digo. —El rubio se hundió de hombros y tomó asiento en la cama. —Ella es una bruja sabelotodo, no bromeo cuando lo digo. —En eso entonces procedió a buscar el resto de su ropa, sin embargo, sintió la presencia del otro colocarse detrás para abrazarle. 

—No llames así a tu madre, Bakugo, ella por lo menos se tomó la molestia de darte tu espacio. —Kirishima fue recorriendo la piel lechosa a su antojo con besos húmedos. —Bueno, quiero decir, nos dio a ambos… 

Katsuki pudo sentir cómo su cuerpo reaccionaba a las pequeñas muestras de afecto de parte del otro, al parecer, no había sido suficiente para él aún. Sin embargo, ladeó el rostro para dar un beso corto a la mejilla adversa. —Tomemos un baño ¿Acaso no quieres avisarle a los otros de tu llegada? 

Fue ahí entonces Kirishima se colocó en sus sentidos. —¡Sí! Quiero…. Verlos. Necesitamos avisarles que-

—Entonces levanta tu trasero, démonos un baño, rápido. —Bakugo se colocó de pie totalmente dispuesto a adentrarse a su cuarto de baño. Kirishima, por supuesto, se enderezó para seguirle con las últimas palabras del rubio recorriendo su mente. 

—¿Nos bañaremos juntos? 

Katsuki no se tomó la molestia de contestar, en cambio, su respuesta fue dejar la puerta de su baño totalmente abierta para el otro, y sin esperar más, el pelirrojo sonrió con mera felicidad. 

Claramente el momento fue aprovechado, después de una hora llena de caricias, besos y ducha, ambos se limitaron a arreglarse y por ende la habitación del cenizo, éste era estricto en base a la organización de sus cosas y por ningún motivo haría excepción con el hombre que amaba. No estaba seguro a qué hora llegarían sus padres, pero tampoco le importaba demasiado. Salieron de casa siendo recibidos por el frío abrumador de la mañana. Los sonidos ensordecedores del pueblo tan sólo les recordaba que había varias cosas qué hacer ése día: Una de ellas era avisar a sus compañeros la grandiosa noticia. 

La primera en recibir las novedades, no era nadie más que una pequeña castaña sentimental.

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Hijo de la Luna || KiriBaku || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora