PERDONAR
Bakugo consideraba los sueños como su propio refugio, era el único lugar donde verdaderamente podía descansar de sus pensamientos y su propio subconsciente, algunas veces el mismo sueño le pasaba factura por sus vagos recuerdos o el costo de un mal día, sin embargo, no dejaba de ser algo realmente apreciado para él. Cuando llegaba el momento de despertar hacia la cruel realidad, una manta parecía desaparecer de sus orbes y dejarle ver a su frente nuevos obstáculos.
Siempre estaba preparado para ello, con bastante motivación y confianza.
Sin embargo, aquel grato sentimiento no era el mismo desde hace tiempo, por esa misma causa cada vez que dormía lo hacía con cierta duda y aprensión. Esa noche era una de las pocas donde yacía algo de tranquilidad, no sólo por el hecho de haber tenido buen contacto con su padre o por las grandiosas palabras de su mamá, también por el sentimiento de confianza que le hizo tener de un momento a otro. Fue por ello que no le sorprendió en lo más mínimo aquella presencia en su sueño:
|Bakugo pudo distinguir de entre tanto blanco algunos árboles, césped y poca variedad de flores y plantas. Miró con cierta duda a su alrededor y por ende a él mismo también, se sorprendió al reconocer que portaba su vestimenta de combate y capa, pocos segundos después noto que en ése lugar no hacia frío, era un agradable clima cálido y templado. Por puro acto de inercia revisó en su costado derecho con la idea de tomar su espada, sin embargo, se sorprendió de súbito al reconocer que no la traía consigo, un ápice de intranquilidad le inundó pues su compañera de batalla jamás le abandonaba.
¿Era por algo en especial que no la llevaba consigo?
Permaneció inmóvil por varios minutos, había tomado asiento en el césped y su visión se limitaba al paisaje corto y ambiguo, ya que era de noche no lograba distinguir otra cosa. Fue cuestión de unos extremadamente largos minutos que el sueño cobro sentido y la causa fue la nueva presencia que se estaba acercando por su frente. Bakugo no se inmutó en lo más mínimo, de hecho, era como si hubiese esperado por ella todo ese tiempo.
La última vez que había sabido de ella fue un día después de perder a Kirishima, las cosas no habían terminado bien esa noche y estaba seguro que podía solucionar todo en ese momento, sólo necesitaba tranquilidad y serenidad.
Extrañamente, él se sentía tranquilo, y sereno.
Alzó sus perspicaces orbes rojizos y la observó con detenimiento, la luna, tan brillante y hermosa, yacía de pie a unos cuantos metros de distancia y portaba consigo una expresión nula, Katsuki no sabía si aquello se podía distinguir como molestia o enojo, sin embargo, aquello no le iba a hacer vacilar.
—Tan sólo quiero hablar...—Susurró Bakugo con aquella gruesa voz que poseía.
La mujer, lista y decidida, dio unos cuantos pasos hacia el rubio quien seguía sentado en el césped. No respondió con palabras, pero de alguna manera realizó la acción al ver directamente los ojos de Bakugo.
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Hijo de la Luna || KiriBaku ||
Roman d'amourNunca subestimes el amor de una madre. Bakugo entendió ésas palabras justo en el momento exacto. El amor también puede llegar del cielo. | KiriBaku | Romance intenso | No Quirks | Fantasía • Los personajes pertenecen a Kohei Horikoshi. •